_
_
_
_

El 2025 que insinúa el tenis: otro Alcaraz-Sinner y el enigma de Djokovic

El italiano y el español abren el nuevo curso varios cuerpos por delante del resto, a la espera de comprobar cómo reacciona Nole tras perder el estímulo de Nadal

Sinner y Alcaraz se saludan en la Philippe Chatrier tras medirse en las semifinales del último Roland Garros.
Sinner y Alcaraz se saludan en la Philippe Chatrier tras medirse en las semifinales del último Roland Garros.Frey/TPN (Getty Images)
Alejandro Ciriza

Ya no está Rafael Nadal, aún más lejana queda la estela de Roger Federer y, dirimido ya el gran pulso por la historia a tres bandas, afronta Novak Djokovic sin resuello otro reto superior. Todavía le queda cuerda, dice el serbio, pero delante está otra vez la cara más exigente del Annapurna, los dos jóvenes que se repartieron el último curso a bocados y que definitivamente instauraron la nueva era; esto es, nada de interferencias, no al menos dónde se libra la verdadera batalla. Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, dos grandes por cabeza y toda una demostración de fuerza que abrió un extenso abismo entre ellos y los demás, sin excepción; hasta que se demuestre lo contrario, el resto parecen mero aderezo entre los dos nuevos tótems que convergen y que apuntan otra vez al tuya-mía en los escenarios mayores de este 2025, de no ser que una inspiración repentina ilumine a los secundarios, que a Nole le dé por rebelarse o que los propios protagonistas ofrezcan síntomas de conformismo. No tiene pinta.

“Alcaraz es capaz de crear más cosas dentro de la pista. A su mejor nivel, es mejor que Sinner”, opina el técnico Patrick Mouratoglou en unas declaraciones recogidas por Tennis Majors. Los hechos dicen, sin embargo, que el italiano es hoy por hoy el indiscutible hombre a batir, al mando del circuito desde que engarzara el número uno en junio —casi 4.000 puntos de renta sobre el segundo en el ranking, el alemán Alexander Zverev— y transformado en una bala desde entonces. Gana, gana y gana sin parar el de San Cándido, de la misma forma que lo sucedido en 2024 demuestra que si alguien puede pararle los pies es el murciano, tres triunfos en otros tantos encuentros durante el pasado ejercicio. Ocurre que en términos de linealidad, el actual gobernador compite varios palmos por delante y ni siquiera el rastro del dopaje le distrajo, pendiente ahora de saber si prosperará o no el recurso presentado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) a raíz del doble positivo detectado en un control de marzo.

Pendiente el tenis de ese fallo, los dos se han afilado durante el último mes para llegar a punto a Melbourne, ambos sin escalas previas: directos al lío. “Sé que tarde o temprano ganaré el Open de Australia”, afirma el español, que percibe en la primera cita de relieve el mayor estímulo del año; conquistados Roland Garros, Wimbledon y el US Open, alcanzada también la cima, un triunfo en la cita que comienza el próximo día 12 le permitiría cerrar el círculo de los cuatro majors con tan solo 21 años. El pelirrojo, de 23, ansía los dos europeos y suspira a la espera del veredicto, sabiendo que mucho deberían cambiar las cosas próximamente para que alguien interfiera entre él y el de El Palmar. ¿Tal vez Zverev? ¿Quizá Medvedev? ¿Acaso algún despegue inesperado? No lo parece. Ellos y el resto, dos planetas diferentes. Ahí está, no obstante, la intimidatoria presencia del viejo Djokovic, quien a sus 37 años (para 38) se reformula para capturar el 25º grande, récord entre los récords, y también el título 100. A nueve figura el plusmarquista Jimmy Connors, tan cerca y tan lejos a la vez.

Djokovic, junto a Kyrgios durante un partido de dobles en Brisbane.
Djokovic, junto a Kyrgios durante un partido de dobles en Brisbane.JONO SEARLE (EFE)

Sin la compañía ya de los dos contemporáneos, el de Belgrado queda como un islote y ante un curso trascendental, que le transmitirá en buena medida hacia dónde deben ir sus pasos: repliegue o más madera. Pese a haber tenido que pasar por el quirófano, selló 2024 con el oro olímpico —amén de las semifinales de Australia y la final de Wimbledon— y a pesar de haber caído al séptimo puesto del listado y de haber perdido comba, dice seguir sintiendo el cosquilleo de competir. Para no perder vigor ni apetito, se encomienda ahora al fuego interior que también conserva el escocés Andy Murray, retirado de manera forzosa. A la espera de comprobar cómo funciona la nueva fórmula, muy atractiva a ojos del espectador, el balcánico confía en recuperar el ritmo a base de torneos. “Mi prioridad eran los Juegos y lo conseguí”, señala desde Brisbane; “he tenido más altibajos que otros años, he sido más irregular, pero ahora tengo previsto jugar más [11 competiciones la última temporada] y, de ese modo, con suerte, subirá mi nivel”.

Sabalenka, Swiatek... y Badosa

Al laureadísimo serbio no le hace ninguna gracia cómo se encriptó el caso Sinner, esos cinco meses de silencio que transcurrieron desde que la Federación Internacional de Tenis (ITF) detectó la irregularidad del italiano —absuelto tras la investigación— hasta que la comunicó de manera formal. Entre medias, el número uno pudo seguir compitiendo y después tuvo que hacerlo entre el ruido y la sombra de fondo, que oscureció a finales de noviembre el nombre de la jugadora que ha dominado el circuito de la WTA los últimos años, Iga Swiatek. La polaca fue suspendida durante un mes como consecuencia del resultado de una muestra contaminada por un fármaco (trimetazidine) para paliar los problemas para conciliar el sueño, pero en su caso no ha habido recurso de la AMA. El mano a mano con Aryna Sabalenka, pues, continuará predominando en un territorio más oscilante, el femenino, pero igualmente dictado a dos voces.

Badosa, el día 31 compitiendo frente a Avanesyan.
Badosa, el día 31 compitiendo frente a Avanesyan.JONO SEARLE (EFE)

En octubre, coincidiendo con el periodo de sanción, la bielorrusa (26 años) destronó a la de Varsovia (23) y en las próximas fechas irrumpirá como gran favorita en Australia, donde triunfó en las dos últimas ediciones. Su evolución ha multiplicado sus prestaciones, mientras Swiatek sigue magnificando su obra de París —cuatro trofeos, tres de forma sucesiva— y la estadounidense Coco Gauff (20) asoma como alternativa, aunque todavía a una distancia reseñable. Si la ATP es hoy día una historia de dos, las chicas guerrean a la cadencia marcada por Sabalenka y Swiatek. Entre las demás, el retroceso de Elena Rybakina (25), la interesante ascensión de la china Qinwen Zheng (22) y un revulsivo de apariencia angelical que insinúa y aún por explotar, la joven Mirra Andreeva (17).

En clave española, el foco está sobre Paula Badosa, la nueva referencia tras la marcha de Garbiñe Muguruza. La catalana, de 27 años, firmó una sobresaliente recuperación —reconocida como el mejor regreso en la última campaña— e intentará dar el salto que se le ha resistido hasta ahora en los grandes, con los cuartos alcanzados en Roland Garros (2021) y Flushing Meadows (2024) como límite. Su tenacidad y su perseverancia le han guiado hacia la frontera del top-10 y, una vez que ha aprendido a convivir mejor o peor con sus problemas de espalda, se impone otro acelerón para rebatir de verdad a las más fuertes. Con una propuesta de riesgo, apoyándose sobre el servicio y tratando de resolver con la menor cifra posible de tiros, exprimirá sus posibilidades a sabiendas de que el tren no espera a nadie y de que debe consolidar el crecimiento para instalarse en el espacio de privilegio pretendido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_