Alcaraz: “Yo tengo mucho cuidado con lo que tomo o lo que hago”

No es un tópico, sino una verdad como un templo: esto es tenis, así que todo puede suceder. De giro en giro. Sale airoso del remolino Carlos Alcaraz, que en realidad se había metido él solito en el lío: set arriba, baja el pistón y se obliga a rehacerse ante el italiano Luca Nardi, finalmente rendido: 6-1, 4-6 y 6-3, en 1h 52m. El murciano, pues, se medirá este jueves (no antes de las 15.30, Movistar+) al checo Jiri Lehecka en busca de una plaza en las semifinales del torneo de Doha. Y no lejos de allí, en Dubái, la que no consigue escapar de los nudos es Paula Badosa, vencida por la kazaja Elena Rybakina después de haber dispuesto de seis bolas de partido: 4-6, 7-6(8) y 7-6(2), tras 2h 51m.

Cierra la catalana la gira por Oriente Próximo con mal sabor de boca, mientras Fernando Verdasco oficializa su retirada definitiva, al caer en el dobles junto a Novak Djokovic, y Alcaraz prosigue la marcha gracias al triunfo logrado contra el 85º del mundo. Increíble pero cierto: susto en el cuerpo. Del control absoluto en el primer set a los cinco juegos seguidos que ha cedido en el segundo. Luego lo arregla. “Él [Nardi] empezó a jugar muy bien. Mi nivel de energía bajó un poco, y el suyo fue impresionante durante ese rato. El tenis puede cambiar en dos o tres puntos. Sentía que estaba jugando al nivel de un top-10, fue increíble. Tuve que estar fuerte mentalmente”, señala en unas declaraciones recogidas por el diario AS.

El caso es que esta última intervención vuelve a pronunciar la naturaleza ciclotímica del español en el plazo inmediato, capaz de ir arrasando y de sufrir instantes después. Tiene 21 años y, repite una y otra vez, él es así y está en ello. No asocia el resurgir del joven italiano —también 21 años, víctima a edades infantiles de aquel imparable Carlitos— a ningún giro estratégico. Sencillamente, “con 4-1 no falló ninguna bola, fue muy agresivo. Para mí era difícil jugar, el segundo break que me hizo lo jugué con primeros servicios a 200 por hora, pero sus restos fueron increíbles. Nada que decir, creo que empezó a jugar mejor, con bolas altas, pero no perdí la concentración por ello”.

En cualquier caso, comenta el de El Palmar que mantenerse “al cien por cien” en cada punto es muy complicado, y que de pequeño ya solía despistarse con frecuencia en el transcurso de los partidos. No se desvía, sin embargo, a la hora de vigilar lo que consume aquí o allá, o las medicaciones que pueda emplear. El caso Sinner continúa coleando pese a que ya se conoce el fallo definitivo —resuelto con tres meses de castigo para el italiano, objeto constante de debate— y él responde tajante cuando se le recuerda que la número uno, la bielorrusa Aryna Sabalenka, no pierde de vista ni siquiera los vasos de agua que ingiere.

“Al final, siempre hemos tenido mucho cuidado en ese tema. Siempre hemos cuidado y hemos tenido al dedillo todo lo que tomamos, lo que hacemos. Es algo muy importante para nuestro rendimiento, para el tenis, y siempre hemos tenido mucho cuidado. Si alguien viene con algún suplemento de algo, siempre vemos todo lo que lleva por si no lo podemos tomar; siempre hemos tenido mucho ojo en eso. No solo a raíz del caso Sinner, sino que ya antes llevábamos mucho cuidado en lo que tomábamos. No es algo que a raíz de ello hayamos hecho más hincapié”, contesta el murciano, que en los cuartos se batirá con Lehecka —superior a Fabian Marozsan (6-4 y 6-2)— sabiendo que prevaleció en el único precedente (Queen’s 2023).