Gustavo Adolfo Ponce de León, desaparecido
Gustavo Adolfo Ponce de León es un desaparecido argentino. Uno más. Uno entre muchos. ¿Dónde está? ¿En qué condiciones? Lo saben únicamente las autoridades argentinas. Nadie más, porque en las listas parciales de detenidos a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional) facilitadas a principios del año pasado no Figuraba su nombre.Gustavo Adolfo nació en Rosarío (Argentina) el día 17 de febrero de 1948. Está casado y tiene tres hijos menores de edad: Claudia, de trece años, Diego, de seis, y Ruy, de casi cuatro años. Trabajaba como analista programador en fábricas militares, de Buenos Aires. Pocos días antes de su desaparición había hecho solicitud para trabajar en la sede central de la FAO, EN Roma, adonde proyectaba trasladarse con la familia.
La mañana del día 5 de agosto de 1976, muy temprano, un grupo compuesto por gente armada vestida de civil irrumpió en su domicílio de Buenos Aires. Sin miramientos de ninguna clase, lo maltrataron ante su mujer e hijos y lo llevaron consigo. Desde entonces, a pesar de todas las gestiones efectuadas por sus familiares ante las autoridades competentes, no se ha conseguido la mínima noticia sobre su paradero, imputaciones o situación legal.
A finales de 1976 el caso de Gustavo Adolfo fue presentado a Amnesty International, que, tras las investigaciones reglamentarias para asegurarse de la objetividad y circunstancias de la desaparición, encomendó el caso al Grupo de Adopción 1 de Italia, con sede en Roma. Desde entonces el grupo ha hecho todas las solicitudes posibles, tanto ante autoridades argentinas (militares, civiles y eclesiásticas) como ante organismos internacionales. El resultado ha sido nulo.
Gustavo Adolfo no desarrolló nunca actividad política.
En el drama del señor Ponce de León están envueltos, con él, también sus familiares, pero de manera especial sus tres hijos, todavía niños. El año 1979 fue proclamado Año Internacional del Niño. «El Año Internacional del Niño declarado por las Naciones Unidas para 1979 -dijo a principios de año el papa Juan Pablo II- debería atraer la atención de todos hacia el aporte especial de los niños para la paz.» Hay también toda una declaración de la ONU sobre los derechos del niño. Solamente si se permite a los niños vivir según el dictamen de tal declaración podrán mañana ser operadores de paz.
Grupo Italia I de Amnesty International
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