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Domenico Starnone: “La familia es el resumen de lo difícil que es vivir”

El napolitano publica ‘Confidencia’, un relato que explora los secretos inconfesables de una pareja. “Puede ahorrarse la pregunta. La respuesta es no”, asegura el escritor sobre la sospecha de que él y su esposa se esconden bajo el seudónimo de Elena Ferrante

Domenico Starnone
El escritor Domenico Starnone, el pasado miércoles en Roma.Antonello Nusca
Daniel Verdú

La familia es un animal extraño cuyo relato no se ha visto superado todavía por ningún otro artefacto afectivo. Y eso que no han faltado intentos. Domenico Starnone (Saviano, 79 años) lleva media vida escribiendo sobre este tema. Pero quizá tuvo la primera noción de esa catástrofe en su casa del barrio napolitano del Vomero cuando apenas contaba cinco años. Aquella noche debía nacer su tercer hermano y su padre endulzó el advenimiento familiar dibujando una preciosa cigüeña para explicarles a él y a su otro vástago la forma en que se presentaría el suceso. A las cuatro de la madrugada, aterrorizados por los gritos que llegaban del dormitorio materno, convertido en paritorio, encontraron por el pasillo a su tía con un manojo de sábanas con sangre y placenta. “Tranquilos. La cigüeña ya ha llegado y ha traído a vuestro hermanito. Pero quería llevárselo otra vez y vuestro padre ha tenido que matarla”. Starnone recuerda así, en una mañana soleada en los fabulosos jardines de la romana Villa Torlonia y ante una lata de Coca-Cola que nunca llegará a abrir, aquella anécdota fundacional de su obra.

—Piense en un niño que imagina de golpe a su padre como un asesino de cigüeñas. Es ese vaivén caótico de la imagen familiar. En el interior de ese ambiente se alternan el placer y el horror, el amor y la violencia. Se mezclan trepidantemente, sin equilibrio. La llegada del hermano es magnífica, pero se asocia de golpe al dolor y a la sangre de la madre. El nacimiento va ligado a la cigüeña, pero luego a su asesinato, a la masacre. La familia es eso: una oscilación, a menudo, sin orden. Ni siquiera lingüísticamente entre sentimientos distintos, antitéticos. El padre ama a la madre durante siete años, pero al octavo ya no. Y se larga.

Confidencia (Lumen, 2022), el libro que cierra la trilogía sobre la familia de Starnone, habla algo de esos conflictos. “El primer motivo es que, desgraciadamente, la familia siempre iba a desaparecer, pero luego nunca lo hace. Mi generación buscó nuevos modelos de vida, especialmente tras el Mayo del 68. Pero la familia siempre regresaba. Quizá porque está llena de contradicciones como vivir juntos en el núcleo fundacional de las vidas y experiencias: se ama al padre y se le detesta. Se ama a la madre, pero la temes. Es un lugar de gran amor y gran conflicto. En su momento fundacional nace del amor, la pareja se forma en torno al placer de estar juntos. Pero pronto se agrieta. La fidelidad absoluta, por ejemplo, es una locura. Nos gustan los otros, no nos engañemos. Y la pareja se rompe, se destruye por los celos, la indiferencia y el ocaso de la pasión inicial. Pero también por los propios hijos que traen tensiones, preocupaciones, ansias. La familia es el resumen de lo difícil que es vivir. Pero no es un error original. Es una institución antigua que desaparecerá en el momento en el que encontremos la manera de organizar de otro modo la reproducción”.

Portada de 'Confidencia', de Domenico Starnone.
Portada de 'Confidencia', de Domenico Starnone.

Los dos protagonistas de Confidencia, Teresa y Pietro, mantienen una relación en la que el uno se inventa al otro. Como si escribieran un libro. Él es profesor —como fue durante años Starnone— y ella su alumna. Pero cuando el experimento comienza a tambalearse, deciden confesarse un secreto terrible que les mantenga unidos para siempre. En lugar de eso, el amor se derrumba y comienza un nuevo modelo de relación en la distancia: lo que ellos llaman matrimonio ético. Ella adopta una nueva pedagogía que no es la del afecto, sino la del miedo. Y a través de la amenaza de revelar el secreto, le exige que, de algún modo, continúe siendo el hombre que fingió ser para el resto de su vida. “Construyen una nueva ficción, se diseñan como personajes perfectos. Y el libro es el relato de un fracaso existencial que nos atraviesa a todos. Todos intentamos ser algo desesperadamente, algo positivo, pero es más un impulso interior. La realidad es que somos complejos, contradictorios, que tenemos una gran disposición al bien hacia los otros, pero dispuestos a destruir esa disposición en una crueldad animal”, explica.

Mi generación buscó nuevos modelos de vida, especialmente tras el Mayo del 68. Pero la familia siempre regresaba.

El protagonista del libro, como Starnone —”no hay nadie que no use datos autobiográficos”, señala—, descubre de forma tardía la escritura y las mieles del éxito literario. Es casi una casualidad surgida del encargo de un periódico para escribir sobre educación (Starnone tenía una columna en Il Manifesto sobre el mismo tema que lo catapultó a la fama). Un proceso, en el fondo, de desmitificación de la escritura. “Las ganas de escribir, en realidad, avanzan por intervalos. Uno no las tiene siempre. Empieza a sentirlas de forma constante cuando se convierte en una profesión. Pero si se trata solo de un ‘quiero escribir’… habrá momentos donde se siente una gran voluntad para hacerlo, una fuerza muy violenta que te obliga a escribir. Durará dos horas, cinco días o quizá suficiente para escribir una relato o una novela. Pero escribir es ocasional, interviene un impulso fuerte. Y cuando se apaga, si no se convierte en un trabajo, dejas de hacerlo. Si lo es, como escribir en periódicos o libros, se continúa aunque no tengas ganas. ¿Quién puede tener ganas de escribir siempre? Mire, yo esta mañana me he liberado ya de hacerlo hablando con usted”, bromea.

La fuerza de los secretos

El tema de los secretos inconfesables que Starnone explora en el libro, ese fabuloso pegamento capaz de unir a parejas hasta la tumba, hace inevitable pensar en el rumor, extensamente fundado, que persigue desde hace años al escritor y a su pareja, la escritora y traductora Anita Raja. Según varias investigaciones, ambos serían los autores ocultos tras el seudónimo de Elena Ferrante, la misteriosa autora de la saga La amiga genial. “Puede ahorrarse la pregunta. La respuesta, como siempre, es no. Antes me molestaba que me lo preguntasen, pero ahora estoy viejo y me da igual todo”, se adelanta él cuando nota el amago del periodista.

La pregunta resultaría inútil en cualquier caso. Está claro que si fuera cierto, Starnone tampoco iba a contarlo una mañana de febrero en un parque romano tomando una Coca-Cola con un periodista español tras haberlo ocultado durante años. Pero, para afrontarlo de otro modo, ¿son saludables esos pactos de silencio entre parejas? Da igual si se trata de algo terrible el de Pietro y Teresa, o el de la fórmula de superventas mundial como La amiga genial. “Mire, el tema del secreto llamado a reforzar la relación es viejísimo. Y es un juego de sociedad. En el capítulo 17 de El idiota [de Dostoievski] Nastasya propone a la gente de su salón contar un terrible secreto y que el secreto luego no se revele nunca. También hay una relato bellísimo, El velo negro del pastor [de Nathaniel Hawthorne], donde un pastor se presenta un día con un velo negro como testimonio de un terrible secreto que esconde. El relato avanza, pero llega al lecho de muerte y él no lo revela. El secreto es en parte su vida. Es un tema viejísimo”.


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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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