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“Español e inglés van a compartir muchos hogares en el futuro”

El escritor de origen dominicano ha hecho del bilingüismo una seña de identidad

Junot Díaz.
Junot Díaz.RICARDO HERANDEZ (AFP)

Junot Díaz nació en la República Dominicana en 1968 y siete años después emigró junto a su madre y sus hermanos a Estados Unidos. En una zona industrial de Nueva Jersey les esperaba su padre, policía durante la dictadura de Rafael Trujillo, que había emigrado años antes. Ganador del Premio Pulitzer de literatura en 2007 por la novela La maravillosa vida breve de Óscar Wao, Díaz es ya el líder consolidado de las voces hispanas en EE UU, el narrador oficial de la América hispana. Su apellido es el más conocido de una generación que ha narrado en inglés un universo que desembarcó en español en las costas estadounidenses y cuyo bilingüismo es ya una seña de identidad tan poderosa como la experiencia de la migración. El escritor, autor también de Drown (1996) y Así es como la pierdes (2013), repasa en esta entrevista el futuro de ambos idiomas en EE UU, así como el uso de la inmigración ilegal como arma electoral por los candidatos a suceder a Barack Obama en la Casa Blanca.

Pregunta: Al comienzo de Drown, usted cita el poema de Gustavo Pérez Firmat que dice "cómo te explicaría que no pertenezco en inglés". ¿Cuál ha sido su experiencia de escribir en inglés sobre un mundo en el que creció en español?

Respuesta: Traducción, traducción permanente. No es un problema, hay cantidad de personas en este mundo que viven en un estado de traducción constante. Quizás se trate menos de las consecuencias de la inmigración y más sobre mi formación como persona. Me encanta leer y traducir el mundo así que puede que yo persiga esto con más vigor que pueda hacerlo otra persona.

Yo no emigré en medio de un asalto total contra los inmigrantes, especialmente contra los latinos"

P.: ¿Cómo ha afectado la convivencia de los dos idiomas a su literatura?

R.: No es algo en lo que piense porque nunca hice otra cosa. Creo que puede ser más importante para alguien que empiece a escribir en un idioma y después adopte el otro, pero para mí es lo que siempre he hecho y me cuesta imaginarlo de otra manera. No lo veo como algo problemático. Asumo que siempre tienes que traducir igualmente tus pensamientos en palabras así que si lo haces en un paso o dos, sigue siendo lo mismo.

P.: ¿Qué importancia tiene el factor de la traducción en la creación del universo latino?

R.: La traducción no es algo inusual, los latinos son una parte muy importante de los Estados Unidos y de alguna manera esto no tiene nada que ver con el español. Una gran parte de la comunidad es monolingüe, ya sea en inglés o en español. Es un asunto que es fundamental para cualquier inmigrante, el hecho de pertenecer a una comunidad mixta. Algunos siempre viven y piensan en español y otros en inglés. Lo que pase en el futuro es algo muy difícil de predecir. La gente tiende a pensar que ocurrirá aquello a lo que ya están acostumbrados así que si hablan español creen que será igual, como los que hablan en inglés y los que son bilingües. Siempre es más fácil soñar e imaginar un mundo en el que solo gana uno de estos tres equipos, pero lo cierto es que tendremos que lidiar con los tres.

P.: ¿Es posible entonces predecir un futuro bilingüe?

R.: Todo lo que sé es que español e inglés van a compartir muchos hogares en el futuro próximo. En el Nuevo Mundo van a pasar mucho más tiempo juntos.

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P.: ¿Por qué decidió conservar vocabulario en español en su literatura?

R.: Por múltiples razones. Para representar el bilingüismo de mis personajes. Para señalizar que lo que estamos leyendo en inglés se dijo en realidad en español. Porque el personaje eligió marcar su latinidad a través del empleo del español. Porque ninguna otra palabra serviría para esa frase. Porque un Latino solo puede vivir en inglés hasta cierto punto.

P.: ¿Quiénes son los principales representantes de la literatura latina en EE UU?

R.: No pregunten a los escritores. Tendrán que preguntar a los lectores. Lo que sí diré es que tenemos una nueva generación de escritores jóvenes con mucho talento y muchos otros ya consolidados como Francisco Goldman y Cherríe Moraga.

P.: ¿Quiénes el autor que, en su opinión, retrata mejor la manera en que los hispanos viven en los Estados Unidos?

R.: Los Brothers Hernández en sus libros de comic LOVE AND ROCKETS. Durante casi tres décadas han hecho el mejor trabajo de representación de nuestras comunidades y toda nuestra diversidad. Los Brothers atraviesan todos los estereotipos y todas las generalizaciones y presentan un universo Latino que es profundamente conmovedor y a la vez dolorosamente acertado.

P.: ¿En qué se diferencia su experiencia como inmigrante de quienes llegan ahora a Estados Unidos?

R.: Yo no emigré en medio de un asalto total contra los inmigrantes, especialmente contra los latinos. Yo no tuve que lidiar con candidatos presidenciales que competían entre sí para demonizar a los inmigrantes latinos. Yo no tuve que sobrevivir a redadas del gobierno ni a la presión legislativa constante para aislar y privar de derechos a los inmigrantes. En estos días la corriente mayoritaria en Estados Unidos parece creer que las campañas xenófobas contra los latinos y los inmigrantes son una buena manera de hacer política. Mi familia era pobre y vivía en los márgenes de la sociedad pero no teníamos ni a [Donald] Trump ni a [Barack] Obama acechándonos. Claro que como latinos en aquella época teníamos dificultades y estábamos calumniados por la narrativa principal, pero no al nivel al que está ocurriendo ahora.

Los 'dreamers' son personas que han arriesgado todo para dramatizar la lucha de los indocumentados y eso es de un coraje enorme

P.: ¿Por qué políticas que carecen de sentido común siguen teniendo sentido para muchos en esta campaña?

R.: Porque siempre ha habido una parte esencial de este país con una tradición profundamente xenófoba y que ve a los inmigrantes indocumentados como nada más que seres diabólicos que incumplieron la ley. Hay una gran parte del país que es profundamente xenófoba y que no quiere que se recompense a alguien que rompió la ley. Necesitamos una ley diferente a la que tenemos ahora, hecha para dañar a las personas. Pero la verdadera cuestión es lo que está ocurriendo en Europa: cómo podemos lidiar con la desigualdad en el mundo polarizado que surge de las políticas económicas. Tenemos a la mitad del planeta viviendo de manera más o menos segura y la otra mitad amenazada. Por supuesto que esta última mitad va a intentar emigrar hacia la otra.

P.: Uno de los movimientos de mayor éxito contra estas políticas ha sido la campaña de los dreamers, los jóvenes indocumentados ¿A qué se debe su gran impacto?

R.: Son tremendamente importantes porque en este momento histórico todavía tenemos leyes de inmigración muy agresivas, primitivas, antihumanas. Tenemos un presidente negro que asegura estar comprometido con la defensa de los derechos humanos, que ganó las dos últimas elecciones gracias al apoyo de la comunidad hispana, pero que parece hacer todo lo posible para deportar a cuantas más personas de nuestra comunidad sea posible. Los dreamers surgen de esta realidad, la realidad les crea a ellos. Hay mucha cobardía y debilidad ética entre los líderes actuales, de Obama para abajo. Los dreamers son personas que han arriesgado todo, a que les deporten o que les detengan, en un intento para dramatizar la lucha de los indocumentados, y eso es de un coraje enorme.

P.: ¿Cómo ha seguido alimentando su literatura la experiencia del emigrante?

R.: Eso solo lo pueden decir mis libros. Tendremos que esperar a ver. Lo que sí han alimentado estas experiencias es mi activismo: mi deseo de organizar a mi comunidad y luchar contra los xenófobos y los que promueven el odio.

P.: ¿En qué actividades comunitarias está implicado y por qué?

R.: En parte se debe a cómo crecí y el momento en el que alcancé la mayoría de edad. En los 80 todavía había bastante radicalismo y seguía siendo visible el espíritu utópico de los 60. Me afectó mucho ver las protestas contra las armas nucleares de niño, me impresionaron. Mi familia no era activista, no me animaron a hacer trabajos comunitarios, eran inmigrantes y en ese momento vivían tratando desesperadamente de mantener la cabeza fuera del agua. Pero en la universidad había mucha cultura de organización social y ayudar a los demás era algo importante, conectó con una parte esencial de mí y se fundió con mi idea de responsabilidad individual. Yo creo en esto, en que todos debemos algo a la sociedad, incluso si vives en la pobreza o eres inmigrante. Entonces fue cuando me involucré en movimientos de justicia social o contra la violencia policial. Ahora es algo de lo que habla todo el mundo pero entonces no le importaba a nadie.

P.: En su literatura combina diferentes estilos, voces y personajes. ¿Cuáles son las fuentes, los lugares, que todavía ve reflejados en la cultura americana actual?

R.: Mi inspiración son nuestras comunidades. Acabo de caminar desde la escuela donde trabajo como profesor hasta la calle principal de Cambridge y he quedado con un grupo de amigos latinos. Hablamos español, inglés, inglés negro, lenguaje de la calle, de la universidad... y es esa realidad políglota la que da poder a mi voz. Si soy un poeta de algo soy poeta de mi comunidad, que siempre se encuentra en el cruce de caminos del mundo.

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