El gasto en becas de excelencia se recorta a niveles de hace 15 años
Educación quita 948 ayudas universitarias de colaboración y deja el presupuesto en la mitad. Los alumnos pasarán de percibir 2.700 euros a 2.000 euros
Las becas de excelencia, aquellas que perciben los alumnos universitarios mientras trabajan en un departamento y finalizan sus estudios, alcanzan ya los niveles de hace 15 años. El Gobierno ha equiparado su presupuesto con las cifras de 1998 —de 8,9 millones ha bajado a 4,7 millones— y las cuantías han retrocedido en el calendario un poco más. Los beneficiarios del próximo curso pasarán de cobrar 2.700 a 2.000 euros, 103 euros menos de lo que se percibía en 1993, hace 20 años. Menguan también los beneficiarios: de 3.304 becas a 2.356, cifra parecida a la de hace tres lustros. Con 948 becarios menos y un descuento de 700 euros, el Estado se va a ahorrar 4,2 millones.
Como en las polémicas becas generales, en las de colaboración se ha subido el umbral académico mínimo para obtener una. Podrán optar los alumnos de último curso de grado, segundo ciclo o de másteres oficiales con una nota media de un siete en ingenierías, un ocho en Ciencias Sociales y de la Salud y un 8,5 en Ciencias Jurídicas y Humanidades, un punto más que el exigido hasta ahora. Además, hay que presentar el proyecto de colaboración
. Izquierda Unida ha denunciado que este alza va en detrimento de personas que “no puedan dedicarse a tiempo completo a sus estudios y por tanto tampoco puedan obtener las más altas calificaciones”.
Carlos Sánchez, que tiene 23 años, se benefició, cuando cursaba 5º, de una beca de investigación. “Es clave porque te permite conocer si te gusta esto o no”, asegura ahora que colabora en el departamento de química analítica de la Universidad de Alicante con una tesis sobre análisis de combustibles. Hace dos cursos recibió 2.700 euros de ayuda y la nota media de acceso era un 6,5: “Estábamos convencidos que se iban a ampliar —este año coinciden los alumnos de la antigua licenciatura y los de grados, con lo que habrá más demanda— y ha sido al revés”, comprueba indignado.
Wert adelantó que las ayudas sociales restarían a las de rendimiento
A principios de julio, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, ya adelantaba que las becas para los más desfavorecidos —que hasta el alza de los requisitos académicos crecían de manera exponencial por el empobrecimiento de las familias— iban a restarle dinero a las de colaboración, obtenidas por los mejores expedientes. “En el afán por preservar estas becas de base social, hemos tenido que renunciar a las de excelencia, basadas exclusivamente en el rendimiento. Nos ha dolido mucho, porque creo que el sistema tiene que ser consistente en enviar señales de valor acerca del rendimiento y el esfuerzo”, dijo Wert. Finalmente, también se ha ahorrado en estas, porque se han concedido 10.000 becas “sociales” menos que el curso anterior.
Águeda Cabañete, matriculada en un máster en Ciencias de los Alimentos, considera que estas becas permiten al alumno, en la recta final de su formación superior decidir si “realmente quieren dar clases o pasarse la vida en un laboratorio investigando”.
Así lo ve también la asamblea de representantes de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Valencia. “Supone la decapitación de la investigación básica y clínica”, ha manifestado en un comunicado. Los departamentos van a perder una de las dos becas y menos alumnos optarán a ella al requerirse un ocho (no un siete) de media. A la asamblea le preocupa sobre todo el impacto académico, no el económico. “Los mejores expedientes no tienen por qué tener un mayor interés en la investigación que los que tienen un expediente ligeramente inferior”.
La nota media para acceder a esta beca va a subir un punto este curso
Educación establece el número de estas becas que otorga a las universidades (también privadas) y los consejos sociales son los encargados de repartirlas. En Sevilla han perdido 53 becas y el vicerrectorado de estudiantes explica que han “primado a los departamentos que antes no habían tenido becarios frente a los que sí”. Casi todos los que cursan máster destinaban hasta ahora esos 2.700 euros a pagar la matrícula. La intención es “crear la cantera de investigadores”, por lo que recomiendan que la soliciten quienes piensan seguir apegados a la universidad, pues se suman a una línea de investigación. Y recuerdan que es posible colaborar sin recibir remuneración. Muchas universidades tienen, además, unas becas de colaboración que dependen de sus presupuestos.
Las Séneca, reducidas a cenizas
A principios de 2013, el ministro de Educación, José Ignacio Wert, ya anunció que el próximo curso no habrá otras becas meritorias pues desaparecen las Séneca, de movilidad de los alumnos entre los campus españoles, al estilo de las Erasmus. La explicación del ministerio fue la misma que ahora concede para argumentar la poda: “Dar prioridad a las becas generales”.
El presupuesto de las últimas Séneca, que se han convocado durante 13 años, fue de 6,67 millones. Se beneficiaron 2.050 becarios, que recibieron 500 euros al mes para estudiar fuera de casa, además de unos 120 o 200 para gastos de desplazamiento.
Los rectores propusieron entonces a Educación continuar con el programa en 2013-2014 “aunque fuera de forma simbólica, con una o dos becas por universidad”. Su propuesta cayó en saco roto. Las Séneca, solicitadas a través del Sistema de Intercambio entre Centros Universitarios Españoles, eran muy competitivas.
Las Erasmus, también basadas en el rendimiento académico y no en la renta, se han recortado un 75% respecto a 2011, hasta los 15,2 millones. La UE aporta 105 euros al mes, Educación 150 euros durante ocho meses y las comunidades completan con algo más la ayuda.
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