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Bruselas hace público el contrato con uno de los fabricantes de vacunas

La Comisión da acceso a una versión parcial del acuerdo con el laboratorio CureVac tras la presión ejercida desde la Eurocámara por la falta de transparencia

Una enfermera prepara la segunda dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech contra el coronavirus, el pasado lunes, en Gijón.
Una enfermera prepara la segunda dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech contra el coronavirus, el pasado lunes, en Gijón.JORGE PETEIRO (Europa Press)
Guillermo Abril

La Comisión Europea ha dado por primera vez acceso público a uno de los contratos de adquisición de vacunas contra la covid. La medida llega tras un intenso debate por la transparencia en el Parlamento Europeo, cuyos eurodiputados llevan desde el mes de septiembre reclamando el acceso a los acuerdos de compra anticipada pactados entre el Ejecutivo comunitario y los distintos laboratorios.

La iniciativa, que se ha hecho efectiva este martes, llega después de que la semana pasada Bruselas permitiera ya un acceso excepcional a los parlamentarios europeos a una versión parcialmente redactada y censurada del acuerdo sellado el pasado 17 de noviembre con CureVac. La vacuna de esta compañía biofarmacéutica alemana aún se encuentra en fase de desarrollo y sin la preceptiva autorización para su comercialización por parte de la Agencia Europea del Medicamento, pero el Ejecutivo europeo se ha asegurado la precompra de 225 millones de dosis de ella, con opción a adquirir otros 180 millones. Es uno de los seis contratos firmados por Bruselas, que de momento se ha hecho con una cartera potencial de 2.300 millones de vacunas.

La dirección general de Salud habilitó el martes pasado una sala a la que los diputados han podido acceder previa cita a solas, durante un tiempo limitado, dejando los móviles fuera y tras firmar una declaración de confidencialidad, unas restricciones ampliamente criticadas por los eurodiputados. Este mismo documento de 67 páginas, con numerosos tachones, es el que ahora se ha hecho público y accesible a todo el mundo.

“Comenzamos con un contrato porque la compañía [CureVac] ha accedido a revelarlo”, dijo la semana pasada Sandra Gallina, la negociadora en jefe de Bruselas para la adquisición de vacunas, al anunciar el acceso de los parlamentarios. “Es un principio porque espero que las compañías acepten poco a poco a mostrar todos los contratos”, añadió. “En la Comisión no tenemos ningún problema con la transparencia”.

Bruselas siempre se ha escudado en que, por su parte, no hay impedimento para conocer el contenido de estos compromisos, y que son los laboratorios quienes han impuesto el secretismo, a través de cláusulas de confidencialidad. “La Comisión ya está trabajando con las otras compañías para permitir también el acceso a sus contratos”, ha asegurado este martes la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, en una rueda de prensa.

Hasta la fecha no ha sido hecho público de forma oficial ni el precio pactado por dosis, ni los plazos de entrega, ni las cláusulas de responsabilidad por incumplimiento o por los posibles efectos adversos de los pinchazos, aunque una ministra belga publicó en diciembre de forma accidental el coste por dosis en un tuit que enseguida borró, y sobre el que la Comisión no quiso comentar.

En cualquier caso, la publicación en abierto de esta versión parcial del contrato con CureVac, no parece que vaya a solucionar el problema, a juzgar por las críticas durísimas que se han escuchado este miércoles en la Cámara europea, tras la comparecencia de la comisaria Kyriakides, y antes de que el contrato fuera accesible de forma universal.

“¡Vaya circo! Teléfonos confiscados, declaración de confidencialidad, todas las informaciones fundamentales tachadas...”, ha protestado Marc Botenga, eurodiputado belga del grupo de la izquierda y uno de los primeros en revisar la versión censurada del acuerdo la semana pasada. “Al final han dejado ustedes [la Comisión] que sean las empresas quienes decidan qué pueden leer los europarlamentarios. ¡Bravo! Si querían facilitar la transparencia lo han logrado”, ha expresado con ironía.

“De seis párrafos sobre la responsabilidad jurídica, y sobre quién es el responsable de los problemas, hay dos párrafos que están tachados, que no se pueden leer”, ha añadido el liberal francés del grupo Renew Pascal Canfin, que ha sido uno de los más críticos con la opacidad del Ejecutivo y fue el primer eurodiputado en sentarse a solas frente al contrato el martes de la semana pasada. “¿Cómo quieren ustedes que nosotros, como representantes de los europeos, podamos estar satisfechos con esta transparencia parcial?”.

Ante una campaña de vacunación que avanza a distintas velocidades según los países, sin que se sepa muy bien si se trata de problemas logísticos de las compañías o de los Estados, una creciente especulación sobre posibles contratos firmados en paralelo por parte de algunos Gobiernos y con un movimiento antivacunas que podría llegar a suponer un problema de cara a lograr la inmunidad en algunos rincones europeos, los europarlamentarios han seguido reclamando una mayor transparencia más allá de estos primeros pasos, que muchos ven escasos.

“Es imprescindible para luchar contra la desinformación y para transmitir la confianza que la ciudadanía hoy necesita”, ha reclamado Iratxe García, presidenta del grupo socialdemócrata. “Las teorías de la conspiración nacen de la falta de información, de la oscuridad. Encendamos la luz para alumbrar todo lo que hay en este proceso”, ha pedido Dacian Ciolos, presidente de Renew.

“La lectura (parcial) del contrato es angustiosa”, ha asegurado la eurodiputada francesa Manon Aubry, también del grupo de izquierda, en una reacción en Twitter justo tras la publicación del acuerdo. “La vacuna, fruto de la inversión pública, es propiedad exclusiva de las grandes farmacéuticas. Las empresas son irresponsables si ocurren efectos negativos En resumen, privatización de ganancias, socialización de pérdidas”.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.

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