“Hasta hace poco casi nadie se tomaba YouTube en serio”. Un libro recorre su caótico ascenso hasta dominar el mundo
El periodista Mark Bergen publica la historia de una plataforma con un impacto a menudo infravalorado, justo en el fin de la era de Susan Wojcicki
El 15 de marzo de 2019 fue el día más importante en la historia de YouTube. Un terrorista estaba a punto de entrar en una mezquita en Christchurch, Nueva Zelanda. Aquel día mataría a 50 personas, pero antes de empezar la masacre, aun en el coche, conectó su cámara. Antes de salir, dijo: “Recordad, colegas, suscribíos a Pewdiepie”. Aquella frase era un meme sobre quien entonces era el mayor youtuber de la plataforma. Pero pronunciada por un terrorista antes de abrir fuego, no hacía ninguna gracia. No solo eso: YouTube había sido la plataforma preferida del asesino en su aprendizaje.
“Hasta no hace mucho virtualmente nadie se había tomado YouTube en serio”, escribe el periodista estadounidense Mark Bergen en su libro Like, Comment, Subscribe, que lleva de subtítulo Dentro del ascenso caótico de YouTube hasta dominar el mundo, por ahora sin traducción al español. Es lo más parecido hasta ahora a una historia de la plataforma. En marzo de 2019 la plataforma se puso seria: “Un empleado me dijo que el mundo miraría la historia de YouTube antes de estas revisiones del modo en que vemos los coches antes de los cinturones de seguridad”, dice Bergen. Hasta entonces YouTube había jugado ambiguamente con los vídeos que permitía en su plataforma. La revisión de las normas cambió y la compañía empezó a tomar más en serio dónde estaban las líneas rojas. El extremismo racista ya no iba a tenerlo tan fácil.
“Fue una de sus mayores llamadas de atención en cuanto a la moderación de contenido”, dice Bergen a EL PAÍS por videollamada desde Londres, donde acaba de mudarse. “Quizá la pandemia, y el asesinato de George Floyd y el movimiento Black Lives Matter en EE UU, fueron las otras dos significativas. Realmente cambiaron sus reglas y su sistema. Hoy parece una plataforma totalmente diferente”.
¿Cómo era YouTube y cuál ha sido su impacto? En su libro, Bergen recorre el camino que va desde la fundación de la plataforma por tres jóvenes en 2005, que crearon algo que hoy parece obvio (una página para colgar vídeos), pero que entonces era mucho más complejo. No lo hicieron desde un garaje, pero tenían bastantes ratas entre las cajas de pizzas.
En 2006, Google estaba intentando ganarle la partida a Youube con Google Video, pero nunca lo lograron. Les fue más fácil comprarlo. Con apenas un año YouTube tenía un carácter propio, donde casi todos los usuarios subían vídeos: “Años antes de los influencers de Instagram y las estrellas de TikTok, estos jóvenes creadores inventaron un nuevo modelo de fama, atrayendo audiencias no habituadas aún a estar horas de sus días saltando abstraído por internet”, escribe Bergen.
Google en 2006 ya era un gigante millonario. El encaje de YouTube fue difícil. Desde el principio empezaron sus complejas, contradictorias y erróneas decisiones que han llevado a la plataforma a lo que es hoy, que está al nivel de la competencia audiovisual que en 2006 la ridiculizaban. Pocos podían pensar que la combinación del vídeo por internet y liberar la creatividad de millones de personas ante una cámara podía cambiar el rumbo del entretenimiento: “Fue un cambio radical en cómo pensamos sobre el entretenimiento. Es innegablemente cierto que ha dado carreras profesionales a personas que no las tenían y que quizá nunca las hubieran tenido en medios tradicionales”, dice Bergen.
Estos han sido algunas de sus decisiones, hitos y hallazgos en el ascenso de YouTube en estos 18 años:
1. Llegan los ‘youtubers’
“Es difícil imaginar que CBS o Netflix transmitan un vídeo de una mujer trans desbrozando a Hegel en lencería o el código de Hammurabi con unas lentillas con ojos de gato”, escribe Bergen. Los youtubers es algo que nunca hubiera existido sin YouTube. Pocos ejecutivos hubieran creído que un chaval haciendo bromas ante una pantalla o alguien hablando de oscuros teoremas durante 2 horas pudieran interesar a millones de personas.
Hoy el mayor youtuber es Mr. Beast, que apenas sale en el libro por su éxito reciente. Sus vídeos son increíbles (”sobreviví 50 horas en Antártida” y “1.000 personas ciegas ven por primera vez” son los dos últimos) y son algo más parecido al YouTube original, que Bergen describe varias veces como la era de “perros en monopatines”, con el sentido de vídeos graciosos y poco más.
“Mr Beast es fascinante y creo que no lo entiendo muy bien”, dice Bergen. “Debería hablar con niños de 12 años para entenderlo. Es como si fuera un poco carismático, pero no del todo. Opera básicamente como una máquina: estudia todos los datos y optimiza desde las miniaturas a cómo hacer videos”, añade.
2. No solo de ‘youtubers’ está hecho YouTube
YouTube es hoy un gran repositorio de memoria humana, como dice el libro. Es difícil recordar una jugada de un Mundial, una canción de la juventud, alguien jugando a videojuegos o un vídeo gracioso y que no haya alguna copia en YouTube. Su buscador es el segundo más usado del mundo, después del de Google, empresa propietaria de YouTube.
Pero hay otras dos categorías que tienen un peso especial en YouTube, según el libro: los niños y los canales educativos. Algunos canales infantiles ingresan más que youtubers tradicionales: a finales de 2020, los cinco canales más vistos eran para preescolares. YouTube descubrió, por ejemplo, que millones de niños podían ver sin parar vídeos de unas manos anónimas abriendo sorpresas o a otro niño jugando con juegos que querrían. En Ryan’s World, el canal de un niño probablemente más popular, hay un vídeo de unos huevos sorpresa y un tobogán que ha sido visto 2.000 millones de veces. El vídeo más popular de Mr. Beast ha sido visto 378 millones de veces.
Este éxito infantil provocó canales de mucho éxito con raras relaciones entre adultos disfrazados de personajes famosos y otras variantes sospechosas, en algunos casos con comentarios lascivos debajo de los vídeos. Aquí también YouTube tuvo que tomar una acción decisiva. Pero no fue solo YouTube. También el gobierno de EE UU aplicó una ley que limitaba los beneficios de estos canales por publicidad: “La única regulación real en EE UU es la ley COPPA, que defiende la privacidad de los niños. Todo lo demás ha sido por ahora hablar por hablar. Esos canales raros eran algo que deberían haber visto desde dentro. Según tengo entendido, hay ejecutivos sorprendidos por lo que estaba sucediendo y creo que eso habla de que son bastante ingenuos sobre cómo funciona el mundo y cómo su plataforma funciona con nosotros”, dice Bergen.
La parte educativa de YouTube ha sido, según Bergen, “una oportunidad desaprovechada”. “Intentaron muchas veces convertirse en una gran marca en el mercado de la educación, llegar al currículum, pero no lo lograron”, dice Bergen. “Hay muchos creadores educativos que ganan bastante dinero con los anuncios, pero no se han vuelto masivos ni invirtieron en ellos”, añade.
3. Las dos decisiones más significativas
Cuando YouTube llevaba unos años, su dirección tomó dos decisiones que provocaron una cadena de acontecimientos y lo que es hoy: cambiar la métrica de los clics por la del “tiempo visto” y pagar a los creadores la mitad de los ingresos publicitarios que generaban sus vídeos. De golpe se acabó el clickbait, con titulares engañosos, y millones de personas intentaron crear contenido que pudiera interesar a la audiencia de la plataforma.
“La gente probablemente cree que el tiempo es una mejor métrica, pero no pensaron en las consecuencias, los efectos secundarios, como la seguridad o la moderación de contenido”, dice Bergen. “Los problemas eran de una categoría diferente: antes era el spam, ahora el discurso de odio o la desinformación”, añade.
Algo parecido ocurrió con pagar a los creadores: de repente YouTube tenía de “socios comerciales” a supremacistas blancos y presuntos pedófilos. “Es, aunque en otro orden, lo que le pasa ahora a Spotify con Joe Rogan”, dice Bergen.
4. Una celebración de la ingeniería
En 2010 se subían a YouTube 100 horas de vídeo por minuto. Nadie imaginaba que eso fuera técnicamente posible pocos años antes: una broma común en YouTube al principio era que la plataforma iba a romper internet. En 2020 esa cifra se había multiplicado por cinco. Los servidores de YouTube son tan fiables que hay empresas que suben circuitos enteros de cámara oculta y los dejan en privado, explica Bergen. Que YouTube funcione ha sido una clave de su éxito.
”No era su única prioridad porque durante su primera década estaban también preocupados por la parte comercial, pero sobre todo estaban preocupados por hacer que funcionara”, dice Bergen. “La obsesión de Larry Page [cofundador de Google] era limitar la velocidad de carga, asegurándose de que pudiera verse al instante, sin latencia”.
5. Por qué ha sido infravalorado
Susan Wojcicki, líder de Youtube durante diez años hasta febrero de 2023, nunca fue al Congreso a declarar. Tras la elección de Trump, en plena crisis de las redes, YouTube no llamó la atención. El extremismo blanco e islámico, la desinformación, el discurso de odio, vivieron durante años con calma en la web. Su lema era que la audiencia manda y que si alguien quería ver algún vídeo que dijera cosas desagradables, por algo sería. “E unn barco sin timón y sin un punto de vista claro sobre su papel absolutamente trascendental en el panorama geo-social-político general”, dijo una empleada en la época.
¿Por qué se libró YouTube? Bergen ve varias razones. Uno, los vídeos son más difíciles de analizar que los posts de Facebook o Twitter. Dos, es parte de Google, que ya tenía otros problemas más graves relacionados con antimonopolio. Tres, los políticos lo han usado más como un servicio, como Maps o búsquedas, con lo que no parecía peligroso. Para los más jóvenes en cambio, es su televisión. Y cuarto, la discreción de Wojcicki era importante. “Para un senador era mejor tener una declaración metiéndose con Mark Zuckerberg porque vendía más. La mayoría tenía una opinión sobre él. Pero un votante medio no sabe quién es Wojcicki. En el libro cuento que alguien en Washington quería programarle unas reuniones pero nadie sabía quién era”, explica el periodista.
Puedes seguir a EL PAÍS Tecnología en Facebook y Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.