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Pinochet decreta una amplia amnistía

Una amplia amnistía, que beneficia tanto a condenados por tribunales militares después del 11 de septiembre de 1973 como a exiliados, ha sido la última de las «medidas-sorpresa» dictadas por el general Augusto Pinochet en su intento de asumir el protagonismo de la irremediable evolución política chilena. El domingo, un decreto del Ministerio de Justicia, firmado por los cuatro componentes de la Junta Militar, apareció en la Gaceta Oficial chilena con detalles sobre el alcance de la amnistía.

Según el articulado de dicho decreto, la amnistía beneficia a aquellas personas que «no tengan pendientes órdenes de arresto por hechos delictivos cometidos durante la vigencia del estado de sitio», levantado el pasado 10 de marzo. En este caso se encuentran alrededor de 10.000 exiliados voluntarios que, después de la caída de Allende, salieron del país sin documentación, amparados en muchos casos por el CIME (Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas), y en otros, por las embajadas extranjeras en las que solicitaron asilo.En el artículo segundo se establece que la amnistía se aplicará también a los condenados por tribunales militares desde el 11 de septiembre de 1973. La medida de gracia no es aplicable a los condenados o perseguidos por delitos comunes ni a las personas implicadas en el asesinato del ex ministro de Asuntos Exteriores de Allende, Orlando Letelier.

Los funcionarios chilenos que explicaron a los periodistas detalles complementarlos de la amnistía señalaron que «el clima de orden que existe en el país ha hecho posible la medida», encaminada a lograr «la armonía y la reconciliación de todos los chilenos». La ministra de Justicia, Mónica Madariaga, insistió en que la amnistía posibilita la vuelta al país de todos los exiliados políticos y el abandono de la clandestinidad de aquellas personas que se encuentren en tal situación en el interior de Chile. Los exiliados que abandonaron el país sin documentación deberán hacer una petición al Ministerio del Interior.

En los medios políticos chilenos en el exilio la medida se ha recibido con el lógico alborozo, empañado por el recuerdo de centenares de muertos desaparecidos por la represión de la Junta chilena durante largos meses, y de cuya suerte se responsabiliza directamente a Augusto Pinochet. Muchos de estos exiliados habían iniciado ayer trámites en sus embajadas para regresar al país.

Exiliados o deportados como Carlos Lazo. Eick Schnake, Luis Corvalán, Ernesto Galaz y Raúl Vergara fueron citados expresamente por los funcionarios como ejemplos de dirigentes políticos a los que beneficia la amnistía.

Desde el punto de vista político, Pinochet ha demostrado habilidad con la sorprendente medida.

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