Giovanni Mpetshi Perricard, el tenista con el servicio más temido del circuito

Para aquellas personas que no sigan de cerca el tenis, el nombre de Giovanni Mpetshi Perricard seguramente les resulte desconocido. Sin embargo, aquellas que siguieran la última edición de Wimbledon ya obtuvieron algunas pistas sobre el potencial del joven francés, y probablemente se quedaran asombradas. Porque he aquí el último bombardero. “Sé que mi estilo es arriesgado, pero no voy a cambiar. Independientemente de cómo vaya el marcador, a mí me gusta asumir riesgos”, pregona desde que empezase a asomar la cabeza en la élite, la temporada pasada, cuando desenfundó y triunfó contra pronóstico en Lyon, se lució después en el All England y dejó otra huella en Basilea. De una a otra punta del curso, saques, saques y más saques directos, aces por doquier. Y a lo largo del trayecto, la constatación de que el tenis ha dado con otro bombardero de excepción, ahora que han desfilado los distinguidos John Isner (14.411) o Ivo Karlovic (13.728).

“Soy grande y alto, no me puedo mover como el resto. Así que intento ser lo más agresivo posible”, se define el galo, una mole de 2,03 de estatura y más 100 kilos que estos días ha hecho gala de su látigo en Brisbane —56 puntos en dos partidos, antes del aterrizaje en los cuartos— y cuya eclosión fue reconocida por la ATP al cierre del último ejercicio; al fin y al cabo, comenzó 2024 compitiendo en challengers y lo finalizó con dos títulos en el bolsillo, además de un destacable ascenso al top-30 del circuito y el reguero de trallazos que deslumbró a los descubridores. Hoy por hoy, su pico máximo es de 244,6 km/h —todavía lejos de los 263,4 que alcanzó en su día el australiano Sam Groth— y su irrupción pone en alerta a los más fuertes, teniendo en cuenta que ya ha derrotado a seis de los siete rivales del top-20 a los que se ha enfrentado hasta ahora.

El registro supone otra llamada de atención y subraya el vuelo que está cogiendo el tercer mejor representante francés del momento, instalado en el puesto 31º y que a sus 21 años asoma como toda una amenaza en los cuadros. Bien lo sabe el australiano Nick Kyrgios, primera víctima en Brisbane antes de que también mordiera el polvo Frances Tiafoe. “Ha encontrado un estilo y se ha encomendado a ello. Va a hacer daño. No pierde velocidad en ningún momento. He jugado contra Karlovic, Isner o Raonic, todos grandes sacadores, pero él tiene el mejor servicio con diferencia”, resalta el oceánico, quien a su vez incide en la desconcertante propuesta de Mpetshi Perricard, al que no le tiembla la muñeca para efectuar los segundos saques con la misma intención que los primeros. Es decir, restar contra él, diestro y de revés a una mano, de mecánica rápida y fluida, significa algo así como el portero que afronta un penalti.

“No tiene un lanzamiento de bola alto, y sale muy rápido de su mano”, describe el reputado Brad Gilbert, técnico y analista, en unas declaraciones recogidas por la ATP. “La gente se preguntaba: ¿por qué Karlovic no hacía dos primeros saques? Porque nadie lo ha hecho. Y quizá sea él [Perricard] el primero”, prosigue el preparador, antes de plantearse si el francés será capaz de mantener la dinámica en los instantes más delicados y ante los jugadores más poderosos: “¿Podría mantener un ritmo así ante Sinner o Alcaraz? ¿Haría esos segundos saques contra ellos en un punto de rotura, o bien ejecutarlos sin cometer una doble falta durante un tie-break?”.

Máxima calidad

En 2024, Mpetshi Perricard firmó 532 saques directos en 28 partidos, con un promedio de 19. El doble que Alexander Zverev, por ejemplo. Los réditos obtenidos con primeros y segundos —80% y 53% respectivamente—, así como la cosecha de juegos y puntos totales —89% y 70%—, o los 51 aces que logró firmar en un solo partido, ante Sebastian Korda en Londres —por encima de los 50 fijados por Roger Federer, aunque muy por debajo de los 113 de Isner o los 103 de su compatriota Nicolas Mahut—, le condujeron hacia una nueva condición que refuerza en estos primeros pasos del 2025. Tal es su pericia con el servicio que las métricas oficiales le conceden un 9,5 sobre 10 en términos de calidad, imponiéndose al 8,87 de Zverev, el 8,77 de Matteo Berrettini, el 8,76 de Hubert Hurkacz o 8,67 de Taylor Fritz.

Ahora bien, esa vía del riesgo por la que transita también requiere de un peaje que él, sin duda, está dispuesto a abonar. Con un promedio de 5,5 por partido, encabezó el apartado de las dobles faltas. “Veía mucho a Isner y también a Raonic cuando era más joven. Entonces no pensaba que ahora jugaría así, como ellos, pero sí, me he inspirado en algunos aspectos y los aplico a mi tenis”, afirma Mpetshi Perricard, que en aquella tarde frente a Korda salvó las 11 opciones de rotura de las que dispuso el estadounidense. “Tíos como Isner, Karlovic o él solo piensan en el ace, al igual que Roddick, mientras que Zverev piensa en los porcentajes”, precisa Gilbert. Y remata el protagonista, más veloz (29 partidos) que Isner (31), Raonic (32) o Kyrgios (33) a la hora de franquear la barrera de los 500 saques directos: “En mi mentalidad no existe el miedo”.

El tenis, pues, bendice la llegada: peligro, saca Perricard.