La guerrilla sandinista hace su presentación internacional en La Habana
Los guerrilleros han vuelto a La Habana, veinte años después de que las columnas de Fidel y el Che entraran en la ciudad para acabar con la dictadura de Batista e instaurar el nuevo régimen. Combatientes sandinistas, con uniforme verde oliva y al cuello un pañuelo rojo y negro, la nueva bandera de Nicaragua, son abrazados y saludados en los hoteles y en las calles por la población cubana. Los nuevos representantes de Nicaragua acuden a la sexta cumbre del movimiento de países no alineados, cuyos trabajos a nivel de expertos comienzan hoy en la capital cubana.
Nicaragua será, admitido como miembro de pleno derecho en el curso de la conferencia y su presencia, utilizada a nivel de símbolo, servirá para reforzar «el apoyo de los no alineados a la lucha del pueblo latinoamericano contra el imperialismo, el colonialismo y todas las formas de explotación y dominio», según expresión del buró coordinador del movimiento.Noventa y un países, con más de 2.000 millones de habitantes, con enormes diferencias de «riqueza», que van desde los setenta dólares de renta per capita, de Mali, hasta los más de 14.000 de los emiratos árabes, forman parte del grupo de los no alineados. A partir de hoy y hasta el 6 de septiembre, sus representantes tratarán de ponerse de acuerdo sobre qué significan, cómo se aplican hoy los principios de no alineación, ideados por los padres fundadores de este movimiento: el yugoslavo Tito, el indio Nehru y el egipcio Nasser. Las señas de identidad del movimiento son: política exterior independiente no alineada, apoyo a los movimientos de independencia nacional, no pertenencia a alianzas multilaterales, ni mantener acuerdos militares bilaterales y la no existencia de bases militares extranjeras en su territorio.
Dos posiciones
Dieciocho años después de la primera cumbre, celebrada en Belgrado en 1961, el movimiento de no alineados aparece dividido por una querella esencial: la lucha mantenida por Cuba y Yugoslavia sobre la «alineación» o no del grupo. Tito, a sus 84 años, ha desarrollado una frenética actividad diplomática previa a la cumbre para convencer a la mayoría de los países de la necesidad de mantener una estricta neutralidad ante las dos superpotencias. La fuerza del movimiento, para los yugoslavos, reside precisamente en su independencia. Por el contrario, los cubanos llevan bastante tiempo insistiendo en que los no alineados tienen en los países del bloque socialista a sus «aliados naturales». La posición yugoslava encuentra sus raíces en la especial situación del país respecto a la URSS, desde la ruptura de Tito con Stalin, después de la guerra mundial, y apunta sin duda a la necesidad de mantener la independencia yugoslava a la muerte de Tito.Para Cuba, sostenida diariamente con millones de rubios por Moscú, debido al bloqueo norteamericano, la óptica es otra. Su apoyo a movimientos de liberación en Africa, en nombre del internacionalismo, le hace sentir como natural la alianza con los socialistas. La diplomacia cubana querría convertir de alguna forma al movimiento no alineado en un nuevo «bloque», en el que Belgrado ve una amenaza de un frente prosoviético que no está dispuesto a tolerar.
Aunque al parecer, Cuba en el primer borrador de resolución que hoy empieza a discutirse insiste en su teoría, los observadores aquí estiman que los cubanos no forzarán un enfrentamiento frontal en su propio país, sede de la conferencia, con Yugoslavia a la que parece apoyar la mayoría silenciosa del movimiento. A los que se ha dado en llamar los «no alineados de los no alineados».
Movimiento heterogéneo
En un movimiento tan heterogéneo y dispar, en el que se integran desde Marruecos a Argelia, pasando por Argentina y ahora Nicaragua, Siria y Egipto, Angola y Zaire, Vietnam e India, las querellas regionales en Africa, Asia y Oriente Próximo, constituyen una constante amenaza de desgarramiento interno. En todos estos conflictos entre no alineados, Occidente y el bloque socialista tienen sus intereses y tiran de sus amigos entre los no alineados.La expulsión de Egipto, por su acuerdo unilateral con Israel, imposible de lograr, enfrentará también a los no alineados, así como el tema del Sahara, donde Marruecos puede verse condenado por su expansionismo (el rey Hassan no asiste a la reunión cumbre, sí en cambio el presidente argelino Chadli y el Frente Polisario). La necesidad de consenso hace imposible que éstos y otros temas sean sancionados definitivamente por los no alineados, que por el contrario sí podrán ponerse de acuerdo sobre una acción concertada en el terreno económico. Este movimiento, verdadera «ONU de los pobres», tiene las ideas muy claras sobre su cada vez menor peso en las decisiones que afectan a la distribución de la riqueza en el mundo y al progresivo aumento de su distancia con los países ricos. En este campo, la cumbre de La Habana sí podrá ofrecer al mundo una imagen concertada de los no alineados.
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