El centro de arte que derrotó a una pandemia, un terremoto, un volcán y un incendio
La localidad de Tijarafe, en el sur de la isla de La Palma, abrirá en septiembre un espacio expositivo, tras cuatro años de trabajos interrumpidos por todo tipo de catástrofes
Tras más de cuatro años de trabajos interrumpidos por toda suerte de catástrofes y adversidades, a finales de julio se logró poner fin en la localidad de Tijarafe, al sur de la isla de La Palma, a la construcción de un singularísimo lugar dedicado al arte: Espacio 20/21.
Todo empezó cuando en 2014 el galerista y coleccionista alemán Stefan Röpke, que lleva visitando con regularidad La Palma desde mediados de los ochenta y reside buena parte del año allí, quiso crear en la isla un lugar que albergara su extensa colección de arte con el fin de ponerla al alcance de la comunidad local. Cuando se iniciaron los trabajos de construcción nadie podía sospechar el número y la magnitud de las calamidades de todo orden que estuvieron a punto de dar al traste con el proyecto. La pandemia lo paralizó completamente por dos años. Cuando se reanudaron las obras, un terremoto provocó un derrumbamiento que devolvió buena parte de la tierra excavada con el fin de afianzar el paramento del museo al lugar de donde había sido extraída. Afortunadamente, no se encontraba ningún trabajador allí cuando tuvo lugar el desprendimiento de tierras. Superado este escollo y de nuevo encarriladas las obras, el 19 de septiembre de 2021 entró en erupción el volcán de Tajogaite.
Las emisiones de lava se mantuvieron activas durante casi tres meses, dejando tras de sí una devastadora estela de destrucción que trastocó la vida de la isla. La visión del inmenso río de lava petrificada que descendió desde el cráter hasta el mar, arrasándolo todo a su paso, resulta desgarradora. Las cosas parecían haber regresado a una suerte de normalidad cuando en la madrugada del pasado 15 de julio se declaró un incendio de proporciones gigantescas que calcinó 4.650 hectáreas, destruyó una veintena de viviendas y obligó a la evacuación de más de 4.200 personas de varias zonas, una de ellas aledaña a Tijarafe, donde hoy se alza el museo. La iniciativa, concebida por r/s projects, está asociada a la Fundación Espacio de Arte 20/21 y ha sido ejecutada por el estudio dirigido por los arquitectos madrileños Luis Enguita y Paloma Lasso de la Vega.
Espacio 20/21 busca relacionarse con el arte vivo en nuestro tiempo de manera distinta a como se hace habitualmente. Si hay una figura a evitar es la del espectador pasivo, prototipo del visitante que se acerca a los museos de masas sin discernimiento ni criterio. En ese sentido, y pese a que resulte difícil evitar el término, Espacio 20/21, señalan con énfasis sus creadores, no es un museo. Su propósito es integrar el arte en la comunidad que ha acogido el proyecto y recuperar la relación con el creación como experiencia estética primigenia, intelectual y sensorialmente. La posibilidad de una experiencia virtual del arte está radicalmente descartada. La ejecución arquitectónica llevada a cabo por Enguita/Lasso de la Vega, modelo de equilibrio y sencillez, responde a ese mismo espíritu. Resulta toda una declaración de intenciones que el edificio carezca de tienda y de cafetería y que se acceda a él pasando en primer lugar por las aulas y la biblioteca, el rostro y el corazón del centro, según sus responsables.
Se trata de un sobrio edificio de proporciones clásicas integrado por tres volúmenes maclados que vertebran un eje galería que discurre en dirección Norte-Sur y se abre luminosamente hacia el Atlántico desde la intersección central, un guiño a modo de homenaje al eje del Prado concebido por Juan de Villanueva. El estudio madrileño fue elegido por r/s projects sin que llegara a haber búsqueda ni competición. La fundación tenía en mente cuatro estudios de arquitectura de reconocido prestigio que operan a pequeña escala, pero solo tuvo lugar la primera entrevista. Una vez concluida, Enguita/Lasso de la Vega, firma conocida, entre otras cosas, por sus exquisitos trabajos de museografía, recibió una oferta en firme y el proyecto se puso inmediatamente en marcha.
Lo tuvo todo en su contra, pero las obras han llegado a su fin y Espacio 20/21 se ha hecho realidad. Tan solo falta asfaltar la callecita en cuesta que da a la fachada, labor que apenas requerirá tiempo. Por voluntad expresa de sus responsables no habrá inauguración, lo cual confiere un aura de misterio al hecho de que las exposiciones estén montadas hasta el último detalle, pero con las salas que las albergan sin nadie que las contemple, aguardando el momento en que el espacio abra sus puertas el próximo septiembre, con el énfasis especialmente puesto en los miembros de la comunidad isleña, sobre todo educadores. Habrá programas dirigidos a niños y eventos especiales pensados para personas de más edad acogidas en una residencia ubicada en la localidad. Por encima de todo, se trata de propiciar la experiencia del arte de manera directa. La entrada, mediante cita previa, es gratuita.
El ambicioso programa de exposiciones previsto hasta 2025 está cerrado. Por mediación del espacio de arte y sus arquitectos, EL PAÍS tuvo acceso a las salas del recién concluido edificio. La fase inicial acoge ya varias exposiciones. La colección permanente, dedicada al arte contemporáneo español, incluye obras de Julio González, Tápies, Chillida, Oteiza, Juana Francés, Manolo Millares, César Manrique, Esteban Vicente, Antonio Saura y el grupo El Paso. Una segunda muestra, de carácter temporal, se centra en la creación nacional desde los años ochenta hasta hoy, con obras de Miguel Ángel Campano, José María Sicilia, Miquel Barceló, Juan Muñoz, Cristina Iglesias y Javier Arce, entre otros.
Una de las muestras más singulares se encuentra en una sala dedicada a Goya, en la que se expone una serie de grabados de Los desastres de la guerra. Teniendo en cuenta acontecimientos que están en la mente de todos, su contemporaneidad resulta escalofriante. En fases ulteriores habrá exposiciones dedicadas a la obra de Anselm Kiefer y, más adelante, Miquel Barceló. Situado en lo alto de una loma, imperceptiblemente fundido con su entorno, su silueta recortada contra un cielo impecablemente azul, frente a la inmensa planicie del mar, quien contempla la construcción engañosamente sencilla que es Espacio 20/21 tiene la sensación de que el edificio ha estado siempre allí, pero lo cierto es que resulta un milagro que sea así.
Babelia
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