La voz de la lucha
Bono lleva más de la mitad de su vida no solo en los escenarios, sino combatiendo contra la pobreza extrema, sobre todo en África
Comió, sobre un suelo sucio y empapado en sudor, una ración de campaña junto a un también desaliñado Paul O'Neill, secretario del Tesoro de Estados Unidos. Fue en las cochambrosas instalaciones del aeródromo militar de Tamale, una población al norte de Ghana, en mayo de 2002. Aquel viaje a África fue, quizás, uno de los tours más conocidos de Bono, aunque nada tuviera que ver con la música. Se le llamó la gira de la extraña pareja y el origen fue un debate del Foro Económico Mundial que se había celebrado en febrero de ese mismo año.
—Demuéstreme que la ayuda que proporcionamos a los países africanos sirve para algo-, lanzó O’Neill a Bono.
— Acompáñeme a África y se lo demostraré-, replicó el cantante.
Y ambos volaron hasta el continente en el mismo avión que había transportado a George W. Bush durante su campaña presidencial en el año 2000. Grandes Esperanzas: así se llamó ese aeroplano, ese era uno de los por qué de la lucha de Bono. Paul David Hewson (Dublín, 1960) nunca se dio por vencido. Todavía no lo ha hecho.
Es uno de los rostros más conocidos de la lucha contra la pobreza, en pro de los derechos de África; demandador incansable a los gobiernos de un aumento de la ayuda a los países del Tercer Mundo; compañero de batallas de sir Bob Geldof, cantante irlandés y líder del movimiento mundial que aboga por el perdón de la deuda a África; opresor elegante de líderes mundiales en el G-7 y otros tantos concilios económicos y despachos presidenciales; director de The Independent por un día (17 de mayo de 2006) en el que la portada rezó Hoy no hay noticias y se centraba en la situación de la población africana; Vanity Fair también le dejó hacer en su número de julio de 2007, que Bono completó también con el continente y lo mismo ocurrió con el francés Libération.
Y la lista, agotadora, podría seguir como para entrenar en apnea. El sir británico y Comandante de la Orden de las Artes y las Letras en Francia, no quiso conformarse con lo que ya hacía. Entonces nació ONE, una organización que lucha contra la pobreza extrema y las enfermedades prevenibles en todo el mundo. Su personal está repartido en siete países de tres continentes y en continuo movimiento por el resto del planeta. Un día normal para ellos puede ser una reunión con líderes gubernamentales, preparar las ideas para un encuentro con el G-7 o tomar un café entre ellos para buscar maneras creativas con las que influir en los responsables políticos.
Lo cuentan desde el 151 de Wardour Street, una de las oficinas en Londres. Saben que Bono es una llave maestra. “Su voz se abre paso por su fama y reputación, y quiere usar eso para asegurarse de que otros sean escuchados. Bono pasa una gran cantidad de su tiempo trabajando con ONE y (RED) —una marca con compañías asociadas como Apple, Converse o Microsoft para recaudar fondos para el Fondo Mundial para la Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria—“, explica un responsable de la ONG.
Dicen que Bono se toma el trabajo “muy en serio”. Hace falta poco más que echar un vistazo a su historial humanitario: “Debido a su compromiso, y el de otras figuras públicas que se involucran, somos capaces de cosas que no lograríamos sin ellos. Ahora, con Internet, la audiencia y la respuesta es enorme. Cuando se llega a esto, los políticos necesitan saber que tienen el permiso de sus votantes. Bono y ONE trabajan con otras organizaciones no gubernamentales para crear conciencia de estos problemas y llevar a los ciudadanos a la rampa desde la que se ejerce presión sobre los políticos”.
Laura Stevens, una veinteañera de Reading (Reino Unido), es uno de esos ciudadanos unidos a la labor que promueve ONE: "Me involucré porque creo que tanto las acciones individuales como las de grupo pueden tener un gran impacto a pesar de que no siempre es posible ver los resultados de forma inmediata”. Stevens, que colabora como voluntaria con la fundación, añade que las campañas y la atención de los medios de comunicación son esenciales para hacer crecer el efecto llamada sobre los problemas del Tercer Mundo.
En los últimos años, Stevens y otros siete millones de personas han logrado que la institución haya contribuido a que se reduzca a la mitad el número de personas que viven con un euro al día, “pero el trabajo está lejos de terminar”, avisan desde ONE. “Podríamos acabar de forma eficaz con la pobreza extrema en 15 años, pero solo si los gobiernos de los países desarrollados y en vías de desarrollo toman las decisiones correctas desde ya”.
Ahora están trabajando en los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los nuevos objetivos globales que reemplazarán a los actuales Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM): “Entran en vigor a finales de septiembre, cuando se firmen en la Asamblea General de la ONU. La oportunidad es grande, podrían ayudar a terminar con la pobreza, lograr la igualdad de género y garantizar la seguridad alimentaria en todos los rincones del mundo para 2030, entre otras cosas”. Para entonces, Bono estará celebrando su 70 cumpleaños, y pocos tienen dudas sobre si continuará en la lucha.
Babelia
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