Álex Grijelmo: “La manera más fácil de manipular es la omisión de datos”
Los desafíos éticos y los peligros que acechan al periodismo, a debate en el Festival Gabo de Medellín
El periodismo afronta a diario desafíos éticos relacionados con la independencia, la transparencia o la credibilidad y el ejercicio del oficio sigue amenazado, hoy como ayer, por la manipulación. Las redes sociales quizá hayan multiplicado la difusión de las noticias falsas, pero el verdadero peligro tiene que ver con la honestidad de un relato o una reconstrucción. "Con hechos verdaderos, por la vía de la omisión podemos manipular una información y eso es muy difícil de verificar. Esa es la manera más fácil de manipular". Así lo indicó este viernes Álex Grijelmo, director de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS, en un coloquio del Festival Gabo que se celebra en Medellín.
“Hoy en día casi todo se puede comprobar, porque está en Internet. Cuando publicamos una información y contiene un error es fácil que alguien lo detecte, lo compruebe, lo corrija. Lo único que no es fácil de corregir son los silencios, lo que no se dice”, señaló. Grijelmo se refirió a “los datos que faltan en una información y que son relevantes”. “En el momento en que un dato relevante para una información se silencia, se está manipulando esa información. Y también se está manipulando cuando un dato irrelevante se cuenta y se convierte en relevante”, apuntó durante el debate El zumbido del moscardón: desafíos éticos del periodismo actual, moderado por Gumersindo Lafuente, subdirector de eldiario.es, y en el que participó junto a Jorge Cardona, editor general del diario colombiano El Espectador; Javier Darío Restrepo, responsable del consultorio ético de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI); y la chilena Mónica González, directora del Centro de Investigación e Información Periodística (CIPER).
Grijelmo ilustró su tesis con algunos ejemplos. El primero queda reflejado en una noticia de carácter cotidiano. Se produce un accidente de tráfico, chocan dos automóviles, la crónica cuenta a grandes rasgos lo que pasó y en el siguiente párrafo se dice que los ocupantes del coche BMW regresaban de una fiesta. “En ese momento el lector no tiene más remedio que sospechar y considerar culpables del accidente a los que regresaban de una fiesta. Al convertir ese detalle en relevante estamos engañando y al silenciar otros motivos también estamos engañando”, explicó.
Otro ejemplo, alentado por una reflexión de Lafuente sobre las exigencias éticas y legales del periodismo, lo ofrece el caso, que causó conmoción en España, de diez recién nacidos que se quedaron ciegos en la incubadora de un hospital de la provincia Jaén, en Andalucía. La información, llevada a portada por un diario, explicaba que se había producido un fallo en la incubadora y añadía una determinación contextual tramposa, esto es, que todo había pasado “siendo gerente de salud de Andalucía fulano de tal”. Este, que no tenía nada que ver, denunció al periódico, aunque la justicia absolvió al medio porque los datos eran ciertos. Y esa práctica, aunque el juez no encontró responsabilidad penal, sí amerita una condena de tipo ético.
Babelia
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