Una orca devora sola a un tiburón en dos minutos y desafía los hábitos de la caza grupal
El hallazgo plantea preguntas sobre las repercusiones ecológicas del desplazamiento de tiburones blancos
Las orcas, también llamadas ballenas asesinas, son conocidas por trabajar en grupo. Juntas atacan a leones marinos, focas y en los últimos tiempos incluso a veleros y yates privados también. Pero el trabajo en equipo no es para Starboard, que prefiere actuar en solitario. Esta es la primera orca en la historia que ha sido observada cazando individualmente a un tiburón blanco y devorándolo en solo dos minutos. La asombrosa depredación fue captada por un grupo de científicos en la costa de Mosselbaai (Sudáfrica) y representa un comportamiento sin precedentes que resalta la excepcional destreza de las orcas y sus habilidades como superdepredadoras. Los hallazgos se han publicado este viernes en la revista científica African Journal of Marine Science.
La bióloga marina Alison Towner de la Universidad de Bangor (Gales, Reino Unido) es especialista en tiburones blancos en la región. Gracias a su observación de estos grandes depredadores, junto a su equipo logró identificar que desde 2017 un par de orcas cazaban y asesinaban tiburones frente a la costa de Sudáfrica, expulsando a grandes cantidades de sus sitios naturales de asentamiento. Publicaron sus hallazgos en la misma revista en 2022 y continuaron documentando el comportamiento, hasta que se encontraron con la orca Starboard, que recibe el apodo por una herida en una aleta dorsal. El equipo observó que Starboard actuó sola y logró incapacitar y consumir a un tiburón de 2.5 metros en un asombroso periodo de dos minutos. “El momento en que Starboard cazó rápidamente a mi especie de tiburón favorita fue tanto devastador como poderoso”, detalla Towner. En estas interacciones, al menos otros dos tiburones resultaron muertos por ataques de orcas, como lo demuestra el descubrimiento cercano de un segundo cadáver de 3.5 metros.
Al cazar juntas, las orcas pueden rodear a la presa y utilizar su inteligencia y fuerza combinadas para atacar. Aunque pueden derribar animales grandes individualmente, este es el primer caso que involucra a uno de los depredadores más grandes del mundo. La destreza con la que Starboard devoró al tiburón indica habilidades notables, pues el equipo de investigación detectó que las orcas están mostrando una fuerte preferencia por extraer y consumir los hígados, que son ricos en lípidos. A esta hazaña la han descrito como un comportamiento alimentario especializado. “Las observaciones añaden más capas a la fascinante historia de las orcas y sus capacidades como depredadoras inteligentes”, añade Towner. Aunque admite que no se puede especular que esto signifique un cambio en la estrategia de caza, sí cree que es probable que sea una técnica empleada anteriormente. “Las orcas pueden aprender rápidamente nuevas técnicas de caza por su cuenta o de otros”, agrega.
Paul Tixier, biólogo marino de la Universidad de Victoria en Canadá, explica que los tiburones blancos en esta región tienen una percepción de bajo riesgo hacia las orcas porque cazarlos es “un comportamiento novedoso”. Estas dinámicas podrían ejercer presiones de selección si los tiburones continúan percibiendo como riesgo bajo a las orcas. Los tiburones blancos están clasificados como una especie vulnerable en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
A pesar de lo sorprendente del hallazgo, el hecho también ha preocupado a los expertos. El evento, explican, plantea preguntas críticas sobre el impacto y las repercusiones ecológicas que puede causar la depredación por parte de las orcas en las poblaciones de tiburones de la región. “La disminución de tiburones en los océanos conlleva impactos en cascada en los ecosistemas marinos debido al desequilibrio en los depredadores”, detalla la autora. Por ello, consideran esencial comprender la dinámica ecológica para los esfuerzos de conservación marina.
Los especialistas apuntan la necesidad de seguir investigando las causas, pero apuntan a las presiones humanas como una posible causa del desplazamiento de las orcas. Especialmente por actividades como la caza y la pesca. “Los tiburones blancos son desplazados y los patrones de supervivencia y reubicación representan riesgos potenciales, como la superposición con la pesca o encuentros humanos en áreas costeras remotas más al este”, detalla Towner. Esta especie actúa como un importante flujo biológico de nutrientes entre ecosistemas, por lo que el abandono de un área o un menor éxito en la búsqueda de alimento, puede tener consecuencias a largo plazo en el ciclo de nutrientes.
Esther Jacobs, de la iniciativa de conservación marina Keep Fin Alive, reconoce que aunque se sintió sorprendida al ver la depredación, también sintió preocupación por el “profundo impacto” que podía implicar en la ecología marina. Tanto la autora como Jacobs sugieren que ante el escenario de condiciones ambientales cambiantes, es necesaria una vigilancia ecológica constante para establecer estrategias de conservación adaptables. “La colaboración con observadores en tierra, turistas en embarcaciones y diversas organizaciones desempeñó un papel fundamental en la captura de datos y grabaciones de video cruciales de los eventos de depredación y lo puede ser también en los esfuerzos de conservación”.
Concluyen que es necesaria más investigación para comprender las implicaciones a largo plazo de estas interacciones entre orcas y tiburones blancos. Tixier apunta como una estrategia clave el determinar el número total de orcas que se alimentan de tiburones blancos y si todas pertenecen a la misma población o a varias. “A pesar de mi admiración por estos depredadores, estoy cada vez más preocupado por el equilibrio ecológico marino”, admite Jacobs.
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