Nos dieron Rato por liebre
En ‘Votar y cobrar’, Simona Levi y Sergio Salgado relatan cómo el grupo de activistas 15MpaRato reunió las pruebas que llevaron al banquillo a la cúpula de Bankia
“Sentar en el banquillo al vicepresidente económico de Aznar y a decenas de exconsejeros de Bankia no es tan difícil como lograr que la opinión pública sepa que está al alcance de todos”, escriben Simona Levi y Sergio Salgado en Votar y cobrar. La impunidad como forma de gobierno. Este divertido e instructivo libro de bolsillo da cuenta de lo que hizo un grupo de ciudadanos afines al 15-M para conseguir que Rodrigo Rato, Miguel Blesa (su predecesor al frente de Cajamadrid) y 60 exconsejeros y exdirectivos del que en 2011 era cuarto banco español, nacido de la fusión de siete cajas de ahorros repletas de activos tóxicos, fueran condenados a penas de cárcel de hasta seis años por apropiación indebida continuada.
El jueves pasado, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu procesó a Rato y a otros 33 exadministradores de la entidad por falsedad contable y fraude a los inversores. La mitad de ellos están condenados por el caso de las tarjetas negras. En su libro, Salgado y Levi, nieta de Primo Levi, escritor italosefardí superviviente de Auschwitz, relatan cómo su grupo puso a disposición pública un buzón electrónico confidencial, en el que un denunciante anónimo depositó ocho mil mensajes de correo de Blesa, hilo de Ariadna que condujo al meollo de un laberinto de actuaciones de tinte delictivo.
A partir de un puñado selecto de tales mensajes, Levi y Salgado escribieron Hazte bankero, pieza de teatro-documento abiertamente cómica (la ambición desmedida es risible, observada a distancia), incluida en este volumen. Su representación encandiló al público de Madrid, Barcelona y Valencia: lástima que en otros muchos lugares no pueda verse, en parte, probablemente, por el temor de los programadores a la reacción de quienes les pusieron a dedo.
Ambos autores forman parte de 15MpaRato, grupo cívico que en 2012 hizo una llamada pública a los estafados para interponer una querella en su nombre, mientras abría una colecta para financiarla. Su objetivo último es que esta iniciativa sea punta de lanza de otras similares en defensa de los bienes públicos: el agujero de Bankia demedió su obra social.
La caída de Rato (si es que acaba de materializarse) es, para Levi y Salgado, clave para tumbar el dominó de la corrupción política española. Aunque su libro no entre en detalles, la trayectoria del político liberal resulta harto expresiva ya desde que, al frente del ministerio de Economía del Gobierno de Aznar, aventó la segunda burbuja inmobiliaria: al eliminar las deducciones al alquiler de vivienda y duplicar simultáneamente las destinadas a los compradores (justo lo contrario de lo que aconsejó un panel oficial de expertos), mientras el Banco de España bajaba los tipos de interés seis puntos en tres años, propició un ingente trasvase inversor al ladrillo.
Otro pormenor: para irrigar su mansión de Carabaña, antiguo molino de grano, los Rato desviaron en su día el cauce del Tajuña. El refrán: “Quien lleva el agua a su molino, deja seco al del vecino” viene a colación tanto del caso Bankia como del que protagonizó en los sesenta Ramón de Rato Rodríguez San Pedro, padre de Rodrigo Rato, condenado a tres años de cárcel por evadir capitales a Suiza a través del banco de Siero, de su propiedad.
En sus 160 páginas, este volumen, que resume un lustro de investigación judicial sobre Bankia, brinda una impresión nítida de cómo partidos, organizaciones empresariales y sindicales parasitaron las cajas para financiarse y de la manera en la que una élite política, en la que figuran nombres ya amortizados y jóvenes ambiciosos, se lucró a espaldas de sus bases. Lapidaria, la prueba documental de que las participaciones preferentes fueron concebidas para estafar a pequeños inversores.
Babelia
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