El ministro del Interior Poniatowsky y los servicios del contraespionaje, puestos en entredicho
El balance de la operación Abu Daud, detenido el viernes último en París y liberado anteayer, es lamentable para Francia, tal es la conclusión de los observadores, en este país y en la mayor parte de las capitales de occidente. En el plan interior, el enigma sigue intacto, ya que nadie ha podido saber si la grave decisión de detener al líder palestino procedía de las autoridades responsables o, si éstas cayeron en una trampa tendida por la policía.Para el Gobierno francés, por boca de su primer ministro, Raymond Barre, todo es normal. La decisión de liberar a Abu Daud fue tomada por la Justicia, y en este plano es en el que debe situarse el desenlace del problema. En Francia, como en el extranjero, se sospecha que la Justicia francesa no hizo más que fabricar un ropaje legal a un asunto puramente político, según el diario conservador Le Figaro. De igual manera, como resaltaba el diario de ultraderechas L'Aurore, se coincide en que, una de dos, o Abud Daud era responsable de la operación de Munich y entonces no había que soltarlo, o no lo era y, en tal caso, no tenía que haber sido detenido. En otras capitales, europeas se critica severamente la conducta francesa en este asunto, «ya que cediendo a las presiones árabes, escribía ayer el Times de Londres, el Gobierno francés convierte en papel mojado la convención europea sobre el terrorismo.
Alemania Federal no escapa totalmente a las reacciones hostiles, en Francia particularmente. Si realmente creían que el colaborador de Arafat fue el cerebro de Septiembre Negro y querían apoderarse de él, ¿porqué no pidieron su extradición inmediatamente, para impedir que la Justicia, por criterios de razón de Estado en esta ocasión, se lavara las manos?, se preguntan aquí con unanimidad casi general. Pero también, sobre este punto, muchos reprochan a las autoridades francesas su silencio respecto a la «dudosa» actitud alemana.
En resumen, sólo los países árabes felicitan al Gobierno de París, y las relaciones franco-israelís, todo lo indicaba ayer, han entrado en una fase de crisis «grave».
Otra diana contra la que se están multiplicando las flechas envenenadas con este nuevo affaire entre la policía y las autoridades, es el ministro del Interior, Poniatowski. Cada cual, en la derecha y en la izquierda, valora la gravedad del asunto si la detención fue realizada a sus espaldas. Pero no menos graves serían las consecuencias si se confirmase la tesis según la cual, los cerebros de la operación contra el Gobierno fueron algunos grupos de la policía que actuarían en convivencia con los servicios secretos israelíes.
Tesis francesa
El Ministerio francés de Asuntos Exteriores expuso ayer la tesis francesa sobre la detención y la liberación del activista palestino Abu Daud, en una declaración de su portavoz Luis Delamare, el martes. Señaló que la petición alemana de detención no fue acompañada de la gestión diplomática prevista por el convenio francoalemán de extradición de 1951.En lo que respecta a la petición israelí, hizo observar que hasta el 1 de enero de 1976, la ley francesa no era competente en casos de delitos cometidos en el extranjero por extranjeros. Pero a partir de esta fecha (1 de enero) empieza a ser aplicable la ley de extradición de 1975 (en la que no figuran estos requisitos) y el atentado de Munich fue cometido en 1972 y dicha ley no tiene carácter retroactivo.
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