La España que proyectó un puerto en Madrid con salida al mar por Cádiz y Lisboa
Una exposición sobre el Guadalquivir muestra en Sevilla la relación del río con el hombre, que quiso conectar por canales la capital de España con el Atlántico
Felipe II soñó con un puerto en Madrid y contrató los proyectos para desarrollar una inmensa red de canales que conectara la capital de España con Lisboa por el Tajo, de los que se encargó el ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli. El plan fracasó, pero quedó en la memoria de la Corona y lo intentaron recuperar Felipe IV, Carlos III, que proyectó un canal desde el río Guadarrama hasta Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), y Fernando VII. También se proyectó un puerto en Jerez de la Frontera. Son algunas de las curiosidades que se pueden conocer en la exposición Guadalquivir, mapas y relatos de un río. Imagen y mirada, que permanecerá abierta hasta el 18 de marzo en el Archivo de Indias de Sevilla.
El profesor de Composición Arquitectónica y comisario de la exposición, José Peral López, ha recurrido al Guadalquivir para analizar las distintas formas de mirar al río a través de su historia, de la mitología que nació de sus aguas, las obras para domesticarlo y la relación con el hombre, siempre provechosa y muchas veces trágica.
Los empresarios aceiteros ya eran una potencia en el Imperio Romano y tallaron una lápida de agradecimiento a Minerva en el siglo II después de Cristo. Roma fue la civilización que se volcó en las formas de aprovechar el curso de un río navegable hasta Córdoba y que los franceses llegaron a utilizar para una ingente operación logística con la que trasladar su máquina de guerra en 1808.
Pocos años después, el ingeniero José Agustín de Larramendi, quien elaboró junto al cartógrafo Felipe Bauzá lo que sería la futura división del país en provincias, ideó un canal del Guadalquivir que hubiera supuesto una enorme autovía fluvial.
La idea de Felipe II de conectar Madrid con el mar se abandonó a finales del siglo XVIII. El último intento lo diseñó Carlos Lemaur, quien presentó poco antes de suicidarse en 1785 su Relación histórica del proyecto de un canal navegable desde el río Guadarrama al océano, pasando por Madrid, Aranjuez, y atravesando la Mancha y Sierra Morena, con la exposición del orden y método de ejecución para asegurar el éxito, y la más pronta utilidad de tan grande obra. Carlos III compró el proyecto y comenzaron los trabajos. Los problemas financieros se unieron al desastre de la presa de El Gasco, donde los materiales utilizados no fueron capaces de soportar una gran tormenta registrada en 1799. Los hijos de Lemaur (Francisco, Félix y Manuel) desistieron de continuar la obra del ingeniero.
De Cervantes a Machado
El río también fue el paisaje de Miguel de Cervantes, que lo recorrió como responsable de proveer de cereales a las galeras y cuya mala gestión le costó la cárcel. Y de Antonio Machado y Núñez, abuelo de los hermanos Machado, quien escribió un Catálogo de los peces que habitan o frecuentan las costas de Cádiz y Huelva con inclusión de los del río Guadalquivir.
Y no solo ha sido el eje central de innumerables obras literarias sino también de una incipiente publicación de noticias que Juan Francisco de Blas vendía con los detalles del polémico traslado de la Casa de la Contratación de Sevilla a Cádiz en la segunda década del siglo XVIII.
La exposición, organizada por la Universidad de Sevilla y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir por su 90 aniversario, nace del trabajo de investigación del comisario, quien parte del hallazgo del Mapa del plano del voraz, assombroso i asolador río Guadalquivir que dibujó Matías José de Figueroa en 1745. De ahí surge una nueva visión del río que Peral López ha visto transformarse desde niño y que le ha permitido asomarse a todos sus planos, desde el mitológico al más desolador: el de las inundaciones que destruían a menudo las poblaciones y que llevaron a editar un manual frente a los ahogamientos y que incluían, entre las prácticas de reanimación, echarle el humo del tabaco al afectado.
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