El festival de San Sebastián defiende el documental de Jordi Évole en el que entrevista a Josu Ternera, tras una carta de más de 500 personas pidiendo su retirada
El filme de Netflix, una entrevista del periodista con el jefe de ETA José Antonio Urrutikoetxea, se podrá ver en el Zinemaldia el viernes 22 como inauguración de la sección Made in Spain
El festival de San Sebastián ha respondido, defendiendo la proyección del documental No me llame Ternera, codirigido por Jordi Évole y Màrius Sánchez, a la carta que este lunes por la tarde ha publicado El diario vasco, rubricada por 514 firmas y titulada Contra el blanqueamiento de ETA y Josu Ternera, que se opone al estreno el día 22 en el Zinemaldia de esta producción de Netflix, que inaugurará la sección Made in Spain. Según el certamen, es “una entrevista exclusiva a una de las figuras clave en la organización de ETA: Josu Urrutikoetxea, más conocido como Josu Ternera. De la mano de Jordi Évole, el documental ofrece una mirada inédita desde dentro a la banda terrorista y aborda algunos de los momentos decisivos hasta su disolución en 2018. Una tensa y exhaustiva conversación que ha permitido a una víctima del conflicto resolver incógnitas del atentado que sufrió hace casi 50 años”.
Según la carta, firmada por el filósofo Fernando Savater, los profesores Carlos Martínez Gorriarán y Carlos Fernández de Casadevante, los escritores Félix de Azúa, Andrés Trapiello y Fernando Aramburu, los periodistas Miguel Ángel Idígoras y Santiago González, víctimas del terrorismo como Ana Iribar, Mari Mar Blanco, Rubén Múgica, Cristina Cuesta, Ana Velasco y Maite Pagazaurtundua, así como personas vinculadas con la política como Carmelo Barrio, Rosa Díez y Carlos García Adanero, “el Zinemaldia es mucho más que un gran escaparate de la industria del cine. Constituye una verdadera e influyente escuela de lo que tiene valor o no en la cinematografía actual, que es tanto como decir en la cultura más popular, promoviendo a personas, ideas y modos de ver y vivir [...]. Por esta razón, la eventual selección de un documental-entrevista al jefe de ETA José Antonio Urrutikoetxea, alias Josu Ternera, a cargo del periodista Jordi Évole y producido por Netflix España, no podría considerarse irrelevante”.
Y continúa: “Por desgracia, ese documental forma parte del proceso de blanqueado de ETA y de la trágica historia terrorista en nuestro país, convertida en un relato justificativo y banalizador que pone al mismo nivel a asesinos y cómplices, víctimas y resistentes. Rechazamos la pretensión de que Josu Ternera haya tenido motivos para ordenar docenas de crímenes de lesa humanidad, incluyendo el asesinato de niños por el crimen de ser hijos de guardias civiles. Negamos que tales motivos deban ser expuestos y aplaudidos en un evento cultural del máximo nivel [...]. Hacerlo es blanquear el terrorismo y banalizar crímenes gravísimos”.
Y finaliza: “Sabemos que el Festival de Cine de San Sebastián no comparte en absoluto ni los motivos ni los fines de Josu Ternera ni de la banda ETA, que rechaza el blanqueamiento del terrorismo por activa o pasiva, que se adhiere a los principios y defensa de los Derechos Humanos. En esta confianza pedimos al Zinemaldia que excluya por completo de su programación ese documental y cualquier otro análogo que puedan producir en el futuro”. En ningún momento aclaran si alguno de los firmantes ha visto el documental.
En conversación con EL PAÍS, José Luis Rebordinos, director del certamen, agradece que los firmantes recuerden que el festival “no comparte los fines de Ternera ni de ETA”, y se reafirma: “Yo sí he visto la película y es terrible que tengamos que estar todo el rato así. En numerosas ocasiones en público ya he dicho, y repito, que ETA es una banda fascista y asesina. Obviamente, si pensara que la película blanquea ETA, no la proyectaría”. Y argumenta: ”Es una película muy interesante por muchas razones. Y que arranca con una víctima y acaba con una víctima. Hay una declaración de principios en que la primera palabra y la última se le den a una víctima. En el Zinemaldia todo el mundo va a poder verla con normalidad. Luego gran parte del globo se desinflará, como pasa siempre. No me llame Ternera ha de ser vista primero y sometida a crítica después, y no al revés. En este sentido, estaríamos dispuestos a realizar una proyección privada previa a un grupo reducido en su representación”.
El director del certamen no da valor a que la película inaugure un ciclo, en su caso Made in Spain: “No, hace cinco meses ni estaba en nuestro radar. Jordi Évole me llamó por si quería verla, la vimos y la incluimos. Nos llega de la misma manera que otras. Es muy interesante escuchar a veces al perpetrador de la violencia, porque aporta información sobre él. A mí me dejó muy tocado la película S21: la máquina roja de matar, de Rithy Panh [documental de 2003 del director camboyano que luego fue candidato al Oscar con La imagen perdida], que entrevista a jemeres rojos torturadores y asesinos. Y eso que ellos masacraron a toda la familia de Panh, y con ella entendí qué puede llevar a seres humanos a cometer actos monstruosos. No humanizamos a Josu Ternera, ya es humano, nadie le humaniza más o menos. Ahora, cometió crímenes monstruosos de los que tiene que responder ante la justicia”.
En un comunicado que el festival ha publicado esta tarde, y que ha escrito en primera persona y firmado Rebordinos, se recuerda: “Son bien conocidos los casos de Shoah (Claude Lanzmann, 1988), S21: la máquina roja de matar (Rithy Panh, 2003) o The Act of Killing (Joshua Oppenheimer, Christine Cynn, 2012). Reflexionamos sobre todo ello en un libro y un ciclo en 2016 bajo el título de The Act of Killing. Cine y violencia global: se programaron allí 32 películas que eran a menudo un arma de denuncia, un medio para el análisis o una forma de intervención directa en muchos trágicos problemas”. Y a este diario Rebordinos recuerda que el festival programa habitualmente cine sobre la violencia en Euskadi: “Sin ir más lejos, el año pasado, con Gesto, ¿qué ocurre cuando la ciudadanía se enfrenta a la violencia? sobre el movimiento Gesto por la paz”. Y ahonda: “Tenemos una historia de violencia muy complicada. Acabada ETA es más fácil hacer películas sobre diferentes puntos de vista, que es lo que me interesa a mí. Es fácil decir que ETA hizo cosas monstruosas, lo que es cierto, y que ahí se acabe todo. Porque no, porque la historia hay que analizar, escuchar y aprender para que no se repite. Porque si no, fíjate en Chile, donde un 50% de los chilenos apoyan ahora, medio siglo después de que ocurriera, el golpe de estado de Pinochet. Nunca estaré con el torturador, siempre estaré con la víctima. Sin embargo, los procesos no son simples”.
Proyección en un lugar con financiación pública
El escritor Andrés Trapiello, uno de los firmantes de la carta, quiere aclarar varios puntos: “El festival de San Sebastián rechazó el documental de Iñaki Arteta Bajo el silencio, sobre las víctimas del terrorismo, hace dos años. Y lo uno va relacionado con lo otro. Creo que Josu Ternera no puede tener un escaparate en un lugar pagado por todos nosotros. La pedagogía se hace si puedes oír las voces de todos los lados. Mientras Ternera no haga un recorrido de perdón a las víctimas, no tiene derecho a hablar en un certamen que es público. Puede hablar en donde quiera, pero no ahí. Eso es una línea roja”.
El autor explica además: “Me gustaría que en un sitio donde se han puesto pegatinas de ‘No a la guerra’ los asistentes también se pusieran lazos negros contra ETA. Y que el mundo del cine fuera quien hablara de la contradicción de esta proyección. Vivimos una sociedad hipócrita donde nos escandalizamos porque quitan una película de dibujos animados, un hecho también condenable, y no por el anuncio de esta proyección. Hay muchas anomalías juntas. Insisto, es un terrorista que va a blanquearse en un lugar pagado con dinero público. Y ojalá el cine, con Pedro Almodóvar, Penélope Cruz o Javier Bardem, que firman otros manifiestos, también firmara este. Es más, que lo lideraran”. ¿Desprogramar un documental así es también desconsiderar el cine de Rithy Panh o de Claude Lanzmann? “Es que ellos, o el mismo Évole, pueden entrevistar a quien quiera, y tienen todo el derecho. Yo no pido que la prohíban, o que no la pongan en Netflix. El problema está en la defensa del lugar público, de defendernos de los sectarios, y de los victimarios. Y Josu Ternera lo es”.
El festival depende de un patronato conformado por el Gobierno vasco, el Ayuntamiento de Donostia, la Diputación de Gipuzkoa y el ministerio de Cultura. “Algunos de sus miembros ya lo han visto, otros, que no han podido por motivos de agenda, lo harán en los próximos días”, explica Rebordinos, que insiste: “¿Por qué tenemos tanto a miedo a la palabra? Quienes verán la película son adultos con capacidad para pensar, no hay que proteger de lo que diga Ternera. Y yo no soy quién para decir a la gente lo que tiene que pensar. Me preocupa esos que se creen con derecho a decir al resto de la población lo que tienen que ver y lo que no”.
Babelia
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