Amazon Echo Show, el asistente más avanzado

Algunos vaticinan un mundo sin pantallas en el que la interacción entre humanos y máquinas sea a través de la voz. Otros creen que, aunque desaparezcan los smartphones, las pantallas seguirán teniendo su papel en ámbitos como el trabajo o en diferentes propuestas de realidad aumentada. Mientras se llega a un modelo final que los consumidores estén dispuestos a adoptar y no sean solo experimentos futuristas, Amazon ha sacado al mercado un híbrido interesante.

Amazon Echo fue su altavoz inteligente inicial, que ha ido convirtiéndose en una familia con una versión inalámbrica, otra mínima, el dot, y, ahora con pantalla y cámara de vídeo, con Echo Show.

Alexa, su asistente es la clave del ecosistema, cada vez más inteligente. Por ahora solo funciona en inglés. Solo se vende en Estados Unidos, en oferta por 229 dólares, en blanco o negro y siempre con pantalla de 7,4 pulgadas. Su estética, como una pirámide con toca de oficina antigua, invita a confundirlo con un kit de videoconferencia profesional, pero dentro esconde un centro de entretenimiento y todo un universo comercial.

Alexa puede decirnos el tiempo que hará al día siguiente, cuánto se tarda en llegar al trabajo o poner las últimas noticias de la Bolsa en la radio con solo pedírselo. También puede hacer la compra en Amazon. Basta con pronunciar las palabras mágicas (en inglés): “Alexa, necesito pan de molde”. Ella lo encarga, lo asocia a nuestra cuenta y el gigante del comercio electrónico se encarga del resto. Esto sucede y es sencillo gracias a una confianza mutua entre el cliente y Amazon. Se da por hecho que tiene acceso a la cuenta en su tienda y encarga lo que se le pida. Así, si se es socio de Fresh, el servicio que acaban de integrar con Whole Foods, se puede encargar por la mañana los ingredientes frescos para hacer la cena por la tarde sin pagar un precio adicional por el envío. Es la magia de la suscripción.

Tras usarlo un rato, se descubren sus habilidades ocultas, como contar un cuento para ir a la cama o, si se le pide, hacer ruidos para comunicarse con gatos. Se pueden pedir canciones de su propio servicio o de Spotify si se tiene suscripción o pedir que nos guíe por una receta paso a paso. También puede pedir a Uber que nos venga a buscar. Incluso poner la serie de Amazon Prime que más nos guste. Parte de su poder está en que se abre a más servicios. Así, si se tiene Hulu o Netflix, también los muestra en la pantalla.

Su gran avance es la posibilidad de hacer llamadas con otros usuarios que tengan Alexa en el móvil o con un altavoz. Si se opta por videoconferencia es un auténtico deleite: imagen nítida, sonido claro y fácil de usar. Todo se hace por la voz. Perfecto para aquellos no familiarizados con la tecnología que desean usarla sin más.

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Amazon Echo Show aspira a ocupar el lugar central en el hogar que está perdiendo el televisor. Es capaz de reconocer hasta ocho perfiles distintos en una misma casa. El volumen se sube o baja con solo pedirlo y el paso entre aplicaciones es tan sencillo como dar la orden hablando. La pantalla, aunque es táctil, resulta totalmente accesoria y carece de un menú más allá de lo básico.

A falta de comprobar cómo será el HomePod de Apple, esperado para antes de final de año, la corona de los asistentes virtuales la ostenta Alexa. Siri mejora, pero sigue embutida en el iPhone. De acuerdo, funciona en Mac e iPad, pero no da una utilidad real. Google Home avanza, es certero en las respuestas, incluso trata de ser entretenido, pero no cuenta, a pesar del acuerdo con Wal Mart, con tantas opciones como Amazon, que ofrece películas, series, música, información de servicio y compras en un mismo lugar.