Juergen Boos reclama poesía para un tiempo lleno de desconfianza
El director de la Feria de Fráncfort destaca el papel de España como mercado literario
Juergen Boos cree que en el principio de todo estaba la literatura. Y sigue ahí, ahora, casi más que nunca. En este curioso regreso global a las esencias, el mundo busca historias que contar y que le cuenten. Por eso, un acontecimiento como la Feria de Fráncfort, debe desplegar la fuerza de los libros –lo más básico, el mero arte de saber narrar- e impregnar a todas las demás disciplinas. Y que esos libros, esas historias salgan además desde la potencia editorial española, país invitado de honor para 2021. Así lo anunció Boos oficialmente en la sede de la secretaría de Estado de Cultura junto al ministro Íñigo Méndez de Vigo este pasado miércoles. Quedan cuatro años, pero un largo trecho de actividad y preparación por delante para estar presentes entre los más de 7.000 exhibidores de alrededor de 110 países que acuden anualmente a la cita."Generalmente lo organizamos a tres años vista, pero en esta ocasión hemos tenido suerte de adelantarnos", afirma Boos.
Pregunta. ¿En qué consiste el papel de un invitado de honor en la Feria de Fráncfort?
Respuesta. Nuestra feria se ha convertido, desde hace 20 años, más o menos, en el principal evento cultural del mundo. No sólo aborda la literatura, sino todo lo que tiene que ver con la misma: cine, televisión, artes escénicas, arquitectura y nuevos agentes tecnológicos, como Google, que está apostando fuerte en la nueva era. Y es en esa labor interdisciplinar donde los invitados de honor juegan un papel más importante. Aparte, hay que preparar una amplia oferta. Los editores alemanes y de otros países de comprometen a comprar derechos, pero el país involucrado debe correr con las traducciones.
P. ¿Qué esperan de la participación española?
"La organización de los actos y la presencia la impulsará el Gobierno y organismos como el Cervantes en perfecta conjunción con el sector, pero aun eso está por conformarse"
R. Mucho y en muchos frentes. Especialmente ahora cuando se está planteando cómo quieren que los vean fuera. Sobre todo a varios niveles: como potencia editorial, como potencia cultural y global, sin olvidarnos de Latinoamérica y desde el punto de vista político.
P. ¿Así que este acuerdo ha incluido razones políticas?
R. No, totalmente. Llevamos hablando con los editores hace tres años, a nivel empresarial y diplomático, tanto desde la embajada de España en Alemania como con el Instituto Cervantes. En eso nos parece natural, lógico. Nos interesa además el aspecto global que se esparce desde aquí a un mercado de 500 millones de potenciales lectores.
P. ¿Esperan también extender la invitación a autores latinoamericanos?
R. Depende del criterio de los organizadores del país invitado, nosotros no imponemos nada, aconsejamos.
P. ¿Y les gustaría?
R. Nos encantaría contar con todos los aspectos de la lengua española. ¿De dónde es un autor como Roberto Bolaño que nació en Chile, vivió en México y acabó en Cataluña? ¿De dónde es él? ¿O los autores del Boom, previamente?
P. ¿De su lengua materna?
R. Exactamente.
P. La imagen de España ha sufrido ciertos perjuicios fuera en las últimas semanas. Pero hubo polémica también en Fráncfort cuando invitaron a Cataluña y los autores de allí que escribían en castellano sufrieron un veto por parte de las autoridades. ¿Recuerda eso como una mala experiencia? ¿Es esta una forma de cicatrizar heridas?
R. No, en absoluto. Lo recuerdo porque yo ya era responsable y discutimos mucho con los organizadores.
P. ¿Quisieron entonces incorporar desde la feria a autores en español de ese ámbito?
R. Sí, fue nuestra intención y nuestra opción inicial. Pero se cambió con el desarrollo de la propuesta. Son cosas que hay que preparar con tiempo. Entonces se arregló un poco, no por la parte oficial, sino porque los editores invitaron a los autores catalanes que escribían en español. Siempre contamos con que se producirán aspectos polémicos, pero no imponemos nada. Hay que dejárselo a ellos, no interferir, proponemos, aconsejamos, pero las decisiones las toma el invitado.
P. ¿Y quién se ocupará desde aquí?
R. Lo impulsará el Gobierno y organismos como el Cervantes en perfecta conjunción con el sector, pero aun eso está por conformarse.
P. Cine, televisión, arte, tecnología… Para todos esos campos, ¿la base de la literatura es la principal potencia?
R. Todo el mundo busca contenido. Y mi convencimiento es que, tal como sostiene Milan Kundera en su ensayo El arte de la novela, es ahí donde todo comienza. Contar historias, sencillamente y cómo lo hacemos y en una yuxtaposición de riqueza de niveles que ningún otro arte consigue. Empezaron los sectores audiovisuales, luego llegaron los videojuegos, pero estamos notando otros cambios.
P. ¿Por ejemplo?
R. Los que tienen que ver con el sector del lujo. Muchas marcas están reconvirtiendo el objeto libro en algo sofisticado. Tienen interés en ello. Firmas como Prada, que se ofrecen a editarlos y a venderlos en sus propias tiendas. El valor va cambiando. Debemos acercarnos a estos sectores porque los editores no tendríamos el dinero suficiente para hacerlo y no somos tan atractivos como la gente del mundo del espectáculo. Pero todo llega. Es cuestión de gancho y no hay mayor atracción que hacer a la gente consciente de que somos el origen de todo. De la tradición de narrar, de contar.
P. Como ocurre con la poesía. ¿Es lo mismo en otros ámbitos? En español, se vive un auténtico boom, con incremento de ventas por parte de las nuevas generaciones mientras otros géneros caen.
R. Sí, ocurre en varios lugares. Sobre todo en Europa, no sé si en otras regiones del mundo. Leí hace poco una explicación que me gustó. La poesía es honesta. Pura. Lenguaje. Y la gente busca eso cuando ya no nos podemos fiar de nada. La poesía contrasta frontalmente contra la era de la posverdad. Me gusta esta explicación porque no tiene nada que ver con la economía ni con los medios de comunicación. Por eso, porque es una vuelta a las esencias. De hecho nos vamos a centrar en las próximas ediciones en esto aunque sólo sea porque ya nadie habla de ello.
Babelia
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