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Memorias de una diosa del rock en España: “Toda mi vida ha sido como ir en un cohete”

La catalana Bertha M. Yebra fundó hace 50 años ‘Popular 1′, la segunda revista musical más longeva del mundo. Amiga de Freddie Mercury o Lou Reed, fue mucho más que una periodista: una chica aventurera que difundió el rock and roll en un país sombrío bajo el yugo del dictador

Bertha M. Yebra en enero de 1975 en un concierto de Led Zeppelin en Bruselas.
Bertha M. Yebra en enero de 1975 en un concierto de Led Zeppelin en Bruselas.Martin Frias
Carlos Marcos

En esta historia lo complicado es por dónde empezar. Quizá por su amistad con Freddie Mercury, quien estaba enamorado de sus collares y pulseras; o por aquella intensa noche de charla con Lou Reed en la habitación de un hotel; o por las temporadas que pasó en su casa Nico, protegida de Andy Warhol que firmó con The Velvet Underground el debut del grupo neoyorquino; o por aquel día que Jimi Hendrix estuvo a punto de atropellarla involuntariamente; o por sus fiestas con Lemmy Kilmister, de Motörhead; o la noche que vio actuar a los Ramones en Nueva York cuando solo unos pocos los conocían. Como dijo Loquillo: “Miraba sus fotos tomando copas con los Who y dudaba de quién era más estrella”. También vivió experiencias desagradables, como una agresión sexual en un coche por parte de Chuck Berry; o dos ruinas económicas que la obligaron a empezar de cero. Pero quizá lo más importante: Bertha M. Yebra fundó en 1973 la segunda revista de rock más longeva del mundo (la primera es Rolling Stone), Popular 1. Una chica de Barcelona de 23 años al mando de una publicación de rock en España cuando todavía vivía Franco. Han pasado 50 años y Popular 1 todavía sigue en los quioscos todos los meses. Para saber cómo ha sido su vida y cómo lo ha conseguido la visitamos en su casa de Barcelona.

Bertha (Barcelona, 74 años) camina estos días con dificultad, algunas veces ayudada por un bastón. “Son las secuelas de muchos años de ballet. Tengo una displasia y dos hernias discales. Hasta 2008 no tuve problemas, pero ahora…”. Lo cuenta con una mezcla de rabia y pena porque la prótesis que sujeta su cadera le impide acudir con regularidad a conciertos. Estamos en su casa, un sótano amplio, de unos 200 metros cuadrados, en el centro de Barcelona. Lo comparte con José Luis Martin Frias (o Martin J. Louis), histórico fotógrafo no solo de rock (trabajó durante cuatro años con Salvador Dalí) con el que fundó Popular 1 y con el que se casó en 1967, “con nuestras familias en contra porque creían que era precipitado”. Ella tenía 18 años; él, 21.

La pareja lleva una década separada, pero mantiene una relación estrecha: además de compartir casa, sigue unida empresarialmente en Popular 1, publicación que dirige desde hace años el hijo de ambos, César Martín, 54 años. Una revista siempre rockera y siempre familiar. Martin y César han acompañado a Bertha en la comida previa a nuestra entrevista. Martin pone su brazo para que Bertha se apoye en él y le sea más sencillo caminar. Una relación, a pesar de los años y los contratiempos, irrompible. Padre e hijo se retiran para dejarla a ella contar su historia. En una de las mesas de la casa reposa un libro que acaba de editar con sus memorias, Bertha (B&J Editores). Todo fue casual e improvisado. Yo nunca tuve ningún plan ni provoqué nada. Toda mi vida ha sido como ir en un cohete”, resume.

Bertha M. Yebra con Lou Reed en 1977, en la habitación de un hotel después de un concierto en Francia.
Bertha M. Yebra con Lou Reed en 1977, en la habitación de un hotel después de un concierto en Francia.Martin Frias

Con tres años Bertha se fue a vivir con sus abuelos, una familia barcelonesa de clase alta venida a menos debido a algún despilfarro. “Era una niña frágil, con una salud extraña. Mis abuelos, que eran muy protectores, propusieron a mis padres que me fuese a vivir con ellos. Y a mis padres, que ya tenían a mi hermano, les pareció bien. Me visitaban un día a la semana”. Cinco años después, su madre y su hermano llamaron a la puerta de los abuelos. Su padre les había abandonado. “Mi padre se fue de casa con otra y no quiso dar a mi madre la separación legal. Le jodió la vida. Además, amenazaba con que iba a secuestrarnos a mi hermano y a mí. Ahí empezó una etapa de terror. Salíamos a la calle siempre acompañados. Teníamos miedo a que nos raptara. Puedo decir tranquilamente que no tuve padre”.

A los ocho años se marcharon misteriosamente sus quebrantos de salud y se convirtió en una chica sana que practicaba ballet demasiadas horas al día. “Solo vivía para bailar y para ir al colegio. Era bastante duro”, asume. Con 10 años un veneno llamado rock se apoderó de ella y ya fue para toda la vida. “Me llevaron a un cine de Barcelona a ver King Creole, de Elvis Presley. Aquello fue un flechazo. Cómo cantaba y cómo se movía Elvis. Me quedé sin respiración”. Con 14 años y por casualidad comenzó su carrera de modelo y actriz. “Un primo mío trabajaba en una agencia de publicidad. Su jefe le dijo: ‘Queremos a una chica muy guapa para un anuncio con un perro San Bernardo y tu prima encaja”. Estuvo hasta los 20 años rodando anuncios, participando en spaghetti westerns o en alguna serie (una con el actor Álvaro de Luna). Era la única española en la agencia de publicidad. Tenía un físico nada habitual en España: rubia, piel blanca, finita. Realizó fotos eróticas para publicidad: por ejemplo, vendiendo zapatas de frenos para camiones. También se desnudó para alguna película, concretamente una del director José Antonio de la Loma: “Todavía había una dictadura en España, así que se hacía doble versión, una para España y otra para el resto de Europa. Solo había desnudos para este segundo grupo. Nunca tuve pudor o miedo al desnudo. Para mí era muy natural. Nunca hice nada porno, y nunca me lo propusieron”.

Bertha peinando a Freddie Mercury en 1975 en Barcelona, en la primera visita de Queen a España.
Bertha peinando a Freddie Mercury en 1975 en Barcelona, en la primera visita de Queen a España. Martin Frias

Hubo un episodio feo. Un día la llamaron de la agencia y le dijeron que un hombre la había elegido para “pasar tres días jugando al golf con él”. Bertha tenía 20 años y ya estaba casada con Martin Frias. “Martin fue a la agencia a enterarse y, como sospechábamos, aquello de jugar al golf era un eufemismo. Le dijeron que para la agencia era vital esa cita, porque era un tipo muy importante. Les dijimos que no, claro. Y ahí se acabó mi carrera como modelo y actriz”. Bertha prefiere no desvelar nombres.

Era 1973 y Frias ya había fotografiado a grupos para la portada de discos: Los Canarios, Los Mustang, Los Bravos… Además, era el fotógrafo oficial de Nino Bravo. “Lo vi claro: Martin era un fotógrafo de éxito y yo tenía contactos en el mundo de la publicidad y la moda. Si lo unificábamos en una revista podría ser fantástico. Yo tenía dinero ahorrado ya que llevaba trabajando desde los 14 años y Martin también ganaba con sus sesiones. Y así empezó Popular 1: mezclando a mis amigas modelos con los rockeros de Martin”. De hecho, en las portadas de los primeros números aparecen modelos. Entre los contenidos de esos inicios, mucha mezcla: en un mismo número se podía leer una entrevista con Raphael junto a un reportaje de Led Zeppelin. El segundo número estuvo a punto de ser censurado por salir en la portada una modelo en biquini; finalmente permitieron que llegara a los quioscos. “Hablamos de una España muy gris, donde el rock and roll era algo extraño. Yo me ahogaba en esa España, se me quedaba muy pequeña”. Pronto desaparecieron las modelos para dejar paso a los músicos.

Y empezaron a viajar, casi siempre en una caravana. El objetivo era conseguir contenido para la revista, unos artículos que solo se encontraban fuera de la España de Franco. “Había mucho miedo a la censura, a la policía… Me acuerdo un día en un concierto de Lluís Llach, corriendo y los caballos detrás. La poli pegaba unos porrazos de la hostia. Cuando cruzábamos la frontera camino de Francia era el oxígeno, porque sabía que iba a estar con una gente genial y maravillosa, que iba a ver mis tiendas de ropa moderna y mis conciertos”, relata. Conocen a Albert Koski, el mánager más poderoso de Francia. Todos los conciertos importantes los organizaba él. “Conectamos enseguida. Nos llamaba con antelación. ‘El mes que viene tengo a Bob Dylan, luego a Deep Purple y a Lou Reed’. Organizábamos viajes desde España con los lectores del Popu [como se conoce a Popular 1]”. Tras los conciertos, Koski organizaba cenas con los artistas e invitaba a Bertha y a Martin. Ahí es donde la pareja conocía a las estrellas. Se fotografiaban con ellos y les hacían entrevistas. En España ya habían entablado relación con todos: Miguel Ríos, Loquillo, Luz Casal, Ramoncín… “Bertha era como una diosa a la que le gustaba el rock. Los músicos se querían hacer fotos con ella. Ella y Martin eran (y son) gente abierta y cercana. Martin estaba siempre haciendo fotos y Bertha estaba en la escena, en todos los momentos clave”, cuenta por teléfono Ramoncín.

Bertha y Martin ya no pararon: Londres, Los Ángeles, Nueva York, los festivales más importantes… Ella firmaba la sección Bertha Ficción, una fotonovela loquísima protagonizada por ella y por músicos y con guion de Jordi Sierra i Fabra. Por ahí pasaron Cecilia, Status Quo, Jethro Tull, Mike Kennedy (Los Bravos) o Queen. Aquí es donde hizo amistad con Freddie Mercury. El cantante la invitaba a sus cumpleaños en Ibiza. “Era arrogante, inteligente y destilaba una belleza exótica”, dice del líder de Queen. De alguna de esas fiestas afirma que se tuvo que marchar por el nivel de exceso. Bertha asegura que nunca se ha drogado. “Siempre tuve un problema con la química, soy alérgica. De pequeña me pusieron una inyección de penicilina y se me hinchó todo el cuerpo. Casi me muero”. Probó algo, involuntariamente. Como cuando Antonio Vega le dio un cigarro “trucado”. “Me puse verde. Mal, muy mal”, informa.

Todavía se estremece contando la agresión que sufrió por parte de Chuck Berry. Fue un concierto del padre del rock and roll en los ochenta en Barcelona: “Yo estaba en las primeras filas. De golpe, me sube uno de seguridad al escenario, a bailar. Allí ya Berry me empieza a meter mano. Después del concierto estábamos en el backstage los del Popu, porque conocíamos al organizador. Entonces dos tiparracos me agarran de los brazos y me llevan en volandas. Me meten en un coche con los cristales tintados y me lanchan al asiento. De repente, veo a una pantera con los ojos encendidos. Y se me tira encima. No podía con él. Empecé a gritar, a pegarle… Había cerrado con llave. Pero mis amigos, que sospechaban algo, estaban golpeando la puerta del coche. Al final el tío tuvo que abrir la puerta. Me rompió la ropa, pero no pudo hacerme nada. Y yo le di de hostias hasta cansarme”. Asume que aquella traumática experiencia le dejó marcada, que desde entonces acudía a los conciertos con miedo, mirando siempre para atrás. “He dado la vuelta al mundo, he conocido a los rockeros más salvajes, muchos me han tirado los tejos… hasta he estado con Ted Nugent, que me besó la mano. Y nadie se ha sobrepasado conmigo. Nadie, nadie. Salvo Chuck Berry”.

También la agredió Gala Diakonova, pareja de Salvador Dalí. “Martin era el fotógrafo oficial de Dalí y siempre nos reuníamos con él”. Un día, el pintor cogió una flor, se la frotó en el brazo a Bertha y gritó: “Esperma, esperma”. “Entonces llegó Gala, que era muy celosa, vio la escena y se puso a pegarme y a arrastrarme por el suelo. Era muy bruja”, relata entre risas. De Lou Reed dice que siempre se expresaba con “una vocalización trascendental” y que se pasaba horas hablando de ciencia. También los problemas que tenía para pasar por las aduanas su equipaje. “Podéis imaginar lo que llevaba en sus maletas… Era un tipo que no le daba la mano a nadie, le daba horror el contacto por si alguien le contagiaba algo”, afirma. Tuvo dos décadas de relación intermitente con Reed… hasta que le cogió manía porque su amiga Nico le hablaba muy mal de él.

Bertha M. Yerba, fotografiada en su casa de Barcelona la semana pasada.
Bertha M. Yerba, fotografiada en su casa de Barcelona la semana pasada. Martin Frias

En cinco décadas al frente de Popular 1, Bertha ha vivido turbulentas crisis. Habla de dos ruinas: una cuando un socio “se llevó todo el dinero”. “Salvamos el nombre porque lo habíamos registrado”. Y otra en 2000, junto antes de la entrada del euro. “Empezaba la banca digital y un contable estafador que contraté me robó 50 millones de pesetas. Tuve que empezar de cero”, explica. Las décadas más vendedoras de la revista son las de los setenta y los noventa y el grupo que siempre ha tirado más de la venta es Guns N’Roses. Actualmente, Popular 1 vende 30.000 ejemplares al mes.

Bertha ya apenas va a conciertos, sobre todo por su dificultad de movilidad. Pasa mucho tiempo en su “bunker”, como llama a su casa, acompañada de su gato Ziggy (por el personaje que creo David Bowie, Ziggy Stardust) leyendo, viendo series y escuchando música. Cita a los que más le apetece pinchar estos días: Rammstein y Rage Against the Machine. Sigue viviendo de la revista, como desde 1973, aunque el día a día lo lleva su hijo César.

Es difícil encontrar en Europa a alguien con tanta experiencia acumulada en el rock, con tantas historias, con tanta relación con las estrellas internacionales. Y además siendo mujer. Sin embargo, si le preguntan quién ha sido el personaje más interesante que se ha encontrado en su vida, no lo duda: “Miguel de la Quadra-Salcedo. Conseguí que me recibiera en su casa para entrevistarlo y me apasionaron sus historias. Me contó que se perdió en el Amazonas durante un tiempo y se tuvo que casar con la hija del rey de una tribu. Era una persona tan llena de experiencias y aventuras”. Como ella…

El especial 50 aniversario de 'Popular 1', que se ha publicado recientemente.
El especial 50 aniversario de 'Popular 1', que se ha publicado recientemente.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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