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Creación de la Fundación de Santa María la Real para estudiar la historia de Castilla

El monasterio cisterciense de Santa María de Bugedo, cuya restauración le ha valido a su promotor, Rafael Pérez Escolar, la concesión de uno de los premios Europa Nostra de este año, se va a ver enriquecido con la creación de la Fundación de Santa María la Real, una institución de carácter cultural dirigida fundamentalmente al estudio del origen y desarrollo histórico de Castilla.La iniciativa de crear esta fundación ha partido igualmente de Rafael Pérez Escolar, un abogado madrileño que se autodefine como un enfermo del mal de la piedra por su afición a todo tipo de monumentos antiguos. Su idea, una vez restaurado el monasterio, es, que éste tuviese vida, y para ello nada mejor que volver a instaurar la actividad cultural que antiguamente tenían estas abadías. En la actualidad, en los estantes de la gran sala monacal dedicada a biblioteca se empiezan a agolpar miles de volúmenes procedentes de donaciones de fondos bibliográficos de particulares y se llevan contabilizados más de 80.000 volúmenes.

La fundación estará abierta a todos los investigadores de la historia castellana y del arte en general. Con este motivo está provista la creación de unas becas sobre la historia y el arte de los monasterios cistercienses. El presidente de honor de la nueva fundación es el historiador Claudio Sánchez Albornoz, al que, según Pérez Escolar, lo que más le hubiera gustado es poder estar en Bugedo clasificando y llevando la biblioteca.

El monasterio de Santa María de Bugedo se encuentra a unos treinta kilómetros de Burgos, en la agreste zona de Juarros. Fundado en el siglo XII por un conde castellano, estuvo ocupado durante siglos por monjes cistercienses, cayendo después en el desuso y el olvido. "Cuando accidentalmente lo encontré en uno de mis viajes, se encontraba prácticamente en estado ruinoso. Esto ocurrió hace ocho años, y, pese a su deterioro, el rechazo fue instantáneo".

Así, Pérez Escolar, que prefiere el calificativo de promotor al de mecenas, empezó a hacer gestiones para la compra del monasterio. El objetivo no fue fácil, puesto que la propiedad estaba muy repartida, pero al final se pudo hacer la compra y la correspondiente restauración, tan perfecta que obtuvo uno de los reconocimientos internacionales más importantes: el Premio Europa Nostra. La restauración no ha sido nada fácil; cuando empezamos, las cubiertas estaban destrozadas y la capa vegetal sobresalía del techo más de seis metros. Había hasta árboles y, en conjunto, todo parecía sepultado por la maleza. La nave mayor de la iglesia, románica y ojival, se había convertido en establo, y por el patio del claustro campaban tranquilamente las ovejas. Ha sido una reconstrucción penosa, cara y lenta, pero, en fin, ha merecido la pena, porque hemos podido rescatar este monasterio".

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