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Premios Goya
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Aciertos y (demasiados) errores de los Goya 2025 como gala televisiva

La ceremonia presentada por Maribel Verdú y Leonor Watling se hizo larga y tuvo su gran giro en el final y fuera de guion, con el premio ‘ex aequo’ para ‘El 47′ y ‘La infiltrada’

Maribel Verdú y Leonor Watling, en un momento de los Goya 2025.
Maribel Verdú y Leonor Watling, en un momento de los Goya 2025.Jon Nazca (REUTERS)
Natalia Marcos

La ausencia de precedentes hizo que el final de los Goya 2025 fuera extraño, sorprendente, emocionante... y se alargara todavía más de lo previsto. Era la 1.30 de la madrugada y los espectadores ya no sabían si estaban entendiendo lo que estaba pasando o todo era un sueño: por primera vez en la historia, dos películas, El 47 y La infiltrada, ganaron ex aequo el Goya a la Mejor Película. Con ese giro de guion, que en realidad estaba totalmente fuera del guion previsto, se ponía punto final a una ceremonia que, como espectáculo televisivo, resultó tediosa y, de nuevo, demasiado larga, que superó las tres horas y 40 minutos de duración. Repasamos los aciertos y (demasiados) errores de los Goya 2025.

Una gala sobria y demasiado larga y tediosa

Al escribir y planificar una gala de premios hay que tener en cuenta muchos factores, como esa misión casi imposible de conjugar el reparto de galardones con el hecho de ser un programa televisivo que millones de espectadores siguen desde el sofá, con el mando a distancia al lado. Las guionistas de la gala de este año, Paloma Rando y Laura Márquez, ya tenían experiencia en estas lides, y son conscientes de esta dificultad. También hay que tener en cuenta quiénes presentan, quiénes entregan los premios, qué ha ocurrido en el cine en ese año…

En esta ocasión, el guion de la gala ha resultado demasiado flojo, sin momentos reseñables que vayamos a recordar en próximos años. El humor ha brillado por su ausencia, de hecho ha estado más presente la muerte que el humor. Y eso no ayudó a impulsar la gala hacia delante, más bien parecía que la gala se arrastraba lentamente hacia delante. Cuando ya era claro que el ritmo brillaba por su ausencia, Miguel Ángel Silvestre aparecía para hablar de la crisis climática. Tampoco se entendió que los actores y director de Mar adentro aparecieran en un momento dado para homenajear la película en su 20º aniversario y volvieran unos minutos después para entregar el último premio, el de Mejor Película. Eso sí, no había guion que pudiera predecir lo que ocurrió a continuación: por primera vez, dos películas compartieron el galardón principal de la noche, lo que alargó la gala aún más con casi 15 minutos de agradecimientos de los equipos de las dos películas. Belén Rueda, la encargada de leer lo que ponía en el sobre, fue la que se llevó la sorpresa de encontrarse dos nombres y lo anunció de tal forma que muchos pensaron que se estaba haciendo un La La Land y que se había equivocado de película. Pero no, eran las dos.

Más tarde, en X el periodista Carlos del Amor explicaba, acompañado por el actor Tamar Novas, uno de los encargados de presentar ese Goya, qué había ocurrido. El sobre tenía dos tarjetas, pero Belén Rueda solo vio, lógicamente, la primera. Para avisarles de que había dos premiados, les pasaron un folio en el que, en letra pequeña, se indicaba que el premio era ex aequo, como muestra Novas en el vídeo. Pero no lo vieron a tiempo y solo reaccionaron cuando Rueda se dio cuenta de la segunda tarjeta con el nombre de la segunda película. ¿Por qué no se les avisó de otra forma más clara para evitar errores sabiendo que era algo totalmente inesperado?

Para entonces, la duración de la ceremonia ya había excedido lo previsto. Incluso en algún momento se mascó la tragedia: para la mitad de los premios se necesitaron casi dos horas, lo que hizo temer que harían falta cuatro horas para terminar de darlos todos. Al final, la ceremonia también se pasó de las tres horas que suelen estar previstas y duró algo más de tres horas y 40 minutos. Que había ido demasiado lejos quedó claro con la acelerada y apresurada despedida de las presentadoras, sin tiempo apenas para decir adiós.

Buena parte de la culpa de esa duración excesiva la tienen los agradecimientos de los galardonados. Por supuesto que se entiende que es su momento, que el telespectador de una gala de premios tiene que ser consciente de que una ceremonia de este tipo será larga y pesada. Pero este año hubo demasiados premiados que no pusieron de su parte para que el público no cambiara de canal o, directamente, se marchara a dormir. La música que ponían para indicar sutilmente a los premiados que se estaban alargando demasiado no surtió mucho efecto, incluso alguno dijo claramente que no iba a hacer caso. Cortarles, como ha ocurrido algún año, es terrible, pero que la gala termine superando las tres horas y media es insoportable. Un ejemplo: el discurso de agradecimiento del guionista Eduard Sola, maravilloso y al grano. Futuros ganadores: seguro que se puede decir lo mismo de forma más breve.

Eduard Sola recibe el Goya al mejor guion original por 'Casa en llamas'.
Eduard Sola recibe el Goya al mejor guion original por 'Casa en llamas'.PACO PUENTES

Leonor Watling y Maribel Verdú, presentadoras ausentes

Hasta 2021, se habían encadenado casi tres lustros de galas de los Goya presentadas por humoristas. Dani Rovira, Eva Hache, José Corbacho, Andreu Buenafuente en solitario y acompañado de Silvia Abril (olvidemos el año de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla)... En los Goya de la pandemia, en 2021, se entendió el giro más solemne, con Antonio Banderas y María Casado. Desde entonces, de la presentación de la gala se han encargado o actores o, un año, a nadie. Este año se ha continuado en esa tendencia de apostar por actrices de reconocido prestigio para servir de hilo conductor de la gala. Y quizá ha sido este el año en el que más se ha echado de menos tener a un cómico al frente que permita contar con una gala con humor que haga más digerible el tedio del reparto de premios, alguien que pueda darle un punto de ironía al asunto.

Leonor Watling y Maribel Verdú han sido quienes aceptaron este año el caramelo envenenado que es presentar una gala que se sabe que será larga y aburrida porque así son las galas de premios. No han fallado en su cometido. Tienen tablas de sobra para hacer frente a un directo así. Tampoco han tenido mucha presencia ni intervenciones especialmente memorables, excepto la presentación de Maribel Verdú del Goya de Honor a su amiga Aitana Sánchez-Gijón, un emocionante y bello discurso que destilaba sinceridad a través de las lágrimas y la voz rota de Verdú.

La primera aparición de las presentadoras en el escenario, en pareja, fue sobria y sencilla para dar la bienvenida y presentar las principales películas en competición. Leonor Watling volvió a aparecer hora y media después en el patio de butacas para hablar con algunos de los nominados. Casi una hora después volvieron a salir las dos bajando unas escaleras en el Palacio de Congresos para dar paso al homenaje a Mar adentro en su 20 aniversario. Dieron paso brevemente al In Memoriam. Y pare usted de contar.

Fallos técnicos

Las ceremonias y los programas en directo son muy traicioneros, y más cuando no se producen desde un plató o un estudio. Pero hablamos de los Goya, todo debería transcurrir perfecto. Los de este año, desde el Palacio de Congresos de Granada, han sufrido múltiples problemas con la señal de televisión, especialmente en el tramo inicial, cuando muchos espectadores se preguntaban en las redes sociales si esos cortes en el sonido y en la imagen eran cosa de su televisor. No lo eran, y deslucieron el poderoso comienzo de la gala. Aunque se solucionó unos minutos después, todavía hubo algunos problemas puntuales con la señal y con los micros.

Los subtítulos de Richard Gere

En el apartado técnico, merecen un comentario aparte los subtítulos con los que se ha traducido el discurso de agradecimiento del Goya Internacional a Richard Gere. En lugar de tapar la voz del actor con traducción simultánea, optaron por subtítulos elaborados en directo. Según ha explicado la Academia de Cine, se escribieron en directo, ya que el actor había avisado de que iba a improvisar, y lo hizo una persona, no una inteligencia artificial, como muchos apuntaban en las redes dada la escasa calidad de los textos. Se podía ver cómo se corregían cosas sobre la marcha o se quedaban algunas frases relevantes sin traducir, como el momento en el que el actor llamó “abusón” al presidente de Estados Unidos. Buena iniciativa no recurrir a la traducción simultánea, pero habría que perfeccionar la opción de los subtítulos.

Números musicales

Ya hace unos años que las actuaciones musicales de los Goya apuestan por el homenaje y el eclecticismo. Este año no podía ser menos. Había anunciados un total de 11 cantantes para la noche de este sábado. Por suerte, algunos cantaron en grupo, pero tampoco se evitó la sensación de que algunas de esas actuaciones no tenían una justificación clara detrás o se hacían demasiado largas. La apertura a ritmo de Bienvenidos de Miguel Ríos, acompañado de Amaral y varios actores, fue un acierto lleno de energía que se vio opacado por algunos problemas de sonido. Tampoco acompañó el sonido a Alejandro Sanz en su largo homenaje a Triana. Estrella, Kiki y Soleá Morente actuaron en la Alhambra, una buena idea aprovechar un escenario así. Les siguieron Dellafuente y Lola Índigo en el homenaje a Lorca. Quizá la mejor actuación de la noche fue la enérgica puesta en escena de Rigoberta Bandini de El amor, que popularizó Massiel, ahora de actualidad tras anunciar que padece cáncer de pulmón. Y Zahara y Dora cerraron las actuaciones musicales con un delicado Si tú no estás aquí para el In Memoriam.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.
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