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Goleada de la moda española en la alfombra roja de los Premios Goya

La 39ª edición de los Premios de la Academia del Cine jugó en casa para vestir a las estrellas de la ceremonia. Una genuina selección nacional de firmas y diseñadores desfiló por el ‘photocall’ del Palacio de Congresos de Granada para disputar un partido reñido, pero sin apenas faltas

Alfombra Roja Premios Goya
De izquierda a derecha, Laura Weissmahr, Enric Auquer e Hiba Abouk, en la alfombra roja de los Premios Goya, celebrados este 8 de febrero en Granada.Pablo Cuadra (Getty Images)

Sybilla y Bimba y Lola. Teresa Helbig y Redondo Brand. Palomo Spain y Pilar Dalbat. Carlota Barrera y Pedro del Hierro. Mirto y Mans Concept. Hacía tiempo que la moda española no lucía (y se lucía) tanto en la pasarela de la fama cinematográfica nacional. Entre etiquetas de autor, sastres de nueva generación y marcas de gran consumo, la 39ª edición de los Premios Goya, celebrada este sábado 8 de febrero en el Palacio de Congresos de Granada, ha jugado eminentemente en casa en el momento de vestirse para la ocasión. No hay noticias de que fuera una decisión reflexiva y consciente, de acuerdo a los nuevos aires que corren (consumir local es un acto de responsabilidad socioeconómica, cultural y medioambiental), pero sí constancia del trasiego de showrooms y agencias del sector (Finally, Pelonio, Equipo Singular, Macarena Blanchón, Réplica, Vality, procede ponerles nombre) desde hace al menos un mes. Para el caso, un partido semejante nunca va a ser fácil.

A finales de enero, los Feroz, los galardones de la prensa/crítica de cine y televisión, adelantaban la jugada fichando a Roberto Verino como colaboradora oficial de la gala. Haciendo patria chica en Pontevedra, la firma del diseñador y empresario orensano —referente de textil gallego desde hace cuatro décadas largas— vistió a más de una veintena de participantes, sin discriminar cargos y personalidades de la industria, medios de comunicación o redes sociales. Una alianza, la del diseño y el cine, que la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) llevaba tiempo queriendo consolidar. “Nosotros siempre hemos tenido contacto con la Academia, diría que desde el principio de los Goya. En ese sentido, el crecimiento de la moda española en la ceremonia creo que ha sido orgánico. No dejan de ser dos ámbitos artísticos muy relacionados”, concede a EL PAÍS su directora ejecutiva, Pepa Bueno. “Por fin, los actores y actrices han entendido —al menos gran parte de ellos— que si tenemos que defender nuestro cine, también debemos hacer lo mismo con la creación de moda en nuestro país”, remata.

En Granada, Bund Company ha vuelto a figurar como patrocinadora de los Goya por tercer año consecutivo, según anunciaba Carlos Soriano, cofundador y director ejecutivo, hace una semana en sus redes. Pionera reciente en estas lides, la joven firma de sastrería sevillana —establecida en 2021 y con sucursales ya en Madrid, Barcelona, Málaga y hasta Ciudad de México— se ha encargado de tomarles las medidas a Fernando Méndez-Leite, presidente de la Academia de Cine, y a invitados ilustres como el guionista Diego San José, el actor Javier Recio, el peluquero granadino Antonio Panizza (Goya en 1988 por La niña de tus ojos, junto al recordado Gregorio Ros) y, atención, la cineasta Chus Gutiérrez, una rara incursión femenina para este proyecto de sastrería gamberra (sic) que democratiza el traje a partir de 399 euros, eso sí, confeccionado en Shanghái.

Chiara Ferragni posa en la alfombra roja a su llegada a la 39ª edición de los premios Goya.
Chiara Ferragni posa en la alfombra roja a su llegada a la 39ª edición de los premios Goya.Fermin Rodriguez (AP / Cordon Press)

De corte chino son igualmente las piezas de Mansolutely, la iniciativa sartorial online del empresario Álvaro Torres que lleva ya una década de éxitos con embajadores del alcance de Alejandro Sanz, que repite aquí. Con parecidas intenciones rupturistas —que son a la sastrería lo que la smash burger a la gastronomía—, para la ocasión se ha ganado ni más ni menos que a los nominados Eduard Fernández (favorito en todas las quinielas por Marco), Daniel Ibáñez (nominado a mejor actor revelación por Segundo premio), Eneko Sagardoy (mejor corto de ficción, Betiko Gaua, debut en la dirección del vasco, ya galardonado como actor), Marcel Barrena (realizador y coguionista de El 47) y, de guinda, Víctor Clavijo (que no opta a premio, pero tiene papelón en La infiltrada).

El cantante Alejandro Sanz y su pareja, Candela Márquez, posan en la alfombra roja de la 39ª edición de los Goya, en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada.
El cantante Alejandro Sanz y su pareja, Candela Márquez, posan en la alfombra roja de la 39ª edición de los Goya, en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada. MiguelAngelMolina (EFE)

Alfombrada de rojo o no, en la planta de caballeros el dos piezas sigue siendo el atuendo de confianza, claro. La que ascendía por la escalinata del Palacio de Congresos granadino hasta la zona de photocall —reservada en esta edición solo a la celebridad, la autoridad tenía entrada alternativa— ha transcurrido con ellos sin apenas sobresaltos, si exceptuamos el habitual despropósito de chaquetas demasiado cortas, pantalones de costuras reventonas, jerséis de cuello vuelto a lo tronista y camisas que no conocen los botones (señores, el descamisado es un arte, pero todo esto que lo vea Derek Guy, alias @die_workwear, y lo juzgue). El director Juan Vicente Castillejo, con opción a Goya por su corto documental Los 30 (no) son los nuevos 20, distrajo la atención un rato al sustituir el pantalón por una falda tableada de aire folk, mientras su rival de categoría aunque por labores de producción, Iván Miñambres, comparecía con esmoquin de Antony Morato tachonado de tachuelas. Óscar Lasarte se desmarcaba en rojo, con torera (perdón, blazer cropped) y pantalón de tiro alto con efecto semiglobo en rojo y detalles negros confeccionado a medida por Marcos Ruiz. Y el actor Enric Auquer metía el gol definitivo con un gangsteril Carlota Barrera, de raya diplomática abrigada con gabán en lino blanco roto. Sea como fuera, los ojos se iban directamente a las señoras, obvio.

De izquierda a derecha, los actores Enric Auquer y Óscar Lasarte, y los guionistas Juan Vicente Castillejo (izquierda) y Alfonso Palazón.
De izquierda a derecha, los actores Enric Auquer y Óscar Lasarte, y los guionistas Juan Vicente Castillejo (izquierda) y Alfonso Palazón.Pablo Cuadra (getty imanges) / Pepe Torres (efe)

Entre las primeras en pisar con garbo, dos estrellas de la constelación de influyentes, la italiana Chiara Ferragni, reaparecida en Granada tras sus cuitas matrimoniales con su ex, el rapero Fedez, y Laura Escanes. La una con vestido asimétrico rojo de Ze García; la otra, con traje seudo-boudoir de silueta sirena, todo tules y encaje negros, de Yolancris. El verdadero desfile de nuestra selección nacional de la moda empezaba así y era un no parar: Cayetana Guillén Cuervo, dorada con escote palabra de honor y voluminosa falda principesca de Rubén Hernández Costura; Alex Saint estupendamente esculpida, sorpresa, por Bimba y Lola, la etiqueta de las hermanas Uxía y María Domínguez que también sacó partido de Malena Villa con más transparencias lenceras; Gabriela Andrada, hecha una estatua en su nupcial Pronovias; Laura Weissmahr apostando por la contemporaneidad de Habey Club, la firma de David Zunzunegui y David Salvador; Hiba Abouk brillando de Pedro del Hierro; Macarena Gómez, con reminiscencias sesenteras gentileza de Teresa Helbig (punto extra para el verdugo de peluche blanco); Lola Índigo luciendo con Sybilla… La cantante madrileña, por cierto, es una de las abonadas al cambio de indumentaria que tanto prolifera hoy en este tipo de ceremonias: un modelo para pasearse por la alfombra roja, otro para presentar galardón o actuar —como es su caso en estos Goya— y hasta un tercero para ocupar el patio de butacas.

La actriz Laura Weissmahr y, a la derecha, la cantante Lola Índigo, en la alfombra roja de los Goya.
La actriz Laura Weissmahr y, a la derecha, la cantante Lola Índigo, en la alfombra roja de los Goya.Pablo Cuadra (getty images)

En ese sentido, el tándem de anfitrionas de estos Goya no ha podido alternar más: Leonor Watling, de Redondo Brand en el tapiz, rojo sobre rojo, en la gala apuesta por el escenario la terna ganadora Acromatyx, Teresa Helbig y Palomo Spain; Maribel Verdú, por su parte, ha escogido primero un Alberta Ferretti, firma italiana que repite después junto a un Marchesa y un Yolancris.

Leonor Watling y Maribel Verdú, presentadoras de los Goya, posan en la alfombra roja antes del inicio de la gala.
Leonor Watling y Maribel Verdú, presentadoras de los Goya, posan en la alfombra roja antes del inicio de la gala.Jon Nazca (REUTERS)

En la alfombra roja ha habido, faltaría, quienes no han podido evitar rendirse a los cantos de sirena foráneos, bien por convicción, bien por incentivo económico. Dior se ha llevado el gato a la alfombra con Marina Guerola y Macarena García defendiendo la estética castlecore con sendos modelos de la colección Crucero 2025; y Urko Olazábal, Patrick Criado, Quim Gutiérrez y el nominado Cristalino con esmóquines de la línea Modern Tailoring de Dior Men (de la que acaba de salir su director creativo, Kim Jones). Nieves Álvarez, que ha jugado como modelo en la premier league de la alta costura, no le ha fallado a Stéphane Rolland. Y la actriz Juana Acosta ha marcado tirando de archivo, que también se lleva mucho, con un Armani Privé. Mención especial para Patricia López Arnaiz, nominada a mejor actriz por Los destellos, que ya ganaba con ese traje masculino sobretallado de Loewe, de raya diplomática y a cuerpo desnudo.

De izquierda a derecha, Macarena García, Nieves Álvarez y Juana Acosta.
De izquierda a derecha, Macarena García, Nieves Álvarez y Juana Acosta.Pablo Cuadra (getty images) / Jon Nazca (reuters)

El partido, eso sí, resultó desigual para las etiquetas locales. La granadina Pilar Dalbat ha tenido que conformarse con vestir a algunas autoridades, véanse la alcaldesa de la ciudad, Marifrán Carazo, y Rocío Díaz, consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, o a periodistas como Renata Rota y Raquel Romero. La única celebridad que ha conseguido es la cantante y actriz jienense Roko, y eso que la firma de Pilar Torrecillas tiene largo recorrido tanto en la pasarela madrileña como en la parisién. “Estuvimos en contacto con una actriz muy conocida, pero parece que recibió una oferta remunerada por otro lado… Lo cierto es que somos una empresa pequeña, con demasiado trabajo como para estar pendientes de perseguir a la gente o entrar en este tipo de juegos”, compartía la creadora con EL PAÍS un par de días antes de la gala. Está visto que no siempre se puede ganar, y menos si se trata de moda española.

Macarena Gómez y su marido, en la alfombra roja de los Goya.
Macarena Gómez y su marido, en la alfombra roja de los Goya.Jon Nazca (REUTERS)

Arriba y abajo, los accesorios también marcan

Suelen chupar banquillo en las crónicas de la celebridad si no tienen nombre de relumbrón, pero sin los complementos no hay partido ganador que valga. Los que han puesto la guinda a los estilismos vistos en esta 39ª edición de los Premios Goya llevaban como nunca a gala, además, el dorsal español. Preparada como siempre para saltar la primera al terreno alfombrado, la firma de joyería barcelonesa Rabat hizo brillar a la actriz Macarena García con unos pendientes en cascada y un sencillo collar de diamantes que contrastaban con el regio y negrísimo Dior que vestía. Las piezas de oro blanco elegidas por la intérprete Clara Segura y los anillos y broche con los que Enric Auquet redondeaba su magnífica jugada indumentaria fueron otras de las aportaciones del taller de la familia de joyeros de Badalona. Por su parte, la madrileña Carrera y Carrera y la bilbaína Suárez, veteranas en estas lides, pusieron el contrapunto de lujo, respectivamente, al Alicia Rueda de Alba Planas y al Armani de Ana Torrent y los Vivienne Westwood de Los Javis, contribuyendo al empate entre las escuadras de la moda nacional e internacional en un momento dado. Claro que, para gol, el de Suot Studio, el proyecto de joyería experimental de Marta Tous (de los del oso de toda la vida), defendido por Lola Índigo, Rigoberta Bandini y Laura Weissmahr. Isidoro Hernández, Ignacio Torres, Andrés Gallardo, Isabel Guarch o la artesana coruñesa Zeltia Ao Aire —especialista en piezas trabajadas con la técnica tradicional del bordado al aire— fueron otros de los orfebres lucidos en la gala.

Por supuesto, en cualquier estilismo de gala lo que es arriba también tiene que ser abajo. Los zapatos made in Spain ayudaron a desfilar por el Palacio de Congresos granadino a Lucía Veiga (Dadá, diseñados en Vigo, fabricados en Elche), Mabel Lozano (la barcelonesa Pedro García) o Almudena Carracedo y Anabel Alonso (la alicantina Lodi, en la brecha desde 1978). La histórica marca alicantina Martinelli, propiedad de Pikolinos desde 2007, puso su lujo razonable a los pies de Natalia de Molina, Aura Garrido, Malena Alterio, Laura Escanes, Salva Reina y Antonio de la Torre, entre otros. Aunque el protagonismo de la gala, de nuevo como zapatera oficial de la noche, correspondió a Hispanitas, otra veterana alicantina, aliada para la ocasión con el diseñador Juan Vidal para crear un diseño exclusivo, homenaje al celuloide, que calzaron Eva Llorach (quien, por cierto, se puso el mismo Karl Lagerfeld con el que Concha Velasco le entregó el Goya de honor a Tony Leblanc, en 1994) y Amaia Salamanca, y que se comercializará en tiendas.

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