Los riesgos para la salud tras la dana: desde gastroenteritis y tétanos a problemas psicológicos
Los expertos consultados recomiendan precauciones para evitar el contacto con aguas contaminadas
Tras lo peor de la tempestad de la dana en la provincia de Valencia, cuando todavía no ha llegado la calma, peligros invisibles se suman a los evidentes: microorganismos que proliferan en las aguas estancadas, un caldo de cultivo perfecto para patógenos que pueden poner en riesgo la salud de la población. Los más inminentes y probables son las gastroenteritis, que previsiblemente cursarán en la mayoría de las ocasiones de forma leve. Las autoridades sanitarias recomiendan extremar las precauciones para evitar que se conviertan en graves y que puedan proliferar otras infecciones.
La mayoría de expertos consultados por EL PAÍS consideran improbable que se produzcan epidemias de consideración, así como que el sistema sanitario pueda verse seriamente sobrepasado por la transmisión de estas infecciones. José María Martín Moreno, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Valencia, considera, sin embargo, que si se producen brotes de enfermedades transmisibles o infecciones graves, podría requerirse un aumento en las consultas de atención primaria, hospitalizaciones e incluso unidades de cuidados intensivos.
Otra preocupación es la de los pacientes crónicos cuyos tratamientos pueden verse interrumpidos por la tragedia. Personas con diabetes, hipertensión, epilepsia, enfermedades cardiovasculares (entre otras muchas) pueden sufrir consecuencias graves si no logran abastecerse. El Colegio de Farmacéuticos de Valencia ha contabilizado 92 establecimientos que no están operativas, aunque asegura que el suministro a través de las demás está asegurado y que no es necesaria la donación de medicamentos.
A continuación, un repaso de estos peligros para la salud, algunos de los cuales ―como los problemas gastrointestinales o las infecciones de las heridas― son más probables, mientras que otros ―como las enfermedades transmitidas por mosquitos― son una amenaza mucho más difusa, pero que conviene monitorizar.
Infecciones bacterianas gastrointestinales
María del Mar Tomás, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), explica que lo más frecuente es que alimentos o aguas se contaminen con el lodo y causen infecciones gastrointestinales, que provocan diferentes bacterias, como el campylobacter, una de las cuatro principales causas mundiales de enfermedad diarreica. Por este motivo, la principal precaución es asegurarse de beber agua potable (ya sea embotellada o de municipios cuyos ayuntamientos aseguren que el suministro es seguro) y evitar que los alimentos estén en contacto con las aguas residuales. El mayor riesgo, subraya, lo sufrirán personas inmunocomprometidas y pacientes ya de por sí vulnerables.
En opinión de Salvador Peiró, investigador de la Fundación por el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio), conviene recalcar que el problema más frecuente será de gastroenteritis leves, con algunos casos graves, lo que no invalida que se puedan producir también casos de listeria o leptospirosis, una enfermedad bacteriana que se transmite a través de la orina de los animales. Estos casos, más improbables, serán más puntuales, según este experto. El director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Pedro Gullón, recomienda acudir al médico ante los primeros síntomas de gastroenteritis para cortar la transmisión de forma temprana.
Las basuras acumuladas y los restos de animales muertos acrecientan la probabilidad de todas estas infecciones, por lo que la limpieza debe ser ahora una de las prioridades, según Rafa Toledo catedrático en Inmunoparasitología de la Universidad de Valencia. Los cadáveres humanos preocupan menos a los expertos, ya que en este contexto no suelen ser fuente de infecciones, aunque la recomendación obvia es no tocarlos y avisar a las autoridades para que los retiren cuanto antes.
La hepatitis A, ocasionada por alimentos contaminados, la convierte en otra amenaza para la salud pública en toda la zona afectada por la dana. Peiró, sin embargo, considera que no proliferarán muchos casos, porque “entre la población más joven hay en Valencia altos niveles de vacunación” y la mayor “generalmente se ha expuesto de forma natural”.
Tampoco consideran los especialistas consultados que vayan a proliferar cólera o tifus, dos infecciones bacterianas que se transmiten principalmente a través del agua y los alimentos contaminados y que son muy frecuentes y problemáticos en países en desarrollo. Por esta razón, conviene monitorizarla en contextos como el de Valencia, pese a que sean “improbables”. “Suelen aparecer cuando se contamina el agua potable y aquí se tomarán medidas para que esto no ocurra”, sentencia Toledo.
Heridas y accidentes
La sobreinfección de las heridas, al entrar en contacto con las aguas contaminadas, será otro de los riesgos frecuentes a partir de ahora. La primera medida de prevención es protegerse cubriendo todo el cuerpo, y a ser posible, llevando botas de agua. Si hay heridas hay que desinfectarlas y si hay están sucias o provocadas por restos sospechosos, conviene poner la vacuna del tétanos, una peligrosa infección bacteriana. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha instado a los vecinos de las zonas afectadas por la dana y a las personas que están ayudando a paliar las consecuencias del temporal, a vacunarse contra en caso de sufrir “alguna herida o sangrar en las labores de reconstrucción”.
Toledo alerta además de que el fango, en los primeros días, no huele, lo que hace que mucha gente se confíe y no sea consciente del peligro que puede suponer entrar en contacto con él. Conforme quede estancado sí comenzará a desprender mal olor, lo que “en parte es positivo para que se tomen más precauciones”.
Las heridas serán previsiblemente más frecuentes por posibles caídas en zonas anegadas por el barro. Además, se pueden producir otro tipo de accidentes, como los percances eléctricos, fruto de enchufar aparatos en instalaciones que pueden haberse dañado, o las intoxicaciones por trabajar maquinaria impulsada por motores de combustión (como pueden ser limpiadores a presión) en interiores.
Problemas de salud mental
Jesús Linares Martín, director del máster de Psicología de Emergencias de la Universidad Europea de Madrid, explica que en estos días los afectados sufren emociones agudas de sufrimiento como enfado, frustración, tristeza, problemas de sueño, entre otros. Sin embargo, añade, “son reacciones normales a la situación anormal que se está viviendo”.
En cuanto a las consecuencias psicológicas a medio o largo plazo pueden ser distintas y dependerán del nivel de afectación de cada persona. “Lo que nos dice la literatura científica sobre las consecuencias de las emergencias es que la afectación es pequeña en cuanto a residuos psicológicos, pero todo depende del nivel de exposición que se haya tenido en esta catástrofe”, dice Linares. Quienes han perdido a un familiar, su casa o su medio de vida están directamente impactados. En estos casos es más probable que aparezcan trastornos de adaptación, emocionales o trastorno de estrés postraumático en las víctimas más afectadas.
Por ejemplo, el trastorno de estrés postraumático hace que, en ciertos momentos, se reviva la experiencia del evento. Así, personas evitan pasar por ciertas calles, tienen sueños constantes con el evento, tienen bloqueos cuando lo recuerdan y experimentan ansiedad o ataques de pánico, etc. De todas formas, el especialista indica que es importante “dar un mensaje de calma en el sentido psicológico”, pues a diferencia del impacto inicial, las consecuencias psicológicas que suelen quedar a largo plazo son menores. Aunque si la afectación persiste en el tiempo, es necesario acudir a un profesional de la salud mental.
Otras recomendaciones que da Linares para estos momentos es, en la medida de lo posible, evitar el contacto continuo y excesivo de información sobre la dana, y solo buscar contenido necesario en canales oficiales. También retomar rutinas para quienes puedan hacerlo: “Si una persona ha perdido todo será muy difícil, pero si hay un pequeño espacio para hacerlo, intentar retomar rutinas”. Además, pedir ayuda a las personas cercanas, que las personas afectadas no intenten “hacerse los fuertes o evitar ponerle peso a los demás”, sino que manifiesten las necesidades que tienen.
En estos momentos de emergencia también hay que tener en cuenta la salud emocional de los niños, pues ellos ven todo lo que sucede y muchas veces no lo comprenden. Linares aconseja que no se les mienta y se les explique cómo y por qué han pasado las inundaciones y sus efectos. Además, que los adultos no tengan miedo a decir “no sé” y expresar sus emociones frente a los menores. “Los niños tienen que ser partícipes, tienen una gran resiliencia y se readaptan con más facilidad”, dice.
Problemas respiratorios
Peiró advierte de que a medida que se vayan secando las casas, pueden surgir problemas con mohos y esporas, lo que a medio plazo puede causar problemas respiratorios. Por esta razón se están dando instrucciones a la población de cómo secar adecuadamente y ventilar las viviendas una vez que estén limpias.
La Asociación Española de Pediatría realizó en 2019 un estudio tras las danas que afectaron a varias poblaciones de la Región de Murcia en el que concluía que, además de la alta incidencia de enfermedades infecciosas como la gastroenteritis, alrededor de un 14% de los escolares reportaron problemas respiratorios como consecuencia del polvo en suspensión cuando los lodos se secaron o de la humedad y el moho en las viviendas.
Enfermedades transmitidas por mosquitos
Las aguas estancadas no son solo un caldo de cultivo excelente para microorganismos, sino también para insectos como los mosquitos. Con casos de dengue autóctonos detectados cada vez más frecuentemente, no hay que descartar que se puedan producir. No es, sin embargo, un riesgo ni inminente ni probable, en opinión de Toledo: “Tienen que darse muchas circunstancias, que el agua pase mucho tiempo estancada... es algo que habrá que monitorizar, pero que a priori no debe preocupar demasiado”.
Martín Moreno considera que, tras la prioridad de distribuir agua segura y mejorar el acceso a instalaciones sanitarias temporales para evitar el contacto con aguas contaminadas, una de las medidas debería ser establecer un sistema protocolizado de control de vectores. “Eso incluye implementar medidas de control de mosquitos mediante el drenaje de áreas con agua estancada, aplicación de larvicidas y fumigación en zonas de riesgo. La población también debería ser informada sobre el uso de repelentes y medidas de protección personal”, añade.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.