La Administración pone en marcha un plan para eliminar los excedentes de alcohol vínico
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación está preparando un plan de actuaciones sobre el mercado del vino con el fin de dar salida a los actuales excedentes, tanto de vino como de alcohol. Con respecto a este último producto, se ha decidido no hacer más ha destilado y desviar toda la producción hacia los rectificados, que son los que tienen mejor salida actualmente.
En esta línea de deshacerse de los actuales excedentes está prácticamente ultimada una operación por la que se exportarían cerca de 500.000 hectolitros de alcohol, aunque no se ha hecho público el país o los países a los que irían destinados, ya que todavía no se ha firmado el contrato. Según ha manifestado a EL PAIS José Luis García Ferrero, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, se va a proponer la sustitución de todas las importaciones de alcohol y utilizar las existentes en el mercado interior en las mismas condiciones de precios para que no salga perjudicado el sector consumidor."También vamos a evitar que las melazas vayan a alcoholes, productos de los que hay un gran superávit, y se destinen a piensos para la alimentación de la ganadería, de los que tenemos déficit. Asímismo seguimos estudiando con Campsa la posibilidad de utilizar el alcohol de origen vínico para carburantes", ha señalado José Luis García Ferrero.
Toda esta campaña de eliminación de los excedentes de alcoholes se verá completada con una operación publicitaria, en televisión sobre todo, similar a las que se han hecho con otros productos, destinada a aumentar el consumo de vino y de los mostos, aspecto este último que no está lo suficientemente promocionado en España.
Tres millones de hectólitros de excedentes
De acuerdo con los últimos datos de la Dirección General de la Producción Agraria, se espera para la campaña 1982-1983 una producción de 39 millones de hectolitros de vino, cifra superior en un 15% a la de la campaña pasada, durante la que tuvo que intervenir la Administración comprando seis millones de hectolitros de vino. Con estos precedentes, la cifra que recogerá el Servicio Nacional de Productos Agrarios a lo largo de los próximos meses superará la anterior. Mientras tanto, el Servicio Nacional de Productor Agrarios (SENPA) tendrá almacenados a finales de este año unos tres millones de hectólitros de alcohol, cifra que se habrá incrementado a finales de 1983.Por su parte, el Centro Nacional de Jóvenes Agricultores (CNJA) evalúa en 43,5 millones de hectolitros la cosecha de vino de este año. Según este sindicato agrario "al no haberse puesto en marcha algún plan que permitiese cambiar paulatinamente el sistema de regulación, basado en la transformación de vino en alcohol, nos encontramos con que la propia regulación está agotando al sector, al ser la Administración incapaz de dar salida al alcohol vínico que almacena".
Esta organización ha solicitado a la Administración que ultime las negociaciones con Campsa para que el alcohol, una vez deshidratado, sea empleado para mezclas con gasolina, sistema utilizado por otros países. Igualmente, es necesario que la mesa especializada en viticultura continúe sus trabajos cara a conseguir un programa a medio plazo que permita solucionar el gravísimo estado en que se puede encontrar uno de los sectores de tipo social más importantes".
Mientras tanto, ha comenzado ya la recolección de la uva en las zonas más problemáticas, como La Mancha y la Tierra de Barros. Según las primeras impresiones, la cosecha va a ser inferior a la prevista, ya que la uva se presenta en peores condiciones, debido a la falta de agua que han padecido los viñedos durante los meses de agosto y septiembre, lo que ha provocado que el fruto no engordara. Con todo, la cantidad que se recogerá empeorará la actual situación.
En algunas zonas de la Rioja ha comenzado ya la vendimia de este año, con buenas perspectivas en general. No se espera, sin embargo, que se alcancen los niveles excepcionales de cantidad (150 millones de litros) y calidad de la pasada campaña. Los precios indicativos que se están pagando por la uva este año, entre treinta y 35 pesetas el kilo, están próximos a las demandas de los agricultores. El año pasado, el exceso de oferta produjo una fuerte caída en el precio de la uva, que llegó a pagarse, según zonas, alrededor de veinte pesetas el kilo, informa Antonio Morán.
Durante los últimos cuatro años, no ha sido posible sentar a la mesa a bodegueros y agricultores para fijar con antelación los precios de la campaña. Y cuando esto se hizo, su efectividad fue nula, terminando por imponerse el mecanismo de la oferta y la demanda. Mientras tanto en la próxima reunión del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja tratará de señalar una serie de precios orientativos que sirvan como referencia.
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