Un recuerdo novel
Jorge Dorado aspira al Goya al mejor debutante con su primer largometraje, el ‘thriller’ mnemónico ‘Mindscape’
“Yayo, ahora ganamos mundiales y hacemos películas de robots. ¿Te das cuenta? A este país ya no lo conoce ni la madre que lo parió”. Palabras y música de Kike Maíllo, desde el escenario donde en 2012 recogía el Goya al mejor director novel por Eva. Dos años después la frase no ha perdido de actualidad. La Roja encara otra Copa del mundo de fútbol como favorita, y un español dirigirá una superproducción sobre zombis con Brad Pitt. Aunque hay más ejemplos que Bayona. Y Jorge Dorado (Madrid, 1976) es uno de ellos: su ópera prima es un thriller a lo Origen rodado en inglés, ha costado 4,3 millones, y fue producido entre España y EE UU con actores como Mark Strong y Brian Cox. Con Mindscape, que se estrenó ayer viernes 24 en las salas españolas, Dorado compite además en la gala de los Goya por el cabezón que ya se llevó Maíllo.
“Es la historia de un hombre que puede viajar a los recuerdos de las personas y de cómo afronta el caso de una niña en huelga de hambre”, resume la sinopsis de su obra Dorado. Para hacerse una idea, y sin ánimo de comparación, el cineasta repasó antes del rodaje Minority report, La celda, El silencio de los corderos o El sexto sentido. Básicamente, para no caer en lo manido y para ver qué quería o no hacer.
“Lo primero que buscaba era rodar una película entretenida. Lo segundo, que llegara a la mayor cantidad de gente posible. Y luego, que tuviera personalidad”, defiende el director. Y con él, las críticas que han elogiado Mindscape y su reparto. Sin embargo, el balance registra también reseñas que se han cebado con la obra, definiéndola como previsible o incluso rebautizándola Mindfuck [algo así como lavado de cerebro]. “Entiendo la crítica respetuosa. Hay que considerar que la película intenta llegar a todo el mundo: no puedes narrar solo para intelectuales. Los insultos, en cambio, pierden de credibilidad en el minuto uno”, asegura Dorado.
Puesto a buscarle él mismo una pega a su ópera prima, el director duda. Y al final responde a medias: “Una primera película es imperfecta. Pero es difícil mirarla con ojo de espectador. Me llevo el aprendizaje, experiencias nuevas que he ido viviendo, en la dirección de actores o en el guion, y que la próxima vez ya identificaré”. Aunque, para ello, Dorado contó también con un asesor especial: el director, y en este caso productor, Jaume Collet-Serra. El cineasta catalán creó hace dos años la compañía Ombra Films, para producir a jóvenes talentos españoles de la dirección. Así que Mindscape de cierta manera es también su debut. Por ello, aunque Collet-Serra no estuvo en el rodaje, sí ejerció de “comodín de llamadas” de Dorado. Además, acompañó la obra desde su génesis –“Me ayudó a que los financieros no tuvieran miedo a contratar a un novel para un proyecto de esta envergadura”- hasta las entrevistas de promoción.
Un apoyo, y un presupuesto, de doble filo, a la vez privilegio y quizás espada de Damocles. Aunque no para el director: “Estaba seguro de esta película. No sentí nunca presión extra ni miedo, también porque ya me había enfrentado a grandes producciones”. En efecto, el currículo de Dorado da fe de anuncios para multinacionales o eventos como Madrid 2016, el elogiado cortometraje La guerra y la ayuda a la dirección de cineastas como Pedro Almodóvar (en Hable con ella y La mala educación) y Guillermo del Toro (en El espinazo del diablo). Y fuera quedan las reuniones de Dorado con majors como Fox o Dreamworks: entre las dudas de las compañías sobre un novel y las suyas propias sobre algunos guiones –hace poco, cuenta, rechazó uno de Darren Aronofsky- nunca se llegó a nada. Hasta hoy.
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