Antonio Caro, un guerrillero visual
El artista colombiano es uno de los invitados principales de la Summa Art Fair de Madrid
Antonio Caro (Bogotá, 1950) es un “guerrillero visual”. Así lo definió hace 20 años el crítico uruguayo Luis Camnitzer por las continuas emboscadas del colombiano a los postulados del establecimiento artístico. Aquí no cabe el arte (1972), una de las piezas con las que forjó esta reputación, es la obra que abre la muestra Summa Art Fair, la exposición de creadores contemporáneos que se presenta del 10 al 13 de este mes en el Matadero de Madrid. La frase —“aquí no…”— está escrita letra por letra con pintura acrílica en 16 pliegos. Cada una lleva en la parte baja el nombre de una víctima asesinada por el Estado colombiano. Indígenas expulsados de sus tierras, estudiantes y supuestos miembros de la guerrilla aparecen en la obra.
El artista bogotano es un guerrillero visual de frontera. Este año dictó un taller auspiciado por el Ministerio de Cultura en el municipio de Paraguachón, limítrofe con Venezuela, y cuyo paso cerró este mes el presidente Nicolás Maduro. “El contrabando es muy fluido. Vi cómo tres camiones cisterna pasaban gasolina al alba por las calles de Maicao [otra población fronteriza]. Y cómo los políticos colombianos arrastraban votantes colombianos desde Venezuela”, afirma en declaraciones a EL PAÍS. Después de exponer en galerías de Londres, Nueva York o Lima, Caro se ha dedicado a impartir cursos cortos de formación artística en su país.
Hace unos 10 años, recuerda, cruzó desde Brasil al lado paraguayo. Despertó las sospechas de las autoridades locales que, por aquel entonces, recelaban de la presencia de colombianos por la recién descubierta relación de las FARC con una guerrilla paraguaya. Caro no pudo demostrar que era artista y la policía lo detuvo. “Quedé libre porque era sábado y creo que la juez, que había ido con su hijo pequeño al trabajo, quería irse pronto a casa”, relata.
“Me parece mucho más realismo mágico esa instalación que hizo Antonio Caro —que escribe Colombia con la letra de Coca-Cola— que tener que recurrir a lo folclórico…”, señaló en 2001 el escritor chileno Alberto Fuguet, miembro del grupo McOndo, que rechaza la herencia de García Márquez en la novela latinoamericana posterior al boom. Caro trabajó como publicista tras abandonar la carrera de artes plásticas. “Aprendí que el mensaje tenía que llegarle al público: este perfume es el mejor, este jabón limpia bastante bien. Mi arte salió favorecido de su relación con la publicidad”, afirma. Su forma de concebir la realidad latinoamericana —citadina, desmesurada, industrial, pop— condensa las inquietudes del nuevo siglo que han irrumpido con fuerza en la literatura y el arte de América Latina.
ARCO Madrid
Caro participó en la feria ARCO Madrid a principio de este año, donde Colombia fue el país invitado de honor. “Vamos a mostrar toda nuestra riqueza artística para derribar los estereotipos y los estigmas”, advirtió el embajador colombiano en España, Fernando Carrillo, en la presentación de la feria. La edición 34 del evento presentó 218 galerías, 47 de estas latinoamericanas. Un aumento de más del 50% en la presencia de esta región con respecto al año pasado. Colombia tuvo 10 expositores. Caro, el artista miope de cabello revuelto que ha denunciado la violencia y las injusticias del capitalismo en su país, participó como creador consagrado.
“Después de exponer allí, me fui por cuenta propia a Barcelona, sin apoyo oficial de mi Gobierno: más bien con des-apoyo, porque me pusieron muchas trabas para mover mis obras”, señala. Ahora la galería Cis Art lo representa en Europa. “Allí produje mi primera obra catalana, aunque tal vez no debería llamarla así ya que estoy en Madrid”, ironiza el creador. La obra, Barcelona-Car (2015), es una serigrafía roja que juega con el nombre de la ciudad y el suyo, unidos por la letra c como en un crucigrama y rematada en “Car” con una planta de maíz en un círculo verde.
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