“¡Fidel ha muerto! ¡Viva Fidel!”
El fotógrafo Díaz Burgos expone por primera vez las imágenes que tomó en La Habana la semana posterior a la muerte del líder cubano
"Juanma, despierta, chico, despierta cabrón… que se ha muerto… se ha muerto el comandante, acaban de dar la noticia por la televisión". Era la 1.05 de la madrugada. Al otro lado del móvil, su amigo Raúl Cañibano le daba a conocer al fotógrafo Juan Manuel Díaz Burgos una noticia histórica que había anunciado al mundo Raúl Castro: "El 25 de noviembre de 2016, a las 10.29 de la noche, falleció el comandante en jefe de la revolución cubana, Fidel Castro Ruz”. Díaz Burgos pasó de estar dormido a no pegar ojo el resto de la noche. Sin embargo, el silencio y oscuridad de las calles de La Habana que veía desde su balcón le hacían dudar. "¿De verdad se ha muerto Fidel?", se preguntaba. En cuanto clareó, se lanzó a la calle con su cámara, pero tenía claro que no quería hacer "el típico reportaje periodístico de lloro y patriotismo", dice por teléfono a EL PAÍS Díaz Burgos (Cartagena, Murcia 1951), sino “un trabajo más documental".
Esa tarea le llevó seis días, hasta que el féretro con los restos mortales del revolucionario barbudo fueron trasladados a su último viaje hasta Santiago de Cuba. Ahora, aquella experiencia ha dado su fruto con Diario de seis días, una exposición de 39 fotografías en blanco y negro que pueden verse, por vez primera, en Cartagena, en el marco del festival La Mar de Músicas, en la sala del Antiguo CIM, hasta el 31 de agosto. Y con la exposición, un libro con unas 60 imágenes del mismo nombre.
Diario de seis días incluye varios textos breves en los que el autor relata sus impresiones. Díaz Burgos había tenido varias propuestas estos meses para enseñar su material, pero se había resistido. "Es un tema muy delicado, era fácil que alguien tergiversara los pies de foto", señala.
Este comisario e investigador tuvo la fortuna de estar en el lugar adecuado en un momento para la historia gracias a unos talleres de fotografía a los que había sido invitado. Sin embargo, él no era un visitante ocasional. “En 1991, fui por primera vez a Cuba, allí hice gran amistad con Korda”, el autor del icónico retrato del Che Guevara. Díaz Burgos regresó en 1995 y comenzó su proyecto Malecón en La Habana. Desde entonces, raro es el año que no ha vuelto, incluso más de una vez en alguna ocasión.
Operado del corazón
Su último viaje a La Habana con Castro vivo fue especial para Díaz Burgos porque había sufrido una delicada operación de corazón cinco meses atrás. "No sabía cómo iba a responder mi cuerpo trabajando otra vez en la calle". Lo que él vio el día 1 sin Fidel fue "mucha tranquilidad, normalidad y sosiego, como si nada hubiese pasado". El fotógrafo se lanzó a disparar, en blanco y negro, eso sí. "Tenía clarísimo que el color me iba a aportar muy poco”, dice el último premio Bartolomé Ros de PHotoEspaña por su trayectoria en la fotografía española.
Entre las imágenes que tomó, él destaca la del voceador de periódicos que llevaba ejemplares de Granma con el llamativo titular en primera plana "¡Hasta la victoria siempre, Fidel!". "Mi fijación era que el vendedor me enseñara la portada", recuerda. Las movilizaciones y actos de homenaje se pusieron en marcha, se prohibió la venta de alcohol y Díaz Burgos retrató a los habitantes de La Habana soportando las colas y el sol. Muchos portaban fotos de Castro, carteles y camisetas con mensajes para despedir al que ha sido su gobernante durante 57 años. Los habaneros posaron sin problemas. "Estaban como ausentes, solo algunos lloraban…".
Díaz Burgos trabajó en el Malecón hasta el miércoles 30 de noviembre, fecha en que la comitiva oficial partió con el féretro. “Había un silencio sepulcral al paso de la caravana, hasta que una mujer gritó: ‘¡Viva el comandante, viva Fidel!’. Entonces la gente explotó y hubo mucha emoción”.
En el juicio a la figura de Castro, este autor prefiere ser diplomático. “Está claro que las elecciones que había en Cuba eran como las de Franco en España. En estos años he visto claros y oscuros, cosas buenas y otras no tanto. Pero Fidel llegó a engendrar un papel que incluso sobrepasó a su mismo poder".
La llamada de América Latina
Aunque Cuba es su fetiche, a Juan Manuel Díaz Burgos siempre le ha llamado América Latina, sobre todo desde que acompañó al fotógrafo Juan Manuel Castro Prieto a positivar y estudiar la obra del gran retratista peruano del siglo XX Martín Chambi. “Entonces me dije, yo no freno aquí”. Guatemala, República Dominicana, todo el Caribe... pero realmente es La Habana el lugar que le enamoró y más conoce. Díaz Burgos ha expuesto su obra en el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago, el IVAM valenciano, The Meadows Museum, en Dallas, y el Museo de Bellas Artes, de La Habana, entre otros espacios. Además, cuenta con una quincena de obras monotemáticas y de ensayo sobre fotografía.
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