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Finalizó la "cumbre" de Viena

EEUU y la URSS, incapaces de entenderse en las cuestiones y áreas conflictivas

Al margen de las SALT II, la cumbre de Viena entre el presidente Carter y el secretario general soviético, Leónidas Brejnev, tan sólo ha servido para poner en contacto a los máximos dirigentes de las dos superpotencias y, sobre todo, para desvelar que la «cooperación localizada» entre los dos países es más una intención que una realidad.

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La cumbre de Viena, en este sentido, no se puede calificar, estrictamente hablando, de fracaso, pero sí se puede afirmar, como el propio Carter reconoció en el brindis de la cena ofrecida el domingo por Brejnev, que la Unión Soviética y Estados Unidos se encuentran todavía muy lejos de llegar a acuerdos parciales en los temas conflictivos -tensión Este-Oeste en Europa central, sureste asiático, Africa, Oriente Próximo, océano Indico, futuro de la limitación de la amenaza nuclear- que permitan poner fin a dos décadas de «guerra fría» y diez años de rivalidades dentro de la distensión.Sin necesidad de especulaciones, fue el presidente Carter quien resumió, en la noche del domingo, tras casi ocho horas de conversaciones con Brejnev, el espíritu de la cumbre de Viena. «En el campo del control de armas», dijo Carter, «fuimos capaces de profundizar nuestros esfuerzos conjuntos para desarrollar unas reglas que limiten la competición militar entre nosotros y para establecer unas mínimas normas para futuros progresos en el control y la regulación de armas nucleares. » Pero «en los otros temas», prosiguió el presidente norteamericano, « no estuvimos de acuerdo y fuimos incapaces de desarrollar un planteamiento común». En esta línea, Carter advirtió que, ante la alternativa de la confrontación, «Estados Unidos puede proteger y protegerá sus intereses vitales si es que este camino de la confrontación debe seguirse».

Conclusiones

Tema por tema, y según se desprende de las declaraciones de los portavoces de las dos delegaciones, la cumbre de Viena ha llegado a las siguientes conclusiones:Conversaciones SALT. Firmado el acuerdo SALT II, las dos superpotencias acordaron iniciar en un futuro indeterminado la próxima fase (III) de las conversaciones de limitación de armas nucleares, en la que deben participar aquellos países en Europa con capacidad estratégica atómica. El objetivo es hacer de las SALT III «un tratado que definitivamente ponga fin a la carrera nuclear», explicó el portavoz norteamericano.

Oriente Próximo. La URSS ha rechazado el intento norteamericano de englobar a Moscú en el proceso de paz abierto en la región con la paz egipcio-israelí. En consecuencia, y según anunció el portavoz soviético, Moscú rechazará en las Naciones Unidas la renovación del mandato de tropas de la ONU en el Sinaí por entender que éste serviría para legitimar dicha paz.

Africa y océano Indico. La propuesta norteamericana para que las dos superpotencias restrinjan el nivel de intervención en las llamadas «zonas de turbulencias» no recibió una respuesta adecuada por parte de Moscú. Brejnev, de hecho, rechazó corno una «pura invención» la teoría norteamericana de la existencia de un «arco de crisis» en Africa y el Oriente Próximo, y se lavó las manos respecto a las actividades de los movimientos de liberacíón. El secretario general del PCUS declaró que la URSS no era responsable de todas las revoluciones que se producían en el mundo, aunque comprendía y apoyaba el derecho de los pueblos a su libera,cíón y a la búsqueda de su identidad e independencia nacional.

Europa y China

Reducción de la tensión en Europa. La Unión Soviética se quejó del continuo silencio norteamericano respecto a las propuestas soviéticas en el marco de las negociaciones para reducción de tropas en Europa (MBFR) y para limitar el número de armas estacionadas en el viejo continente. La URSS insistió en que no tiene intenciones armarnentistas ni bélicas en el centro de Europa y acusó, por el contrario, a Estados Unidos y la OTAN de haber roto el espíritu de estas conversaciones, que pronibía moralmente a los participantes a incrementar sus fuerzas y presupuestos en la región. Estados Unidos, sin embargo, rechazó estos planteamientos y el presidente Carter expuso su creencia de que los números de las fuerzas disponibles ofrecidos por Moscú no estaban de acuerdo con las estimaciones norteamericanas.China y sudeste asiático. A pesar de que el nombre de China no fue mencionado en ninguna ocasión en público, hubo dos referencias norteamericanas a terceros países. Jody Powell, portavoz de la Casa Blanca, manifestó que «Carter sugairió a Brejnev que las posiciones de otros países no deberían impedir a EEUU y la URSS iniciar un proceso de eliminación de las armas nucleares». Es sabido que China y algún país europeo no está de acuerdo en negociaciones globales de limitación de armas nucleares. En este mismo sentido fue evocada la posición de ambas potencias en los conflictos regionales en la península indochina. En el brindis de la embajada soviética, el domingo por la noche, Carter denunció la invasión de territorios y países por tropas extranjeras.

En el balance positivo de la cumbre, es preciso destacar, al menos, dos aspectos importantes. Primero, el encuentro Carter-Brejnev sirvió para poner en contacto, por vez primera, a los máximos líderes de las dos superpotencias y crear una atmósfera de «intercambio franco de opiniones y posiciones sobre los problemas que enturbian las relaciones». Ambas delegaciones hablaron de la necesidad de extenderse en el futuro el entendim lento alcanzado en las SALT a otras áreas.

Y en segundo lugar, por vez primera desde la segunda guerra mundial, dos delegaciones militares, presididas por los ministros de Defensa y los jefes de los estados mayores se reunieron, el domingo, por espacio de una hora y cuarenta minutos.

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