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El falso coche autónomo con conductor disfrazado de asiento

Un experimento en Arlington (Virginia) pone a prueba la reacción de otros conductores y peatones al convivir con vehículos sin humanos al volante

Disfraz de asiento utilizado en una de las pruebas de la Universidad de San Diego.
Disfraz de asiento utilizado en una de las pruebas de la Universidad de San Diego.UCSD Design Lab

El desarrollo de los vehículos autónomos no deja de hacer progresos en distintos frentes de la industria para contrarrestar los avances de Tesla en el equipamiento de coches listos para conducir sin guía humana. Vehículos de Google, Uber (antes de toparse con las autoridades) y recientemente la startup Cruise, ya forman parte del paisaje en ciudades como San Francisco.

En el caso de Cruise ofrecen viajes gratis en la versión eléctrica del Bolt de Chevrolet a cambio de que el viajero acepte que está participando en una prueba y aporte opiniones sobre la experiencia. Tanto en este como en otros casos, siempre va alguien en el asiento del conductor. Aunque no toque el volante, un humano ocupa el sitio habitual de quien históricamente ha tomado las decisiones.

La novedad en este aspecto se dejó ver la pasada semana en Arlington (Virginia), donde un coche aparentemente sin conductor recorrió la ciudad en lo que suponía una rareza en esta zona de Estados Unidos. El auto en cuestión no tenía ninguno de los característicos sensores de los que se ven en Silicon Valley, pero sí una pequeña barra sobre el salpicadero que parpadeaba. No se veía a nadie en el asiento, a diferencia de los modelos que hasta ahora han hecho pruebas en entornos urbanos.

Optar por esa localidad tenía sentido dada la escasez del tráfico de la zona en que rodaba, pero aún así algo no encajaba. Tras fijarse, un tuitero se dio cuenta de lo que realmente ocurría: Sí había conductor, pero estaba camuflado como si fuese un asiento, escondido tras la falsa tapicería y tomando el control del vehículo. ¿A qué se debía ese camuflaje?

Adam Tuss, periodista local, quedó sorprendido por la situación. Se decidió a preguntar en Virginia Tech, la universidad local. Descubrió que se trataba de un experimento para ver cómo se comportaban los peatones y los coches tradicionales ante uno sin conductor. Es decir, ya está en estudio la adaptación a la última fase, la más compleja para la integración de este tipo de vehículos. En la Universidad de San Diego también se han llevado a cabo experimentos similares.

Intel acaba de hacer una integración con Toyota que va un paso más allá de lo conocido. Son los primeros en conseguir el nivel 4 de autonomía. Es decir, el más cercano a la ausencia total de una persona. Si todos los coches llegasen a ese nivel, una ciudad podría funcionar plenamente sin humanos conduciendo. El problema para llegar a ese punto es que la conjunción de humanos y máquinas no funciona. Es más sencillo tener una ciudad solo con coches autónomos que la combinación de ambos.

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