Un juez de Perú condena a un periodista y a su editorial en un caso que amenaza la libertad de expresión
El político César Acuña gana una demanda contra Christopher Acosta y Random House por difamación. El juez los ha sentenciado y obligado a pagar casi 100.000 dólares
Un peligroso precedente contra el periodismo de investigación ocurrió este lunes en Perú e involucra a uno de los políticos y empresarios más poderosos del país, César Acuña, que demandó el año pasado al periodista de investigación Christopher Acosta por supuesta difamación en el libro Plata como cancha (Random House, 2021). Además del periodista, el tres veces candidato presidencial denunció también penalmente al director de la editorial, Jerónimo Pimentel, y puso a la editorial como tercer responsable civil. Acuña quería que los tres le pagaran 100 millones de soles como reparación del daño causado por el libro, suma que equivale a casi 25 millones de dólares, una cifra impagable para una editorial no solo en Perú sino en casi cualquier esquina del mundo. Este lunes un juez en Lima le acaba de dar la razón al poderoso empresario de dos universidades y fundador del partido político Alianza para el Progreso.
Acosta, Random House y Pimentel fueron condenados hoy por el “delito contra el honor, difamación agravada” por unas 30 frases que tiene el libro sobre Acuña. “Se les impone dos años de pena privativa de la libertad” suspendida, dice el fallo. Aunque los acusados no irán a la cárcel porque en Perú no hay prisión efectiva en condenas menores de cuatro años, no pueden cambiar de domicilio sin previa autorización de un juez, y serán obligados a concurrir a una oficina de control cada 60 días. Además, dice el fallo, los dos hombres y la editorial están obligados a pagar 400.000 soles a César Acuña (casi 100.000 dólares). La editorial, Acuña y Acosta anunciaron que apelarán la decisión para que vaya a segunda instancia.
“Expresamos nuestra solidaridad con el periodista”, expresó inmediatamente la Fundación Gustavo Mohme Llona, que trabaja el tema de libertad de expresión. “Consideramos que la sentencia injusta dictada en su contra debe ser revertida en las siguientes instancias. La justicia no debe ser utilizada como instrumento contra las libertades de expresión e información”, añadió. La ONG Proética, que trabaja contra la corrupción, consideró que con este fallo “se está buscando intimidar al periodismo de investigación”.
Por su parte, el Consejo de la Prensa Peruana y la Asociación Nacional de Periodistas del Perú rechazaron el fallo y “pedirán a la brevedad una visita del Relator Especial para la Libertad de Expresión de la CIDH para que se investigue lo sucedido en esta sentencia”. La editorial Penguin Random House en Perú dijo que “no encontramos sustento fáctico o jurídico en el fallo emitido”. Por ahora, apelarán a una instancia superior.
La polémica de Plata como cancha
El libro Plata como Cancha es una biografía no autorizada cuyo título es una frase del mismo Acuña cuando prometía en una conversación que, de llegar a ser presidente, abundaría el dinero (plata) como el maíz (cancha). “Él es una de las personas más poderosas del país”, le explicó Acosta a EL PAÍS la semana pasada, antes de conocerse la sentencia. “Es un tipo multimillonario, dueño de tres universidades privadas en el país, tiene un canal de televisión, un equipo de fútbol, varias propiedades y vehículos, y es fundador de su propio partido político que tiene varios congresistas. Su bancada y su partido son un comodín, se acomodan siempre a las circunstancias, a veces sus votos son claves. En eso radica su poder político, él termina inclinando la balanza de un lado u otro”.
La biografía no autorizada fue publicada en febrero del 2021 y en mayo César Acuña interpuso la demanda. El libro tenía, de acuerdo al empresario, “por lo menos 55 frases difamatorias”. Aunque el juez consideró que unas 20 de esas no correspondían a difamación, su fallo en defensa de Acuña en las otras frases deja un preocupante precedente.
El libro cita a varias personas o documentos judiciales que, entre otras cosas, señalan al político y empresario Cesar Acuña de plagiar documentos universitarios, de malversar fondos públicos o de ser violento con su exesposa. “Uno de los puntos del libro que a Cesar Acuña le molesta especialmente es que haya revelado que tres exsecretarios de Vladimiro Montesinos lo identifican a él como uno de los que visitaba el servicio de inteligencia, y son declaraciones que ellos dan al Congreso de la República”, cuenta Acosta. “Yo no soy el que lo dice, yo soy quien transcribe estos testimonios, pero Acuña me lo transfiere a mí”.
Lo preocupante del fallo es que el juez que dictó sentencia hoy dice que, si no ha habido un fallo condenatorio del sistema judicial en muchas de estas acusaciones, sí se vulnera el honor del empresario. “No hay investigación finalizada” repite varias veces el fallo del juez cuando mira el tema del servicio de inteligencia y Montesinos.
Esto, de acuerdo a los estándares internacionales de libertad de expresión, iría en contra del derecho que tienen los periodistas a documentar denuncias: ningún medio podría reportar las acusaciones que hacen ciudadanos contra personajes públicos si siempre hay que esperar un fallo condenatorio. Si personas cercanas a Montesinos señalaron a Acuña en documentos oficiales, un periodista puede citar estos documentos oficiales.
Además, lo llamativo de las 55 declaraciones que molestaron a Acuña es precisamente que muchas las han hecho otros, no el periodista, quien acumula en el libro lo que familiares o funcionarios han dicho contra el empresario durante años en medios o ante la justicia. Por ejemplo, de acuerdo a la demanda, es difamatorio haber publicado las declaraciones que dio a la prensa la expareja de Acuña, Rosa Núñez, por violencia de género.
“Es reprobable que el juez del 30 Juzgado Penal Liquidador de la Corte Superior de Justicia de Lima, Raúl Rodolfo Jesús Vega, desestime frases utilizadas en el legítimo uso de la cita textual bajo el argumento de no haber sido corroboradas por fuentes confiables”, dijo en un comunicado la Asociación Nacional de Periodistas del Perú. “En un claro exceso de sus facultades, el juez Raúl Jesús Vega ha interpretado y sentado peligroso precedente sobre qué fuente periodística es confiable o no. Bajo esa concepción, en adelante, ningún periodista podrá citar dichos de terceros bajo el riesgo de ser demandado por difamación. Ello cercena la actividad periodística y, en consecuencia, la democracia”.
“Jurídicamente no se exige que pruebe la veracidad de lo que otra gente ha dicho sobre la persona”, dice Roberto Pereira a EL PAÍS, abogado del periodista. “Lo que se exige es que las fuentes sean verosímiles, que se les identifique, que no se les distorsione, que en pocas palabras se haga un reporte fiel de lo que se ha dicho”. Acosta, además, contó que buscó a Acuña por distintas vías para tener su versión de los hechos –otro de los requisitos para hacer un reporte fiel– pero no obtuvo respuesta. En los casos en los que se había defendido públicamente, lo incluyó en el libro.
“Para mí todo esto tiene un afán de castigar”, dice Acosta. “Yo en los últimos 10 años he publicado sobre este personaje, desde cómo administraba su municipalidad cuando fue alcalde hasta cuando se convirtió en figura nacional. Y yo creo que él ve esto con un afán castigador, sabe que no es la primera vez que publico sobre él y que esto es más bien un compendio de lo que he hecho por casi 10 años.”
“Como persona natural, esto no es un caso aceptable”, dice antes de conocer el fallo Jerónimo Pimentel sobre la acusación en su contra como director de Random House en Perú. “Todos los abogados que he consultado dicen que esto no se debió aceptar, porque decir que yo soy coautor de todos los libros que publicamos es un absurdo. Tenemos un catálogo de 7.000 libros en Perú. ¿Yo sería coautor de los 7.000? Es una aberración jurídica”.
“Yo creo, y esto es mi lectura personal, que se está tratando de encarecer la publicación de estos libros de investigación”, añade Pimentel. Una demanda de este estilo requiere enormes recursos para defenderse, sobre todo si se debe ir a segunda o tercera instancia en la Corte Suprema. “Creo que hay un intento para amedrentar no solo a los periodistas sino a los que buscan publicar a los periodistas”, añade Pimentel.
“Yo no tengo nada, nada, contra el periodismo en general”, dijo Acuña al diario El Comercio en una entrevista antes del fallo, en la que confesaba no haber leído del libro, sino confiar en lo que dijera su abogado. “Yo apoyo la libertad de prensa, soy defensor de la prensa. Pero no voy a aceptar que un periodista valore mi dignidad”.
Los abogados que defienden el libro apelarán la decisión, pero, por ahora, éste seguirá en circulación. Desde que fue publicado en febrero del 2021 ha tenido seis reediciones, ha sido uno de los más leídos en las librerías del país, y ahora va para su séptima edición.
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