Una terapia génica prolonga hasta un 24% la vida en ratones
El ensayo consiste en estimular el mecanismo de reparación de los cromosomas
Un experimento con terapia génica ha conseguido prolongar la vida en ratones hasta un 24%, aparte de retrasar la aparición de síntomas asociados con el envejecimiento. El trabajo, que ha liderado la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Blasco, y en el que también han participado Eduard Ayuso y Fátima Bosch, del Centro de Biotecnología Animal y Terapia Génica de la Universidad Autónoma de Barcelona, se publica en la revista EMBO Molecular Medicine.
El ensayo se basa en estimular la actuación de una proteína, la telomerasa. Esta máquina celular es la encargada de reparar los telómeros, que son los extremos de los cromosomas, y el campo en el que Blasco ha concentrado su investigación. La diferencia es que la directora del CNIO ha estado casi siempre preocupada en cómo inactivar esta función en las células cancerígenas para evitar que proliferen, mientras que esta vez se ha probado y diseñado un método para aumentarla.
En el trabajo se inyectaron a ratones jóvenes (un año) y viejos (dos años) con un virus modificado para que incluyera en su material genético el gen (el código) que secuencia la telomerasa. Al producirse la infección, el microrganismo inserta su material genético en el animal, y este empieza a producir más telomerasa de lo normal.
El resultado ya se había intentado modificando embriones de ratón, pero la ventaja de este sistema es que se puede utilizar también en humanos, ya que no implica manipular los embriones. Además, se usaron como vectores (los encargados de introducir los genes nuevos) virus de especies inocuas para los humanos.
“Los ratones que fueron tratados al cumplir el año vivieron, de media, un 24% más; los de dos años, un 13% más. Además, la terapia mejoró sensiblemente la salud de los animales, retrasando la aparición de enfermedades asociadas a la edad, como la osteoporosis y la resistencia a la insulina, y mejorando los valores de indicadores de envejecimiento, como la coordinación neuromuscular”, indica el CNIO en una nota.
Los investigadores también han visto que los ratones así tratados no tienen más riesgo de desarrollar un cáncer que el resto. Opinan que ello se debe a que aunque se potencia la reproducción celular, y, por tanto, la posibilidad de acumular errores (mutaciones) en el genoma que conduzcan a esta enfermedad, no les da tiempo a que su número sea tan grande como para manifestarse.
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