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João Fonseca, la amenaza creciente que se aproxima a Sinner y Alcaraz

El brasileño de 18 años, mezcla de ardor y frío en la pista, acelera hacia la élite del circuito con su primer título en la ATP y uno de los golpeos más poderosos

Fonseca celebra la victoria en la final de Buenos Aires frente a Cerúndolo.
Fonseca celebra la victoria en la final de Buenos Aires frente a Cerúndolo.Matias Baglietto (REUTERS)
Alejandro Ciriza

Mientras el caso Sinner sigue coleando —”no sé cómo puedo confiar en el sistema”, lamenta la número uno, Aryna Sabalenka— y el malagueño Alejandro Davidovich todavía se tira de los pelos, después de haber desperdiciado un 5-2 y 40-15 para cerrar la final de Delray Beach contra Miomir Kecmanovic y haber atrapado así su primer título en la élite, el tenis celebra el último paso de João Fonseca. Zancada, en realidad. A sus 18 años, el brasileño continúa venciendo, sorprendiendo y dejando pistas en una privilegiada dirección, la de los supoderdotados. Así lo refleja el triunfo del pasado fin de semana en Buenos Aires, marco de su primer trofeo en la ATP y testigo de una excepcionalidad porque el carioca, otro de esos talentos precoces que únicamente apuntan a la cúspide, se convirtió con su triunfo sobre Francisco Cerúndolo (6-4 y 7-6(1) en el décimo tenista más joven de la historia en cantar su primer éxito.

Es decir, Fonseca sigue viajando a la velocidad de los fueras de serie, de los Hewitt, Becker, Chang, Nadal o Alcaraz, sin ir más lejos. Con 18 años y dos meses lo festejó por primera vez el mallorquín, el mismo registro que logró el murciano cuando se coronó en Umag (Croacia) en 2021, también sobre arcilla. Desde la distancia, Alcaraz felicita al chico —”¡Impresionante, João!”—, a la vez que encuentra un serio motivo para la inquietud. “Tengo que tener cuidado con él, el día de mañana va a estar ahí”, deslizaba el de El Palmar hace un mes, en Melbourne, donde el brasileño tumbó por primera vez a un top-10 como Andrey Rublev y sugirió lo que él mismo proponía hace cuatro años con la campanada firmada ante Stefanos Tsitsipas, cuando también era un crío. Porque, si la historia no se tuerce, todo apunta a que Fonseca, 68º del mundo ya, habitará pronto la planta más noble, codeándose con el español y el número uno, Jannik Sinner.

“Sé que se habla de mí y supone es una motivación”, comentaba estos días en Argentina. “Los dos me inspiran”, añade el de Río, que hace un par de años, cuando él tenía 16, ejerció de sparring de los dos fenómenos durante la Copa de Maestros y al final, redirigió su destino ante el consejo del italiano: “Jannik me dijo que era demasiado bueno como para ir a la universidad, que apostase directamente por el circuito profesional”. Así que en vez de poner rumbo a Virginia, continuó en casa y se adentró progresivamente en el entramado profesional bajo el gigantesco paraguas de la multinacional IMG, atenta a cualquier destello infantil. Muy temprano comenzó a destacar Fonseca, quien hace tres meses igualó a Sinner y Alcaraz, campeones de las Next Gen ATP Finals con 18 años, y que después de conquistar el challenger de Canberra brilló con fuerza en Australia, donde progresó hasta la segunda ronda procedente de la fase clasificatoria.

“No me gusta compararme con nadie, quiero ser yo mismo. Soy bastante maduro, estoy creciendo rápido”, afirma el brasileño, admirador absoluto del estilo clásico de Roger Federer y que, tras probar el fútbol, el surf, el ciclismo, la escalada o el voleibol, terminó decantándose por la raqueta. Con 17 años firmó su primera victoria profesional, en Brasilia, y poco después su primer triunfo en la ATP, en casa; el primer jugador de 2006 en conseguirlo. Antes había sido el número uno en los júniors y conquistó el US Open de la mano de su preparador, Guillherme Teixeira. “Está yendo todo muy rápido”, admitía el domingo, después de batir a Cerúndolo con la grada soplando en contra, como sucediera en las jornadas previas frente a Etcheverry, Coria o Navone, otros tres locales. Un brasileño descubriéndose en Buenos Aires, signo de mucha personalidad. “Está evolucionando a un ritmo fuera de lo normal”, concedía el último de ellos.

“Le pega muy fuerte a la pelota”, describe Alcaraz. Y no le falta razón. En Melbourne, el carioca despidió un perdigonazo que alcanzó los 181 km/h, por encima del registro de dos rompebolas como el murciano (178) o el francés Mpetshi Perricard (180). “El año pasado era el 700 del mundo y ahora estoy donde estoy. La gente ha empezado a saber quién es João Fonseca”, dice. Esto es, tenis agresivo, de pegada y de control; movilidad y templanza. “Me gusta ir a por la pelota. De pequeño perdía muchos partidos, pero mi entrenador me decía que siguiera en esa línea, pero con solidez”, precisa. No es excesivamente alto, de 1,85, y gracias a su dinamismo abarca pista y llega con un generoso margen a los apoyos para descerrajar el tiro. Más parecido en forma a Sinner que a Alcaraz, mezcla de ardor y frío en el intercambio, en Brasil se fantasea con la proyección de otro Kuerten, a la par que se crea la acepción: “¡Fon-se-quis-mo!”. “Un estado mental”.

Pese a que no competía sobre tierra batida desde abril, cuando fue invitado en Madrid, se trata de su superficie predilecta. No obstante, se trata de un tenista versátil cuyo ritmo de golpeo —no en estilo, sí en aceleración— hace guiños al mazo de Juan Martín del Potro. “Mi sueño es ser el número uno”, reitera. “Ojalá tenga una historia tan bonita como la de Guga [Kuerten, triple ganador de Roland Garros] y sé que hay gente que me compara con él, pero esto no va así. Cada jugador tiene sus tiempos; acabo de entrar en el top-100, pero los resultados y el ranking llegarán después”, añadía tras batir a Cerúndolo en suelo hostil, convertido en el finalista más joven en arcilla desde Alcaraz y habiendo ganado 21 de los 24 últimos partidos que ha disputado. “No puedo esperar a ver el primer Fonseca vs. Alcaraz”, transmitía en sus redes sociales el escocés Andy Murray, anticipándose a una colisión que insinúa emociones fuertes.

DJOKOVIC: “EL SISTEMA NO FUNCIONA”

A. C. | Madrid

No es Marin Cilic de los que se rinda con facilidad, de ahí el empeño en ponerle las cosas difíciles a Carlos Alcaraz en su estreno en Doha. El español, de 21 años, logró finalmente sacar adelante un duelo en el que le costó entrar en calor. No obstante, lo sorteó (doble 6-4, en 1h 38m) y se topará el miércoles con el vencedor del pulso entre Zhizhen Zhang (49º) y Luca Nardi (85º), enfrentados el martes.

Alcaraz, reciente campeón de Róterdam, impuso su insistencia en el primer set, después de un intercambio de roturas, y solucionó el único instante de apuro en el segundo, cuando el croata (36 años y 192º) dispuso de tres bolas de break con 4-3 a su favor. Salvado el apuro, el número tres del mundo se mostró firme y abrochó la victoria, esta vez merced al control más que al filo de sus tiros.

“Era un partido para sobrevivir”, declaró el murciano, quien también se refirió a la ascensión de Fonseca: “Vi su final y creo que jugó un gran partido. No es fácil enfrentarte a tu primera final y contra Cerúndolo en su casa, pero jugó a un nivel muy alto. Su tenis es fantástico. Estoy seguro de que llegará lejos, no sé si será número uno; nadie lo sabe, pero tiene potencial para llegar ahí y luchar por grandes cosas”.

Por otra parte, Djokovic, que reaparecerá este martes ante Matteo Berrettini (no antes de las 15.30, Movistar+), abordó el caso Sinner tras competir en el dobles junto a Fernando Verdasco, quien sellará su carrera profesional esta semana.

“No es una buena imagen para nuestro deporte”, introdujo, en referencia también a la sanción recibida el curso pasado por la polaca Iga Swiatek. “He hablado durante los últimos meses con los jugadores y la mayoría piensa que el proceso no ha sido justo, sienten que hay un favoritismo. Parece que el hecho de ser un top puede influir en la resolución”, continuó Nole, que a su vez destacó la “inocencia” de ambos.

El serbio incidió también en la “inconsistencia entre casos”, acordándose de los de Simona Halep —cuatro años, finalmente nueve meses por trimetazidina— y Tara Moore —suspendida y luego absuelta por una “carne contaminada”—. Y sentenció: “Es el momento adecuado para que abordemos realmente el sistema, porque es obvio que el sistema y la estructura no funcionan como nos gustaría”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
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