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SALUD

La carne tratada con hormonas puede ser cancerígena

Consumir carne tratada con hormonas puede tener consecuencias cancerígenas. En Alemania Occidental, al igual que en Italia, también se han detectado residuos de estrógenos perjudiciales para la salud en la carne de ternera y alimentos infantiles. Así lo declaró ayer el ministro de Agricultura del Estado federal alemán de Renania del Norte. Dichos estrógenos pueden provocar cáncer y alteraciones o malformaciones en el crecimiento infantil y embrionario. Los niños que ingieren grandes cantidades de alimentos con residuos de estrógenos pueden sufrir deformaciones en sus órganos genitales y retrasos en el crecimiento general de su organismo. Las mujeres embarazadas corren el riesgo de tener hijos con predisposición a contraer un cáncer y, además, se sabe que el efecto es de larga duración, por lo que están amenazadas todas las mujeres en edad fértil, aunque el embarazo sea posterior a la ingestión de esta carne.En cuanto a los tarritos de alimentos infantiles, las autoridades alemanas han retirado ya del mercado todos los que hayan empleado carne de ternera. En Italia se han retirado un total de veintidós productos alimenticios infantiles.

Los estrógenos llegan a la carne de ternera porque los ganaderos les inyectan esta hormona sintética para acelerar el engorde de los animales, aunque las autoridades sanitarias alemanas prohibieron hace tiempo estas prácticas. En España también está prohibido el uso de hormonas en ganadería, bien naturales o artificiales, con fines que no sean terapéuticos, desde el año 1977.

La OCU, nueva en el tema

«Nosotros no tenemos todavía fuerza moral para aconsejar a los españoles que no consuman carne. Lo que sabemos acerca del uso de hormonas no está suficientemente documentado», dijo el presidente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en una conferencia de Prensa convocada ayer en Madrid.A raíz del pasado día 30 de septiembre, en el que los ministros de Agricultura del Mercado Común acordaron prohibir la utilización de hormonas en la alimentación de los terneros, la española OCU ha declarado a la Prensa su decisión de estudiar a fondo la situación española en este terreno. «Hemos de confesarnos nuevos en el asunto», agregó Antonio García-Pablos, presidente de la OCU, «pero primero hemos de transmitir al Gobierno español la petición del Buró Europeo de Uniones del Consumidor y reunir a todos los interesados en el tema para que se manifiesten sobre la situación real, no sólo legal, de la utilización de hormonas en la carne. Lo que tenemos muy claro es que el primer derecho del consumidor es la salud, y su arma más fuerte, el boicoteo ».

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