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Solo necesitas una lechuga para comer ensalada el resto de tu vida

El círculo virtuoso de replantar restos de (algunas) verduras y raíces en tu terraza o balcón

Jardín de azotea con materiales reciclados.
Jardín de azotea con materiales reciclados.Stephen Zeigler (Getty Images)

Es el colmo de la sostenibilidad y la gastronomía saluverde. Nadie se atrevería echar a perder algo que requiere de nuestros mimos para crecer. ¡Y cómo no te van a saber más ricos unos rabanitos que has cultivado tú mismo! “También se puede hacer en el alféizar de las ventanas, siempre que no estén orientadas al norte. E incluso en un tetrabrick”, invita Toni Jardón, el youtuber tras La Huertina de Toni. Su canal, donde enseña a sembrar lo que comemos, forma parte de la campaña #TendenciaAlCambio que ha lanzado YouTube para dar visibilidad a contenidos que animen a la población a encaminarse hacia la alimentación climática, la más respetuosa con el medio ambiente. He aquí todo lo que aprendimos tras una charla con él.

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No te harás mayorista, tenlo claro. “Las producciones no son significativas. Están bien para empezar y luego… te alquilas una parcela”. Antes de invertir, haz las cuentas: “En mis vídeos procuro llevar el gasto al mínimo para que no sea más barato comprarlo en el súper. Con un recipiente y un buen sustrato, suficiente. Quizá una regadera, aunque también tengo un vídeo de cómo hacerse una en casa”.

Piensa en un cultivo rápido para no desanimarte. “No tenemos paciencia. El ajo, para comer tal cual, necesita entre 7 u 8 meses. Pero los ajetes están listos en menos de 60 días. Para motivarse es fundamental elegir especies que uno pueda recoger pronto”. Su primera opción son las de hoja que, además, podrían salvar el problema de la orientación. “No necesitan tanta luz”. Las primeras en llegar al plato y que, encima, te encumbrarían rápidamente a la categoría de ecochef podrían ser las de remolacha, “que también se comen”, recuerda. Hasta en el postre. “Cortamos la parte donde nacen, la ponemos en agua y enseguida comienzan a brotar”.

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Síganse las mismas instrucciones con las acelgas y las espinacas, siempre y cuando consigamos comprarlas en manojo. “Si ponemos la base en agua, enraízan y, de ahí, a la tierra. A crecer”. La lechuga también es para principiantes y permite ir cosechando las hojas exteriores sin cortar la planta. “Así nos durará una eternidad”. En un mes, más o menos, tendremos algo decente para aliñar. ¿Qué más? “La cabeza de piña, que también se pone en agua, pero se tarda un año y medio en cosechar…”. Y las hierbas aromáticas como menta, albahaca… Además de aderezar tus platos y cócteles, ahuyentan los mosquitos.

Viendo la proporción de vídeos de su web, Jardón parece más amigo de empezar con semillas. Aunque no es lo más sencillo, también pueden salvarse de la basura. De la leyenda urbana de que las que comemos son improductivas (dicen que se cultivan hortalizas estériles para que quienes venden semillas no se queden sin negocio), asegura no saber nada. “A veces son de variedades híbridas y el único peligro es que no sabes qué te va a salir. Si las recuperamos de lo que no comemos, tienen que venir de frutos maduros. Del tomate, de la fresa, del pimiento rojo (no el verde)…”. Ni calabacín ni pepino, ojo, que se consumen inmaduros. Si hay que comprarlas, tienes maña, tiempo y un terrenito bien orientado a la luz, recuerda que solo tendrás que hacer un desembolso una sola vez. Y como nadie nace sabiendo adquirir esos sobres, preguntamos si es muy complicado. “Lo más importante para mí es que sean ecológicas, pero también hay que fijarse en la época de siembra y la de cosecha para hacernos una idea”, aunque confirma que incluyen un montón de datos que hay que saber leer.

Descífranos, por favor, todo lo que viene en la etiqueta: “La serie de números más difícil de comprender es la distancia de siembra, no deben estar muy juntas porque se quitan nutrientes”. En cuanto a si podemos plantarlas cuando dice, advierte: “Hablan de una forma muy general y tenemos que tener en cuenta dónde estamos. Nosotros [en Asturias] no podemos plantar tomates en febrero, pero en Andalucía sí”. Otro dato importante es el porte, la altura que va a ocupar la planta. “Yo, este año, no quería tener judías de mata alta –que crecen hasta los 2 metros– porque no tenía tutorado [las varas que sirven para que crezcan rectas] y compré de mata baja, que suelen tener de 30 a 40 centímetros”. Otro dato a tener en cuenta es la variedad, “unas vainas de guisante pueden dar de 8 a 10 mientras que otras, solo 5, y querréis optimizar…”.

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