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Giscard y Schmidt intentan devolver a Europa su puesto en los asuntos mundiales

El presidente Valery Giscard d'Estaing iniciará mañana, lunes, un viaje de cinco días a la República Federal de Alemania. Es la primera visita de Estado de un jefe de Estado francés, tras la que realizó el general De Gaulle en 1962. El presidente y el canciller, además de tratar el asunto afgano, van a examinar la preparación de la conferencia de Madrid sobre la seguridad, el problema de la ampliación de la Comunidad Económica Europea y los temas económicos internacionales, según informan nuestros corresponsales en París y Bonn, Feliciano Fidalgo y Julio Sierra, respectivamente.

Esta primera visita oficial de Giscard d'Estaing a la RFA se produce en circunstancias no exentas de parecido con las que caracterizaron el viaje de De Gaulle en septiembre de 1962. Ahora Giscard, como antaño De Gaulle, parece dispuesto a acercar al máximo a Helmut Schmidt a la política «europeísta» de París. De Gaulle trató de lograrlo con el entonces canciller Konrad Adenauer, que había suscrito Pocos meses antes de la llegada del general a Bonn el acuerdo de amistad franco-alemán. Desde entonces, Estados Unidos no oculta su desconfianza cada vez que, como la próxima semana, se produce un mayor acercamiento entre los dos países europeos.El reciente diálogo con Moscú de las autoridades de Bonn, desde que el asunto afgano enturbió las relaciones Este-Oeste, ha sido la preocupación mayor de la diplomacia gala. Por ello, en París se valoran consecuentemente las conversaciones Breznev-Schmidt, máxime teniendo en cuenta que, con anterioridad, Giscard fue a Varsovia en contra de la opinión general.

Sobre los eventuales resultados conseguidos por Schmidt, fuentes autorizadas franceses subrayan que probablemente la negociación propuesta por Breznev se refiere, no sólo a los misiles (Pershing europeos y SS 20 soviéticos), sino a todos los artefactos nucleares americanos estacionados en Occidente y susceptibles ele alcanzar el territorio de la URSS. Por ello, se añade, esta visita va a contribuir quizá a un ulterior diálogo Moscú-Washington, es decir, de una especie de preámbulo de SALT III, negociación en la que Francia no participa. Sobre la misma cuestión, se acentúa en París el hecho de que los intereses de Alemania occidental y de Francia no son idénticos estratégicamente.

Visita brillante

Las posibles divergencias sobre esta cuestión no se estiman de todas maneras sustanciales como para restar brillantez a la visita de cinco días que, a partir del lunes inmediato, efectuará el presidente galo. Giscard será acompañado por casi la mitad de su Gobierno y, además de sus mano a mano con Schmidt, viajará a varias ciudades de provincias. Las autoridades de París resaltan la «gran importancia» de esta «visita de Estado». El Gobierno de París sitúa la visita bajo el signo de «la comunidad de destino de los dos países» y, por otra parte, señala como objetivo de la misma: «Devolverle a Europa su puesto en los asuntos mundiales».

Todo ello se inscribe en el «mandamiento» según el cual «Francia y, Alemania son el motor de la construcción europea».

Como De Gaulle, también Giscard dedicará casi una semana a tomar contacto directo con el hombre de la calle en este país. Pero los temas políticos del momento dejarán esta vez en un segundo plano esta «operación simpatía» del presidente francés. Hay un motivo de relativo disgusto en los partidos de la coalición: Giscard ha querido incluir en programa una visita a tres laender democristianos y a uno solo gobernado por los socialdemócratas.

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