La Academia de Bellas Artes estrena una sala de fotografía
La institución dará a conocer su colección de casi 3.000 piezas de grandes autores españoles
La pintora surrealista Maruja Mallo, en su taller rodeada de sus cuadros, retratada por Vicente Moreno en 1936; un boxeador en sombra, recuperando el aliento en su esquina del ring, una toma de Ramón Masats en blanco y negro para el libro Neutral Corner (1962), o los volúmenes de las casas modestas de La Chanca (Almería), retratadas en color por Carlos Pérez Siquier en 1965… son tres grandes fotografías de la veintena con las que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Rabasf) inaugura este martes, 5 de marzo, su primera sala dedicada exclusivamente al arte de la imagen. Un espacio que se renovará cada tres o cuatro meses, por motivos de conservación del papel, con copias de la creciente colección de la Academia, ahora cerca de 3.000, pero cuyo valor está, sobre todo, en el afán por reunir una liga de campeones de la historia de la fotografía española. En este estreno preside la sala la imagen que tomó el galés Charles Clifford del puente acueducto de Amaniel, en Madrid, de 1856, en papel de albúmina. Alrededor de su vitrina, piezas de Cualladó, Isabel Muñoz, Chema Madoz o Castro Prieto.
La pelea, porque ha habido que vencer reticencias internas para que la Academia posea su colección de fotografía, la inició el fallecido Alberto Schommer hace diez años. El singular retratista de personajes de la Transición era miembro, desde 1998, de esta institución, creada en 1752 para fomentar, estudiar y proteger las artes. Schommer propuso formar una “colección sistematizada de fotografía, porque las instantáneas que había entonces estaban en legajos, expedientes de obras, como la construcción del Canal de Isabel II, fotografiada por Clifford, álbumes de la escuela de arquitectura…”, explica el también académico y fotohistoriador Publio López Mondéjar.
Sin embargo, la crisis económica frenó estos planes y ha habido que esperar a tiempos mejores y al mecenazgo del coleccionista Adolfo Autric, “que ha ayudado en los momentos difíciles y ha donado imágenes”, añade López Mondéjar, que subraya “la inmensa generosidad” de los fotógrafos que inauguran la sala, en la planta tercera: “Isabel Muñoz nos ha regalado cuatro de sus platinos, todos han ofrecido sus negativos desinteresadamente y, en algunos casos, como García-Alix y Outumuro, han realizado sus propias copias”. También han sido dadivosos archivos públicos y privados, y particulares, como Laura Terré con el material de su padre, Ricard Terré.
Las fotografías que se expondrán en la sala saldrán del archivo de la casa, situado una planta más arriba. Allí resulta emocionante contemplar, despojándolas de sus fundas flexibles de acetato, obras de los mejores, copias en papel que se manejan con guantes, como el retrato de Miserachs a Dalí de 1958, con el pintor cubriéndose el ojo izquierdo con una pequeña estrella de mar; o un elegante desnudo de mujer de los años cincuenta, del húngaro nacionalizado Nicolás Muller. Se abre otro planero y aparece una imagen en sepia del francés Jean Laurent de la Ermita de San Isidro, en Madrid, donde se estableció a mediados del siglo XIX. De este pionero se conserva una maravillosa rareza: 30 negativos en cristal emulsionados al decimonónico preparado del colodión.
Calotipos
En el lento proceso de recopilación hay lugar para ejemplos que, con menos valor artístico, sí lo poseen como fuente de memoria de una institución que cuenta con 44 académicos (solo cinco mujeres): las fotografías de las clases de modelado y pintura en la Academia, de mujeres jóvenes posando desnudas con las manos cruzadas en la nuca para ser dibujadas por los alumnos. Junto a estas, unos 40 calotipos (negativos en papel), un método predecesor de la fotografía moderna, usado entre 1840 y 1860.
"El propósito es cubrir las distintas etapas, que estén representados los maestros de la placa de cristal como Marín, Alfonso o Escobar, hay adquisiciones de los miembros de la Escuela de Barcelona y de la de Madrid, como Català-Roca, Maspons… continúa con autores como Cristina García Rodero, Juan Manuel Díaz Burgos, Miguel Trillo, Marisa Flórez o Chema Madoz, hasta los más jóvenes: Samuel Aranda, Paco Gómez, Sofía Moro y Cristina de Middel", añade.
También se han incorporado unos 30 documentales, 18 realizados por José Luis López Linares y López Mondéjar y el resto por distintos fotógrafos. En esa línea, se buscará que la fotografía no sea un mero objeto expositivo, sino que, a la manera que ha hecho Josefina Molina con el cine en esta institución, se celebren seminarios de formación y de historia para profesionales y aficionados. Cuando hoy se inaugure la sala, con la asistencia de algunos de los autores representados en ella, se habrá dado un paso más en la presencia de la fotografía en los museos, un proceso que, como recordaba el crítico de arte de EL PAÍS Francisco Calvo Serraller, “es homologable al de cualquier otro objeto artístico tradicional”.
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