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Reportaje:

El periodismo escrito como lenguaje total

Un grupo de catedráticos, especialistas en lingüística, y varios profesionales españoles y extranjeros de la información han participado recientemente en un seminario monográfico sobre Lenguaje en el periodismo escrito, patrocinado por la Fundación Juan March. Es esta tina de las pocas ocasiones en las que académicos y profesionales; reflexionan y, discuten conjuntamente, de una manera científica, sobre los contenidos de la información de actualidad y sobre todo acerca de la realidad y capacidad del lenguaje del periodismo moderno para constituir un vehículo adecuado de transmisión de informaciones útiles al lector.El profesor Fernando Lázaro Carreter, catedrático de Lengua Española de la Universidad Autónoma de Madrid, ha dirigido este curso mono gráfico, en el que se han presentado, defendido y discutido, siete ponencias. El mismo profesor Lázaro -por la parte académica- presentó la ponencia El lenguaje periodístico, entre el literario, el administrativo y el vulgar. Eugenio Bustos, catedrático de Historia de la Lengua Española en la Universidad de Salamanca, habló sobre la Significación y connotación políticas en el lenguaje periodístico. El profesor Luis Michelena Elissalt, catedrático de Lingüística indoeuropea de la Universidad de Salamanca, analizó Las lenguas españolas y el periodismo escrito, y Emilio Alarcos Llorach, catedrático de Gramática Histórica de la lengua española de la Universidad de Oviedo, presentó una ponencia sobre el Lenguaje de los titulares. La participación de profesionales de la información en activo estuvo representada por Robert Escarpit, presidente de la Universidad de Burdeos y colaborador de Le Monde (Au jour le jour), quien presentó la ponencia Responsabilidad social del lenguaje periodístico; Juan Luis Cebrián, director de EL PAIS, quien analizó la Relación lenguaje-imagen en el periodismo, y Víctor de la Serna, presidente de la Junta de Fundadores de Informaciones, quien presentó la ponencia Lenguaje del relato periodístico.

Robert Escarpit es quizá quien ha marcado una visión mas total de las mutuas influencias de los lenguajes de los diversos medios, de las funciones del lenguaje, siempre en función de la eficacia informativa y de la aplicación concreta de este lenguaje a los recursos y productos periodísticos (compaginación, titulación, géneros).

El colaborador de Le Monde deja sentada la premisa de que los tres principales lenguajes del periodismo escrito, hablado y televisivo se interrelacionan y están sujetos a mutuas influencias promovidas por los mismos soportes (los medios), ya que ninguno de ellos suele encontrarse en estado puro. Se refiere también a tres funciones esenciales del lenguaje: una función discursiva por la que el periodista hace uso de una retórica. «Es un locutor en diferido que se dirige a una audiencia ausente.» En este punto explica cuál es el poder de codificación del periodista como manipulador de la noticia, como gate-keeper o portero de la información. De esta misma consideración deriva la responsabilidad del periodista frente a un lector que sólo puede reaccionar por canales débiles de contestación (correo o teléfono).

La segunda función, la discursiva, se refiere al tratamiento de la información misma en orden a conseguir la eficacia informativa y en ella sitúa el problema de la objetividad, «que no existe, porque no se puede dar todo». Lo esencial es cómo se dan los hechos, cómo se relatan los acontecimientos. La tercera función, la ¡cónica, se centra concretamente en la plana de un periódico, donde la imagen del texto forma parte esencial del mensaje escrito. Dicha plana es una imagen compleja, un icona, significativo no sólo por el contenido fónico o informativo de las palabras, sino también por su forma física, su organización gráfica y en general por su aspecto visual.

El equilibrio de las tres funciones descritas se realiza de una forma combinatoria y muy efectiva en el proceso de titulación.

Denotación y connotación

Eugenio de Bustos, en su ponencia Significación y connotación políticas en el lenguaje periodístico, estudia desde la perspectiva metodológica de la semántica los elementos del contenido de la comunicación periodística y hace especial hincapié en los conceptos de denotación (a la que en líneas generales identifica con la función referencial del lenguaje) y connotación, que incluye a otras funciones (apelativa, expresiva, imaginativa, meta lingüística). El examen teórico se extiende a los términos de significado, concepto y estereotipo aplicados a las palabras más usuales y semantizadas en el periodismo actual (libertad, democracia, capitalismo-socialismo, anarquismo, izquierdistas, progresistas). En este contexto adquiere una especial relevancia la transmisión de estereotipos a través del lenguaje corriente usado en los periódicos y las consecuencias que de ello se derivan.

Luis Michelena Elissalt (Las lenguas españolas y el periodismo escrito) se adentra en un análisis histórico de las lenguas del Estado español: gallego y catalán (románicas) y vasco (lengua aislada y singular) a la que dedica casi toda su atención porque es la que él domina. Y al proponerse desembocar en la actualidad para aplicar esa historia dice que en el País Vasco ha existido un vacío, «no ha habido prensa diaria en el país, porque lo que había y hay era, a pesar de los derroches de papel, una auténtica vergüenza pública. Los periódicos, además de ser mudos, perros mudos, tenían como misión de sus amos amordazar a los demás». Dato significativo: el profesor Michelena exceptúa de esta condenación a El Diario de Navarra. Ante la inminente aparición de periódicos vascos como Egin, Deia y otros, el especialista en lingüística vasca analiza los esfuerzos por introducir el batúa (vasco unificado) en el nuevo lenguaje periodístico del Norte.

Fernando Lázaro Carreter, académico, recopila en su ponencia El lenguaje periodístico, entre el literario, el administrativo y el vulgar, una serie de ejemplos debidamente filtrados por un corpus teórico en los que analiza «tres vecindades invasoras, quizá amenazantes, para. el tipo de prensa independiente y objetiva que se ha de desear: el lenguaje literario, el administrativo y el lenguaje vulgar de base oral». Lázaro Carreter establece las diferencias pertinentes y llega, entre otras, a la conclusión de que actúan de modos muy distintos los periodistas y los escritores. «El redactor de un diario está sometido a servidumbres que no constriñen al creador literario.»

En Relación lenguaje-imagen en el periódico, Juan Luis Cebrián aporta gran parte de su experiencia como director del periódico EL PAIS, que ha nacido en unos tiempos nuevos. Juan Luis Cebrián llama la atención del papel eminente que juega la imagen en el periódico concebido como un todo coherente, el periódico concebido como imagen de las palabras y como diseño gráfico, sin olvidar sus condiciones táctiles como un producto que está hecho para tocar (calidad del papel y formato).

Para que los periódicos españoles -desciende a casos concretos- puedan recurrir a la evocación simbólica a través del lenguaje-imagen es necesaria antes una educación visual adecuada entre los periodistas españoles. Juan Luis Cebrián coincide con Robert Escarpit en dar una importancia destacada a los titulares y al diseño del periódico como lenguaje total que se apoya eri una intención previa.

Esta misma línea de valoración de los titulares la recoge Emilio Alarcos Llorach (El lenguaje de los titulares) y la eleva a categorías más teóricas. Clasifica los titulares en función de sus rasgos gráficos y de su identificación. Al final dice que los titulares son un resumen lingüístico de la noticia, que pueden captar con mayor o menor intensidad lo esencial de la noticia y pueden ser objetivos o comprometidos, entre otras categorías.

Víctor de la Serna, periodista de larga experiencia práctica, expone críticamente el Lenguaje del relato periodístico mediante una comparación con el periodismo sajón (inglés y americano) y el latino (francés, español e italiano) y el nuevo periodismo, puesto de moda por Tom Wolfe. Creadores del relato, función del reportero, obtención de la información, background, fuentes de noticias y función del escritor son otros de los epígrafes sobre los que reflexiona el señor De la Serna, quien concluye con la afirmación de que el singular retraso con que en España penetran las técnicas periodísticas no creadas aquí nos lleva a una suerte de obsolescencia en la aplicación de esas técnicas.

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