Una historia sobre el muro de Berlín, estrenada al margen de la Berlinale
Al mismo tiempo que el festival internacional de cine de Berlín Oeste, la Berlinale 82, abría el pasado viernes su 321 edición, con la película del armenio-francés, Henri Verneuil, Un billón de dólares, a unos centenares de metros se estrenó, con gran aparato propagandístico, Con el viento hacia Occidente, la historia de dos familias de la República Democrática Alemana a la República Federal de Alemania.
En esta ocasión, el director de la Berlinale, Moritz de Hadeln, tiene razón. Después de una larga guerra propagandística, por el rechazo de la dirección del festival de Con el viento hacia Occidente para la inaguración, se proyectó en Berlín Oeste la película en una especie de contraapertura.Con el viento hacia Occidente, producida por Walt Disney, distribuída por la 21)th Century Fox, y dirigida por el veterano de Hollywood, Delbert Mann (Marty y Un pijama para dos, entre sus obras) es todo menos una película digna de festival. El estreno del viernes, en Berlín Oeste, estuvo patrocinado por el editor periodístico, Axel Cesar Springer, que controla la casi totalidad de la Prensa en la vieja capital alemana. El público se identificó inmediatamente con los héroes de la sensacional fuga en globo de dos familias, cada una con dos niños, por encima de las alambradas y los campos de minas que separan las dos Alemanias; cuando el globo cae en Baviera, en la noche del 16 de septiembre de 1979, aparece una patrulla de policía y uno de los fugados pregunta: "¿Estarnos en Occidente?". El policía responde: "Claro que sí". El público rompió en aplausos.
Las cosas ocurrieron realmente así aquel día de septiembre, pero, aparte de detalles aislados y la base fundamental de la historia, la fuga en globo de la RDA hacia la RFA, todo parecido con los hechos es pura coincidencia.
Oficio de Hollywood
Con el viento hacia Occidente empieza con imágenes reales de la construcción del muro de Berlín y las alambradas y campos de minas que separan la RDA de la RFA. Siguen los títulos de crédito, con los nombres entre alambres de espinos y esto anticipa lo que viene después.Con el oficio del cine de Hollywood, se consigue dar emoción a una historia de la que todos saben el final. La música y los efectos especiales sirven para dejar bien claro dónde están el bien y el mal. Cuando los buenos ganan al final, no queda más remedio que aplaudir, porque todo el público sufrió mucho en su identificación con esas dos familias en busca de la libertad. La realidad del muro y las alambradas es suficientemente fuerte y patente en una ciudad como Berlín, sin necesidad de recurrir a todo el montaje propagandístíco organizado por el zar de la Prensa alemana, Springer, en colaboracion con multinacionales cinematográficas y políticos locales de la democracia cristiana berlinesa.
La fuerza tremenda de la fuga de las dos familias basta para documentar el horror de un país que encierra a sus ciudadanos, sin que haga falta recurrir al truco de acumular monstruosidades que se producen aisladamente, pero, amontonadas en una película, la convierten en una caricatura. Menos mal que, al final del estreno en Berlín, saludaron al público los protagonistas auténticos de la fuga en globo, al lado de dos actores alemanes que hicieron de malos.
Por otra parte, ha causado sorpresa en los medios de la Berlinale la retirada del filme de Carlos Saura, que mañana se estrena en Madrid, Dulces horas, que estaba programado para su proyección fuera de concurso y que ha sido retirado a última hora atendiendo a conveniencias del productor francés que coproduce esta película del director español, quien ya obtuvo premios en este importante certamen cinematográfico.
Aparentemente, el coproductor francés de Dulces horas prefiere que este filme se presente en el próximo festival de Cannes, hecho que haría posible una mejor promoción de la película en el mercado francés.
Babelia
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