Vargas Llosa y Borges, protagonistas de la primera Feria del Libro tras el kirchnerismo
La cita de tres semanas recibe en Buenos Aires más de un millón de visitantes y es muy sensible a los cambios políticos
La cultura argentina es una de las más politizadas del planeta. El apoyo del mundo cultural al kirchnerismo fue fundamental para su proyecto, que generó adhesiones incondicionales y odios viscerales. Argentina ha girado y la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el principal escaparate de la cultura de este país, lector voraz, da muestra de ello: sus grandes protagonistas son Jorge Luis Borges -se cumplen 30 años de su muerte- y Mario Vargas Llosa, que vuelve después de la polémica que causó su llegada en 2011. Ahora la visita sin que nadie proteste.
Además, mientras el año pasado la inauguró el dramaturgo Tito Cossa con un fuerte discurso de izquierdas, este año el encargado de abrir el jueves la feria será el escritor Alberto Manguel con una conferencia sobre Borges. La feria está llena de debates y encuentros sobre la figura del autor de El Aleph.
De joven, Manguel leía libros a Borges, ya ciego. Ahora acaba de ser nombrado por Mauricio Macri director de la Biblioteca Nacional, donde se han producido más de 200 despidos tras el cambio de gobierno, y se espera una importante polémica el día de la inauguración. Otro de los grandes protagonistas será otro premio Nobel, el sudafricano J.M. Coetzee. La ciudad invitada este año es la española Santiago de Compostela, por lo que habrá varios autores gallegos como Manuel Rivas.
La feria recibe más de un millón de visitantes, un récord mundial, y es un acontecimiento nada elitista que muestra cada año la estrecha vinculación de este país con los libros, que sigue siendo una de las principales industrias argentinas, aunque ahora hay inquietud por la caída del consumo con la crisis y la inflación.
“Definitivamente sí, hay una apertura mayor con el nuevo Gobierno, y la feria es un escaparate aunque su organización es autónoma”, señala a EL PAÍS Pablo Avelluto, flamante ministro de Cultura argentino. “Hace unos años hubo debate acerca de si era legítimo que inaugurara la feria Vargas Llosa por sus posiciones políticas. Hoy a nadie se le ocurre plantear que las posiciones políticas son motivo para impedir el uso de la palabra. La presencia de Manguel y su designación como director de la Biblioteca Nacional nos saca de nuestras propias fronteras y disputas. Es una figura de relevancia global. En realidad lo anormal era lo de antes, ahora volvemos a la normalidad. No volverá a pasar que todos los enviados a la Feria de Francfort son personas que coinciden con el Gobierno, como pasó con el kirchnerismo, por ejemplo”, explica Avelluto. “Manguel, Vargas Llosa y Coetzee piensan de manera muy distinta en muchas cosas y coexisten en la feria, no hay nada de malo en ello. La feria es una vidriera de la diversidad del interés cultural argentino. Y la diversidad es buena”, remata el ministro.
Horacio González, precisamente director de la Biblioteca Nacional con el kirchnerismo, fue uno de los más críticos en 2011 con esa inauguración de Vargas Llosa. Ahora le da la bienvenida, pero critica a Manguel y al nuevo Gobierno. “Yo estimo mucho la literatura de Vargas Llosa, aunque ya no sea ese joven latinoamericano que escribía La ciudad y los perros. Ahora es más un marqués español”, bromea pero siempre desde un gran respeto intelectual. “Manguel es un bluff. Tiene libros agradables como erudito, pero es un escritor de la globalización. El problema de Manguel es su silencio con los despidos en la Biblioteca Nacional”, explica González. Como referente kirchnerista del mundo cultural, González cree que el Gobierno de Macri “no tiene aún un discurso cultural, hace cambios implícitos pero sin una formulación clara. No es fácil saber qué piensa el nuevo gobierno de la cultura”, explica. “Lo importante es el giro neoliberal que está haciendo en la economía, el endeudamiento, de momento en lo cultural ha hecho poco salvo los despidos”, sentencia.
González recuerda que la Feria del Libro siempre fue muy política. “Siempre hubo discusión política en la apertura de la feria, allí se expresan las corrientes del país”, resume. Política y literatura, dos de las tres grandes pasiones argentinas –la otra es el fútbol- se mezclan durante tres semanas intensas en el gran acontecimiento cultural del año.
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