_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una obra de guerra, símbolo de paz

El Guernica es un cuadro bélico que Picasso mismo desarticuló al suprimir el puño levantado que originalmente había pensado introducir en él. La entrada del Guernica en España debería significar la liquidación total y definitiva de la guerra civil y ser, por tanto, un motivo de regocijo colectivo. Pero el cuadro viene cargado de sobreentendidos, y lo que es peor, de malentendidos, que dificultan que su llegada tenga el sentido auroral que debiera tener, como lo dificulta el procedimiento que se ha seguido para su recuperación. Que me enseñen un papel de Picasso diciendo dónde quiere que el cuadro sea ubicado, y aun cuando yo discrepara de él, acataría su voluntad, porque de lo único que no puedo disentir ni le puedo escatimar es su derecho a la libertad para disponer de lo que fue una creación salida de lo más hondo de sus entrañas. Mientras este escrito no aparezca, toda solución me parecerá forzada y dirigida.Hay tres extremismos que atentan, en este momento, contra la esencia del Guernica: el extremismo de derechas, que es el de aquellos que ven todavía en el lienzo una obra exclusivamente roja o antifranquista, el extremismo de izquierdas, que lo quisiera izar para sí como bandera única y unilateral, y el extremismo de centro, cuando se convierte en centralismo y actúa todavía con la vetusta fórmula de ordeno y mando. Por ahora, de democracia, nada. Pero esperemos a ver que se nos diga oficialmente a qué debemos atenernos.

Más información
El final de la transición

Las víctimas, vencedoras

Al tener noticia ayer por la noche de que el Guernica viajaba en avión para venir a España, en entresueños se me hizo patente uno de los valores o de los símbolos que yacen latentes en el cuadro. Sabido es que Picasso quería darle al lienzo un contenido simbólico, sintetizado en la confrontación toro-caballo; pero que acabó eliminando los signos para darnos, de una manera directa y exclusiva, la visión de unos seres que sufrían a causa de la guerra. Sólo hay víctimas en el Guernica. Ninguna idea triunfalista asoma en él. Pero de la misma manera que Picasso eliminó el puno alzado, que era también un símbolo, relegó uno de los personajes que primero. acudieron a su mente, que es el Pegaso. Pero estos personajes simbólicos seguiran persiguiéndole durante quince años, hasta la realización, en 1952, de la Guerra y la paz, donde la confrontación toro-caballo es sustituida por la confrontación caballo-Pegaso. El Pegaso remonta a Sueño y mentira de Franco y a los primeros esbozos del Guernica, y tiene en uno y otro lugar una significación en la que es necesario insistir. En La paz, el Pegaso es un animal maduro y triunfante; pero en aquellos esbozos sale del vientre hendido del caballo agonizante que representaba al franquismo Lo cual quiere decir que para Picasso la regeneración puede venir de nuestros propios adversarios. El universo humano de Picasso está basado sobre valores abiertos. El Pegaso naciendo del caballo agonizante quiere decir que los elementos que nos han de regenerar pueden salir de los que nosotros consideramos corruptos. El criminal puede engendrar un santo, y viceversa. Creo que es meneste insertar esta idea en las nuevas ge neraciones.

Como dije antes, esta noche el Pegaso oculto en el Guernica le vantó el vuelo en mis sueños, como si fuera él mismo quien, con su propias alas, atravesara el Atlántico con su mensaje de paz.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_