_
_
_
_

“Cuando amas lo que haces vives en estado de novela todo el tiempo”

El escritor mexicano se somete al carrusel de preguntas de este diario.

Elvira Palomo
El escritor mexicano Martín Solares.
El escritor mexicano Martín Solares.Juan Rodríguez Llaguno

Acaba de participar en el Festival América, fue finalista del premio Violet Noir en el Festival Toulouse Polar du Sud, estuvo en la feria de Miami y en la FIL, por fin comienza a filmarse la película basada en Los minutos negros. Después de un agitado 2018, en el que ha viajado de ciudad en ciudad tras la publicación de la traducción al inglés de No manden flores (Grove) y al francés de Cómo dibujar una novela (Bourgois), Martín Solares (Tampico, 1970) ya tiene entre manos su próximo proyecto. Y tiene claro su objetivo: "No moverme de mi casa hasta concluir la trilogía de Catorce colmillos". Se sumerge tanto en la escritura que, si pudiera, dejaría de comer o dormir para seguir escribiendo. Pese a ser un tipo duro de Tamaulipas... confiesa que lloró con la muerte de su último personaje. El escritor mexicano se somete al carrusel de preguntas de este diario.

¿Qué significa ser escritor para usted?

El mal sucede pero nadie tiene por qué aceptarlo

Vivir en busca de la literatura.

Tiene un ensayo sobre el arte de contar y recientemente el repentista Alexis Díaz Pimienta señalaba la necesidad de volver a la oralidad en tiempos de saturación digital ¿Qué opina al respecto?

Hay que contar un cuento antes de dormir y hay que abrir un libro en cuanto uno despierta. La literatura te ofrece todas las emociones pero en especial, la empatía; mientras que el principal material de ciertas redes sociales es la falta de reflexión.

¿Qué libro regalaría a un niño para introducirlo en la literatura?

Uno que le enseñe que el mal sucede pero nadie tiene por qué aceptarlo; un libro donde los héroes pretendan hacer algo bueno a cada paso y donde el azar, las enamoradas y los amigos lleguen a cambiar el curso de los hechos en los momentos más inesperados.

¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?

Me despiertan las voces de mis personajes  y no me dejan hasta que anoto lo que cuentan.

La literatura en general; las novelas de aventuras en lo particular. Me gusta estar en la selva huasteca que aparece en las novelas de B. Traven, donde los tigres atrapan a un burro con las fauces y saltan a la cima de un árbol para mejor devorarlo; o bien entre el campamento griego y el troyano, tras los pasos de Odiseo y Diomedes, tratando de realizar un acto heroico que permita terminar con la absurda guerra de Troya.

Respecto a su trabajo ¿de qué está más orgulloso?

De que mis lectores sonrían al hablar de mis libros.

¿Qué libro le hubiese gustado escribir?

Las memorias de Pierre Le Noir, policía obligado a infiltrar el movimiento surrealista en el explosivo año de 1927. Pero como nadie lo ha hecho aún, tuve que escribirlas yo. Terminé el segundo volumen de sus aventuras en agosto y voy a la mitad del tercero, que será el último, a juzgar por lo siniestros que se han vuelto sus amigos.

¿Qué cambiaría de usted mismo?

La necesidad de interrumpir la escritura para comer o dormir. Cuando amas lo que haces vives en estado de novela todo el tiempo y no quisieras detenerte.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?

Los tipos rudos de Tamaulipas no lloramos, solo nos deshidratamos. Pero lloré el mes pasado, al despedirme para siempre de uno de mis personajes. Con frecuencia es necesario sacrificar lo más hermoso que has creado ante el altar de la novela, o esa novela que escribes jamás vivirá.

¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?

“Despierta”. Y como he comprobado a través de las vidas de los surrealistas, es algo que uno nunca termina de hacer. El amor, la poesía, la libertad y la literatura exigen que abramos los ojos ante algo que está más allá, y para alcanzarlo debemos imaginar cosas cada vez más arriesgadas.

Basta de esta nueva forma de capitalismo, donde la ley le da la espalda al crimen si este representa un negocio.

¿Cuándo fue más feliz?

Cuando juego con mis hijos.

¿Qué lo deja sin dormir?

La literatura. En esta racha me despiertan las voces de mis personajes por la madrugada y no me dejan en paz hasta que tomo nota de lo que cuentan.

De pequeño quería ser…

Spider-Man, cuando las redes no eran sociales pero eran resistentes y no te vigilaban.

¿Algún sitio que le inspira?

La Lisboa de Tabucchi, la Hungría de Agota Kristof, la frontera mexicana de Cormac McCarthy, la Obaba de Atxaga, la Centroamérica de Rodrigo Rey Rosa y Horacio Castellanos Moya, los relámpagos que veía Breton cuando esperaba a Nadja en cualquier café de París.

¿Dónde no querría vivir?

En ninguna parte bajo la violencia y la impunidad a la mexicana. Ya basta de esta nueva forma de capitalismo, donde la ley le da la espalda al crimen si este representa un negocio.

¿El mejor regalo que ha recibido?

Los dibujos que hacen mis hijos mayores. Las primeras palabras que pronuncia el menor de mis hijos.

¿Libro electrónico o en papel?

Si es malo, el libro electrónico no parece terminar nunca -todas las páginas resultan iguales. Si es bueno, no quieres que el libro en papel se termine y ves una isla en cada página bellamente formada.

En su opinión, ¿para qué sirven los premios?

Para darle un abrazo a un colega que hizo muy bien su trabajo, si eres jurado; para quedarse sin habla del puro gusto cuando el afortunado eres tú.

¿Cómo ve el futuro de México?

No deje de hacer justicia a cada una de las víctimas de la violencia

México intentó solucionar sus problemas con las mismas dos medicinas desde 1929 y el resultado fueron cientos de miles de muertos y de víctimas. Es natural que hayamos votado en masa por un grupo de personas bienintencionadas pero improvisadas y atrabiliarias que por los mismos cínicos profesionales de siempre: médicos que se desentienden de la salud de sus pacientes.

¿Qué le diría a López Obrador si tuviera oportunidad?

Sea más valiente que los asesinos, más inteligente que los ladrones y no deje de hacer justicia a cada una de las víctimas de la violencia, aunque estén muertas. Vuelva a usar la palabra justicia y haga que este país se sienta orgulloso de ella. No tiene derecho a hacer menos.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elvira Palomo
Es redactora en la sección de Internacional. Licenciada en Periodismo y máster en Comunicación Política. Comenzó su carrera en la agencia Efe para la que fue corresponsal en Washington. Comenzó a colaborar con EL PAÍS en Montevideo. Ha trabajado como periodista multimedia en la BBC, en la mesa de edición de AFP para América y en Univision Noticias.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_