Y la palabra del año es... populismo
Los escritores Marta Sanz, Elvira Navarro y Daniel Ruiz opinan sobre la elección de este vocablo por la Fundéu BBVA
Populismo es Donald Trump. El ‘Brexit’. Populismo es, según Bernard-Henri Levy, "creer en el axioma de que el pueblo sabe lo que quiere y que, cuando quiere algo, siempre tiene razón". Populismo hay de izquierdas y de derechas, xenófobo, marxista; es levantar muros, prometer imposibles, apelar al sentimiento. Y, 2016, a criterio de la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA), ha sido un año populista. Que “populismo” sustituya como palabra del año a la de 2015, “refugiado”, dice tanto de cómo ha transcurrido este curso como que 12 de los vocablos candidatos tuvieran que ver con el ámbito político, entre ellos sorpasso y posverdad.
A Daniel Ruiz (Sevilla, 1976), escritor que ganó el último premio Tusquets de novela por La gran ola, historia descarnada sobre el mundo de la empresa, y que también ejerce como periodista, la elección de esta palabra le ha contrariado. Cree que conlleva un posicionamiento político: que populismo está tan connotada que se alude a una cierta fuerza política, a una realidad sociológica y no lingüística. Como hizo el Diccionario de Oxford, él habría preferido el término posverdad para retratar 2016: “Es de nuevo cuño y se refiere a una forma de mentira asociada a la gestión política o el encauzamiento del discurso en la que se utilizan las emociones y se falsean los argumentos. Creo que sería más ajustado ese neologismo que traer un vocablo que se usaba ya en los cincuenta y sesenta y que se ha vulgarizado”.
Cuñadismo, alternativas y mirar al pasado
Pablo Iglesias empleó en tribuna parlamentaria "cuñadismo" para referirse a la actitud de sus rivales políticos. Ahora Fundéu consagró la expresión referida a "la tendencia a opinar sobre cualquier asunto, queriendo aparentar ser más listo que los demás". También y, tras citar a Valle-Inclán, utilizó el adjetivo "cipotudo", con el que un articulista definía el estilo florido y rotundo de opinadores de prensa. Tal vez sea el turno de "cipotudo" próximamente.
Esta es la cuarta ocasión en que Fundéu escoge palabra del año, siempre atenta a los hitos que han marcado la conversación pública en televisión, Internet y periódicos. En 2013 y cuando esa forma de manifestación suscitó tanta polémica, la palabra fue escrache. En 2014 selfi, castellanizada, sin e, se alzó con el cajón más alto del podio. El año pasado, marcado por el gran éxodo resultante de la guerra de Siria y por la colección de imágenes desasosegantes que dejaron —que todavía dejan—, el vocablo fue "refugiado".
Parecida reacción le ha suscitado a Marta Sanz (Madrid, 1967), autora de más de una decena de novelas, la última de las cuales, Farándula, le valió el premio Herralde en 2015. “La palabra populismo se ha convertido en un mantra, un eslogan insultante por parte de los practicantes de un neoliberalismo al que solo en ocasiones se le define por su elitismo e inmoralidad”, aduce, y señala que la pérdida de cultura democrática que entraña el susodicho populismo es una culpa compartida por todos, pero que atañe más a los medios de comunicación que repitiéndola han “reinterpretado interesadamente la Historia”.
Para Elvira Navarro (Huelva, 1978), que publicó recientemente una ficción sobre los últimos días de la escritora extremeña Adelaida García Morales, la palabra debería haber sido desconcierto. Ella también se habría detenido a reflejar el momento político, pero habría evitado populismo por ser “un significante flotante que se puede llenar con cualquier cosa, un arma arrojadiza que sirve para desacreditar a cualquiera con quien no se esté de acuerdo”. Para Navarro, lo realmente llamativo de 2016 ha sido constatar el “enorme desfase entre lo que uno piensa que está pasando y lo que finalmente sucede”. “Ya no sabemos leer nuestro presente político”, sentencia.
Babelia
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