El buen momento del cine colombiano se celebra en Cartagena
El FICCI llega a su versión 56 con la satisfacción de varios logros del cine nacional y con Susan Sarandon como invitada especial.
La edición 56 del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) es nostalgia y celebración. Nostalgia porque en su imagen promocional aparecen los legendarios actores colombianos Vicky Hernández y Luis Fernando Montoya en el rodaje de La Mansión de Araucaima, la película que hace 30 años le puso cara a los personajes del relato de Álvaro Mutis que lleva el mismo nombre. Celebración porque el par de actores bailan frente al lente del fotógrafo Eduardo ‘la rata’ Carvajal, que durante cuatro décadas ha registrado los rodajes de las películas más importantes del cine nacional, que en el último año ha tenido “su mejor momento”, dice Diana Bustamante, directora artística del FICCI.
En 2015 el cine colombiano recorrió el mundo y alcanzó algunos logros que marcan su historia. Desde la Cámara de Oro en Cannes con la película La tierra y la sombra, de César Acevedo hasta la primera nominación de una película nacional en los Premios Oscar con El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra. La marca Colombia en la industrial del cine también pasó por festivales como el de Berlín, Toronto, San Sebastián, Sundance, La Habana y Guadalajara. Mucho por celebrar. No en vano el lema de esta versión del festival es ‘el baile continúa'. Y en él, sus organizadores destacan la presencia de la actriz neoyorquina Susan Sarandon.
“Llevábamos un par de años intentando que estuviera con nosotros. Desde la primera vez que se lo propusimos se mostró fascinada, pero por cuestiones de agenda, solo hasta este año se hizo posible”, cuenta Bustamante, quien dice sentirse sorprendida por el interés y la curiosidad que la actriz ha mostrado por Cartagena, por Colombia. Una retrospectiva con seis de sus trabajos más reconocidos estarán en la fiesta del cine en Cartagena, que se llevará a cabo del 2 al 7 de marzo y en el que por primera vez se ofrecerá un tributo a un cineasta colombiano. Luis Ospina, uno de los pioneros del movimiento conocido como Caliwood que en los años setenta renovó el cine nacional, será homenajeado con la proyección de varias de sus películas y el estreno de Todo comenzó por fin, su nuevo trabajo.
Un espacio para la memoria
Este año se proyectarán diez cortometrajes de comunidades que, a través de imágenes, cuentan historias del conflicto colombiano. Masacres que marcaron la historia nacional como la de Pozo Azul, en la que cuatro campesinos fueron asesinados mientras veían un partido de fútbol, serán narradas desde la voz de las víctimas.
Al lado de Ospina, el filipino Brillante Mendoza recibirá también un tributo. “Es un director que con sus historias, así ocurran al otro lado del mundo, logra rescatar ese hilo de la humanidad cinematográfica que habla de las realidades de las que nadie se escapa”, dice Bustamante. Nueve películas de Mendoza, que no se han exhibido comercialmente en Colombia, estarán en la agenda. En total habrá 18 estrenos nacionales, 10 mundiales, 14 iberoamericanos.
“De cine colombiano tenemos una presencia fuerte, que demuestra cómo han cambiado las apuestas. Hace siete años no era lo mismo. Estamos haciendo películas diferentes, con otras narrativas, más sólidas. Empieza a haber una voz propia, mucha independencia. Hay una madurez que se traduce en que nuestro cine ya no se tiene que parecer a otro”, asegura la directora artística, que reconoce que la llamada Ley de cine, que ha significado recursos con los que antes no se contaba, ha sido clave para que se tome como una industrial cultural seria. “El Estado colombiano tiene muchos problemas, pero se anotó un gol con esa apuesta y hay que agradecerlo”.
Aunque es difícil hacer un cálculo exacto de asistencia al festival porque muchas de las proyecciones son en salas al aire libre, cuentan que en la versión anterior se alcanzaron los 53.629 espectadores. “La gestión cultural sigue siendo un terreno muy árido. Lograr que se haga el festival es un trabajo de todo el año. El festival es gratuito por lo que sostenerlo, con un costo que se acerca a los tres millones de dólares, no es fácil”. Pero tampoco imposible. Este año los incentivos económicos que se entregarán en las diferentes competencias del festival rondan los 40.000 dólares.
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