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El presidente argentino consideró a los partidos "indispensables para la democracia"

El presidente argentino, Roberto Viola, anunció en su primer mensaje a la nación que durante su mandato se dictarán las leyes necesarias para que vuelvan a la actividad los partidos politicos, a los que calificó de «organizaciones imprescindibles para el pleno funcionamiento de la democracia».

Esta fue, tal vez, la única promesa concreta realizada por el nuevo mandatario en un largo discurso en el que abundaron las generalizaciones y se echaron de menos las medidas concretas de Gobierno.Tras subrayar que no ha sido designado para liquidar el proceso iniciado cinco años atrás por los militares, dijo que velará para que se mantengan intactos todos sus objetivos. Entre éstos citó el establecimiento de una democracia estable. Se mostró dispuesto a un diálogo con todos los sectores de la sociedad argentina, excluyendo «a los corruptos y a los subversivos».

La progresiva normalización de la actividad política requiere una «especial preocupación por el respeto a las libertades públicas». Se comprometió igualmente a defender una libertad de Prensa «responsablemente ejercida». En este mismo sentido, anunció que Argentina ejercitará una «activa defensa de la dignidad humana en los foros internacionales».

No hubo una sola mención a las violaciones de los derechos humanos, tantas veces denunciadas en el país, ni al tema de los desaparecidos. Tan sólo una referencia a la guerra civil ganada por los militares y por el pueblo, dijo. Pidió, en fin, que se abandonen los hábitos de violencia y se superen los resentimientos.

Ninguna concreción tampoco sobre política exterior, a no ser el tópico de la vocación americanista de Argentina. En el capítulo de defensa dijo que mantendrá el reequipamiento y la modemización de las fuerzas armadas, que este año tienen una asignación equivalente a unos 400.000 millones de pesetas, el 17% del presupuesto.

Situación económica

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La precisión que se esperaba en el orden económico quedó igualmente frustrada, aunque la parte final de su discurso permite aventurar algunas medidas específicas que el presidente no detalló. Al decir que habrá una más estrecha correlación entre el mercado de cambios nacional y el internacional, estaba diciendo, sin duda, que el peso va a ser devaluado respecto al dólar. Por lo demás, apenas concretó que se reducirán las tasas de interés, que se privatizarán numerosas empresas estatales y que se reducirá sustancialmente el gasto público. El Estado argentino, que según cálculos controla directa o indirectamente el 70% de la actividad económica, quiere recuperar, bajo el mandato de Viola, el papel de Estado subsidiario y promotor de la actividad privada. Para lograrlo tendrá que afrontar, sin embargo, múltiples intereses militares enquistados en las empresas públicas y una vieja teoría castrense de que un parado es un guerrillero en potencia.

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