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Amazon y Hachette cierran su guerra comercial

El gigante de Internet y la editorial tenían un conflicto por los libros electrónicos en EE UU

Guillermo Altares
Almacén de Amazon en Arizona.
Almacén de Amazon en Arizona.Ross D. Franklin (AP)

El gigante de Internet Amazon y la filial estadounidense del grupo francés Hachette, el cuarto grupo editorial en Estados Unidos, anunciaron este jueves que enterraban el hacha de guerra y que cerraban un conflicto que había marcado el mercado del libro en los últimos meses, informaron las dos compañías en un comunicado conjunto. Las partes no han querido dar detalles del acuerdo y los portavoces de las dos compañías han declinado hacer comentarios, remitiendo a la escueta nota de prensa.

"Hachette Book Group y Amazon anunciaron hoy que las dos compañías han llegado a un nuevo acuerdo de varios años para las ventas de libros físicos y electrónicos", reza el documento. El conflicto, abierto desde junio, giraba en torno a los libros electrónicos y, para muchos profesionales del sector editorial, ha sido una guerra crucial para el futuro del libro.

Aunque todo el conflicto se desarrolló en medio de un enorme secretismo, las consecuencias prácticas fueron considerables ya que durante todo este periodo Amazon penalizó a todos los autores de Hachette, bien dificultando el envío de los libros o subiendo sus precios. Escritores tan importantes como Paul Auster, Stephen King, Tobias Wolff o la última ganadora del Premio Pulitzer, Donna Tartt, salieron en defensa de Hachette. En total, 900 escritores firmaron un manifiesto en el que acusaron al gigante de las ventas por Internet de "tomar a los libros como rehenes".

En un correo electrónico a la agencia France Presse, el promotor de aquella carta contra Amazon, el escritor de best-sellers Douglas Preston, se declaró "aliviado" por el acuerdo. "Espero que en el futuro, Amazon no vuelva a tratar de ganar ventajas comerciales sancionando a los autores y a los libros", agregó.

Michael Pietsch, el presidente de la filial estadounidense de Hachette, ha afirmado en el comunicado: "Es una gran noticia para los escritores. El nuevo acuerdo va a beneficiar a los autores de Hachette durante los próximos años. Proporciona a Hachette una enorme capacidad de marketing con uno de sus socios comerciales más importantes". Amazon controla en torno al 60% del mercado del libro en Estados Unidos y, según datos publicados por la revista Publishing Perspectives durante el conflicto, Hachette vende en Reino Unido el 78% de sus libros electrónicos a través de Amazon y un 60% en Estados Unidos.

David Nagger, vicepresidente de Kindle —el lector de libros electrónicos de Amazon y el más difundido del mercado—, dijo por su parte, siempre el mismo comunicado: "Estamos encantados de anunciar este nuevo acuerdo que incluye incentivos para Hachette para vender con precios más competitivos. Se trata de una gran victoria tanto para los autores como para los lectores".

El conflicto no se centró sólo en torno al precio de los libros, sino sobre todo en torno al porcentaje del precio de venta de cada libro electrónico que se reparten el vendedor y el editor (que es el que debe pagar al autor). Normalmente, es un 70% para la editorial y un 30% para el distribuidor, pero Amazon, según fuentes del sector, dado que ninguna de las dos compañías aclaró el motivo exacto de la disputa, exigía llevarse el 50% o comprar los libros al menor precio posible. En ambos casos, los ingresos de la editorial por cada libro se reducirían notablemente.

En Alemania ha tenido lugar una disputa similar con las filiales del grupo sueco Bonnier y las medidas contra los autores han sido similares a las tomadas contra los escritores de Hachette: retraso en los envíos, supresión del botón para poder pedir un libro por adelantado, subida de los precios. Durante el conflicto, el Parlamento francés adoptó una ley que recibió el nombre de antiamazon, por la que decretaba que los envíos de libros no podrían ser gratuitos dado que consideraban que se trataba de una rebaja encubierta que iba contra el precio fijo, impuesto por ley en Francia (y en España). La respuesta de la compañía fue pasar a cobrar todos los envíos en territorio francés... a un centimo.

Amazon es una empresa muy secretista con sus informaciones internas (por ejemplo no se conocen datos clave como cuántos aparatos Kindle se venden en el mundo, ni qué parte de sus ventas corresponden a los libros). Los datos que está obligada a entregar en EE UU revelan que en todo el mundo sus ventas netas en 2013 fueron de 74.450 millones de dólares, un 22% más que en 2012. El beneficio global fue de 274 millones. En España, Amazon factura a través de Luxemburgo, por lo que no es posible conocer sus ventas, aunque su filial española, que recoge la facturación de productos desde su centro logístico de San Fernando de Henares (Madrid), en 2013 aumentó un 65% la cifra de negocio (de 10,56 a 17,46 millones) con respecto al ejercicio anterior. Sólo una pequeña parte de ese porcentaje corresponde a la venta de libros.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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