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Difíciles relaciones de Londres con sus vecinos

Juan Cruz

Los ataques que guardacostas islandeses dirigieron contra barcos de guerra británicos en la madrugada del viernes fueron calificados ayer por el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña como una provocación. En este sentido se han expresado, en señal de protesta, ante el Gobierno islandés representantes del Foreign Office.

Los nuevos enfrentamientos, que añaden dramatismo a la llamada «guerra del bacalao», son consecuencia de la decisión gubernamental británica de intensificar la pro tección a los rastreadores ingleses que faenan en aguas reclamadas por Islandia.Estos pescadores habían amenazado con retirarse del lugar en el que han venido desarrollandose estos conflictos si no se les aseguraba una mayor protección.La presencia activa de la marina de guerra británica en las aguas reclamadas por Islandia puede tener consecuencias diplomáticas muy graves. Hasta el momento el Gobierno había pedido a los barcos de guerra que simplemente orientaran a los rastreadores cuando se fuera a producir algún ataque contra la flota pesquera, pero que no tomaran parte directa en tales enfrentamientos.Ahora ha cambiado la situación. Los pescadores británicos se sienten más confiados con las seguridades dadas por el Gobierno, y las patrullas costeras islandesas parecen haber llegado al punto culminante de su irritación. No se puede calcular cuál será el próximo paso en el conflicto, que resulta agravado por el hecho de que tanto Islandia como Gran Bretaña son miembros de pleno derecho de la OTAN.

Como consecu encia de la tensión producida, los dos países rompieron sus relaciones diplomáticas hace un mes.

A la vista de la dramática situación, y a pesar de la protesta que se ha propuesto hacer, miembros del Foreign Office han declarado que el Gobierno laborista está dispuesto a volver a negociar con Islandia «en cualquier tiempo y en cuaquier lugar».Por otra parte, las relaciones británicas con su inmediato vecino, la República de Irlanda, se han visto deterioradas en los últimos dos días. Después del caso de los ocho soldados británicos procesados en el Eire por haber pasado la frontera llevando armas, otra patrulla británica destacada en el UIster cruzó la línea fronteriza ayer por la mañana.

En esta segunda ocasión no hubo detenciones, sino que las autoridades del Eire hicieron volver a los soldados al territorio del Ulster.

Al parecer, el deseo expresado por el Gobierno británico de que la República de Irlanda no debía considerar aquel incidente como muy grave, ha tenido efecto. Los soldados detenidos anteayer pudieron volver a Irlanda del Norte, bajo fianza. En cualquier caso, el tacto con el que el Gobierno de Londres ha llevado el incidente es una muestra del interés con que guarda las relaciones con la República de Irlanda,cuya legislación tiende a hacer más difícil la presencia de militantes del IRA en su territorio.

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Cadena perpetua para terrorista

Ronald McCartney, irlandés de 22 años, fue condenado ayer por un juzgado inglés a cadena perpetua por haber intentado matar a tres policías en Southampton. McCartney, miembro de Ejército Republicano Irlandés (IRA), siguió la causa dando la espalda al juez. Al escuchar la sentencia, McCartney gritó: «Vivan los Provos».

En Londres sigue el juicio contra cuatro irlandeses acusados de haber preparado la campaña terrorista del otoño pasado.

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