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La casa de Goya en Fuendetodos sigue amenazando ruina, a pesar de las promesas oficiales de restauración

Un panorama realmente sombrío se cierne sobre los proyectos para revitalizar Fuendetodos, en Aragón. Seis meses después de la espectacular campaña de ayuda, nada ha cambiado en esta localidad aragonesa donde nació Goya. No se ha movido ni una piedra y todo sigue igual. La casa natal del pintor continúa amenazando ruina, el pueblo está sin agua corriente, entre otras carencias, y el viejo desánimo, fruto de tantas promesas incumplidas, volviendo a sus habitantes.

La desidia y la burocracia parecen haber condenado a Fuendetodos a la peor de las dos alternativas que señalaba EL PAIS hace casi un año (20-1-1981) cuando denunció la situación de este pueblo, es decir, la de hundirse definitivamente, cuando sus posibilidades reales hubieran hecho posible un futuro mucho más prometedor.La campaña de junio fue de una brillantez inusitada: doscientos artistas españoles de prestigio donaron sus obras y se recaudaron en la subasta -y en una suscripción popular- seis millones y medio de pesetas; los organismos oficiales prometieron su ayuda para restaurar la casa, y hasta el Patronato que la tiene en usufructo se reunió -algo poco frecuente en los veinte años que lleva a cargo del edificio- y habló de impulsar los proyectos.

La realidad actual es que las obras no han comenzado. El Ministerio de Cultura dijo en aquellas fechas que encargaba el proyecto al arquitecto colaborador del Patrimonio en Zaragoza, Angel Peropadre, pero luego cambió de opinión. Los seis millones y medio de la subasta destinados a construir un museo y centro de cultura en el pueblo están paralizados y no hay proyecto concreto de lo que se va a hacer con ellos. «El dinero está intacto», declaró a este periódico el alcalde Fuendetodos, «pero no dan orden para hacer nada».

La orden la esperan del Patronato de la Casa, que en su reunión, celebrada antes del pasado verano, decidió hacerse cargo también del centro cultural, frente a las protestas del alcalde, que prefería crear un patronato municipal para llevar adelante este proyecto. No ha habido después ninguna otra reunión y por tanto todo está parado.

El incierto destino del Festival de la Tragedia

El otro gran proyecto, el de hacer en Fuendetodos un Festival Mundial de la Tragedia, lleva un camino similar. La idea fue de la Unesco, que estaba dispuesta a patrocinarlo y que envió repetidamente a sus técnicos para hacer estudios y propuestas acerca de cómo realizarlo. La Unesco advirtió que nada sería posible sin la colaboración de los organismos públicos de Aragón y sin una responsabilización de sus gentes, y, ante las continuas dilaciones, fijó como plazo el mes de septiembre para que Aragón adoptara una decisión vinculante.La idea de la Unesco fue apoyada desde el comienzo por personas de la vida cultural de la región, pero los políticos decidieron excluirlos y tomar el asunto bajo sus riendas. Se formó una comisión integrada por la Diputación General, las diputaciones provinciales -aunque sólo la de Zaragoza ha asistido a las reuniones-, el Ayuntamiento de Zaragoza y la Delegación de Cultura. Nombraron como director del festival a Mario Antolín y encargaron un proyecto técnico y económico, que se presentó en tres alternativas, cuyos costes ascendían respectivamente a 75, 65 y 50 millones de pesetas, cifra esta última que la Unesco consideraba mínima para hacer el festival con dignidad.

La comisión decidió como primera medida prescindir de los servicios del organismo internacional y realizar el festival por sus propios medios. Desestimó los tres presupuestos y encargó un cuarto más reducido, que tampoco pareció procedente. En la actualidad se trabaja en una quinta alternativa que, como mucho, se propone invertir unos diez millones de pesetas. Pero no hay nada decidido, ni siquiera las aportaciones económicas para sufragarlo. Sólo el Ayuntamiento de Zaragoza se ha comprometido a aportar dos millones y medio de pesetas, y el Ministerio de Cultura ha manifestado que su contribución podría llegar hasta un millón de pesetas.

Mientras tanto, ninguno de los profesionales que han trabajado en los proyectos ha cobrado un céntimo. Incluso los gastos de un viaje que se realizó a París para tomar contacto con la Unesco (150.000 pesetas) los anticipó la comisión de la juventud de Fuendetodos, que se quedó sin fondos y desde entonces no puede organizar sus propias actividades culturales.

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